La CIA rastreó museos militares en busca de aviones Ju-87 “Stuka” con Trompetas de Jericó.

Más de una década después del final de la Segunda Guerra Mundial, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) inició un proyecto para desarrollar una sirena accionada por aire que pudiera acoplarse fácilmente a un pequeño avión para operaciones de guerra psicológica. La inspiración para este dispositivo, apodado el Cuerno de Jericó, fue un sistema similar al que los nazis habían empleado en el legendario bombardero en picado Ju-87 Stuka. Al final, la CIA localizó al diseñador de esa sirena y recorrió los museos de Estados Unidos en busca de información sobre los Stuka antes de construir sus propios prototipos.

Un desconocido oficial de la CIA parece que hizo una solicitud escrita a mano de “una sirena o generador de ruido para la guerra psicológica” para su uso en un avión el 8 de mayo de 1958, dando inicio a lo que también se denominó el “Proyecto Screamer”. La razón exacta por la que la Agencia quería este dispositivo no está clara, pero decía “el dispositivo debe usarse junto con un proyecto actual de la Agencia de alta prioridad”, según otro informe, solicitando empezar la “Tarea S”, fechada el 5 de septiembre de 1958.

El documento escrito a mano dice que la CIA quería que el cuerno funcionara en un caza de motor de hélice P-51 Mustang. La Agencia quería que fuera lo suficientemente desconcertante con el avión volando entre 450 y 500 kilómetros por hora y a una altitud de solo 90 metros.

Un trozo de la solicitud manuscrita de la CIA en mayo de 1958 para la “sirena”.

Esta combinación propuesta no es necesariamente sorprendente. En las primeras décadas, después de su creación en 1947, la Agencia usó regularmente una amplia gama de excedentes de aviones de la Segunda Guerra Mundial para operaciones encubiertas en todo el mundo. Durante el derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Árbenz, orquestado por la CIA en 1954, un Thunderbolt P-47 pilotado por mercenarios bombardeó especialmente la ciudad de Chiquimula, a unos 65 kilómetros al este de la ciudad de Guatemala, como parte de un esfuerzo de guerra psicológica asociado para desmoralizar y confundir a las fuerzas del régimen.

 

El problema fue que la CIA no tenía idea de cómo construir tal cosa. “Dan dice que se puede hacer, pero si el programa es un nuevo comienzo, se requiere mucho tiempo y dinero”, dice la solicitud inicial escrita a mano. No hay indicios de quién pudo haber sido este “Dan”.

Muy razonablemente, el primer pensamiento de la CIA fue ver si la Fuerza Aérea tenía un Ju-87 para que el personal pudiera examinar el diseño de la sirena original. El Stuka tenía dos soportes, uno en cada lado de los carenados que cubrían sus dos puntales fijos del tren de aterrizaje principal, que los propios alemanes llamaban Trompetas de Jericó. Tanto esto como el nombre buscado por la CIA para su dispositivo hacen referencia a la historia del Antiguo Testamento, también encontrado en la Biblia hebrea, donde los israelitas, bajo el mando de Joshua, soplando cuernos de carneros, querían derribar los muros de la ciudad de Jericó.

Una imagen de una trompeta de Jericó instalada en un bombardero Ju-87 Stuka

La Agencia descubrió que el Centro de Inteligencia Técnica Aérea en algún momento tuvo un Stuka, pero se había deshecho de él y no se sabía dónde había ido.

El personal de la CIA visitó la Institución Smithsonian creyendo que podría tener una Trompeta de Jericó completa en su colección. Al final resultó que, el Smithsonian no tenía uno de estos aviones y Paul Garber, entonces Subdirector de la Sección de Aeronáutica de la Institución, les dijo que consultasen con el Museo de Ciencia e Industria en Chicago, Illinois, que entonces tenían un Ju-87 en exhibición.

El informe escrito a mano no dice qué sucedió cuando los funcionarios de la CIA fueron a Chicago, pero se habían decepcionado de nuevo. Al avión allí expuesto, era una variante del Ju-87R-2 / Trop, sin carenado de tren de aterrizaje. 

El Ju-87R-2 / Trop en exhibición en el Museo de Ciencia e Industria de Chicago.

Tratar de encontrar un Ju-87 con un equipo completo que daba nombre a las Trompetas de Jericó había sido una especie de búsqueda inútil. Junkers entregó más de 5.000 Stukas de todas las variantes a la Luftwaffe entre 1936 y 1944, pero los alemanes continuaron enviando los aviones cada vez más anticuados al combate hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, al igual que cuando la CIA comenzó su proyecto Jericho Horn en 1958, solo hay dos Ju-87 efectivamente completos en exhibición en el mundo, uno en Chicago y otro en el Royal Air Force Museum en el Reino Unido. 

Dada la dificultad de encontrar una Trompeta de Jericó original, la CIA finalmente tomó una dirección completamente diferente. A partir de 1946, el gobierno de Estados Unidos inició un programa secreto, conocido como Operation Paperclip, el nuevo programa trataba de encontrar y reubicar a científicos, ingenieros y otros especialistas técnicos alemanes en los Estados Unidos para evitar que pudiesen trabajar para la Unión Soviética.

La Agencia identificó a Henning Von Girke, quien había diseñado la Trompeta de Jericó original, entre los “Paperclips” que trabajaban en la Base de la Fuerza Aérea Wright-Patterson. Von Girke proporcionó posteriormente notas de diseño y detalles técnicos sobre su sirena.

Nota escrita a mano sobre la ubicación de Henning Von Girke.

No todos estaban encantados con el plan Trompetas de Jericó. En una reunión del 12 de mayo de 1958, otro individuo consultado por la CIA, cuyo nombre está redactado en el documento escrito a mano, señaló que el icónico quejido del Ju-87 mientras picaba provenía en realidad de su diseño estructural y que los propios alemanes sólo habían hecho un uso limitado de las Trompetas de Jericó, a pesar de que eran un tema popular en cualquier discusión sobre los Stuka. Las trompetas añadían resistencia y ralentizaban a los bombarderos en picado, ya de por sí lentos, y alertaban a los defensores de que se acercaban, lo que hacía que el avión fuera vulnerable.

Esta persona también señaló que la Marina había contratado al Laboratorio Dinámico de la Corporación Chrysler para desarrollar una sirena similar durante la Segunda Guerra Mundial y que habían logrado un diseño superior al de la Trompeta Jericó alemana. Desafortunadamente, las pruebas en un caza con motor de hélice Grumman F6F Hellcat mostraron que el dispositivo hacía que el avión fuera peligrosamente inestable.

La Armada abandonó posteriormente el esfuerzo, decidiendo que un mayor desarrollo no “sería de valor significativo”. Esta persona también dijo a los oficiales de la CIA que “dudaba mucho que el silbato fuera de valor”.

Nota escrita a mano sobre la sirena que Chrysler desarrolló para la Marina que incluye diseño básico.

La CIA decidió continuar con el proyecto y a finales de 1958 había iniciado un contrato con una empresa desconocida, cuyo nombre está redactado en los documentos desclasificados, para construir cuatro prototipos de Trompetas de Jericó. La Agencia inicialmente estimó que el costo del proyecto sería de sólo 6.572 dólares y que tomaría tres meses para competir.

A finales de octubre de 1958, el contratista que trabajaba para la CIA había construido un dispositivo experimental con un silbato accionado por aire y comenzó a ponerlo a prueba en un entorno de laboratorio. Estas pruebas demostraron que el dispositivo podía generar un sonido de silbido de hasta 150 decibeles de alto. Medir el sonido es difícil, ya que se disipa cuanto más lejos está una persona de la fuente y cuánto oye un individuo, para empezar, es muy variable. Sin embargo, para la mayoría de las personas, 130 a 140 decibelios se considera típicamente el umbral del dolor. La CIA aconsejó aumentar el potencial de salida de la sirena a entre 170 y 180 decibelios “por medios electrónicos”.

A pesar de las proyecciones iniciales, el trabajo en la sirena continuó al menos hasta principios de 1959. La primera serie de pruebas de vuelo con una aeronave bimotor Beechcraft AT-11 que transportaba uno de los Cuernos de Jericó tuvo lugar en enero de 1959.

Sin embargo, parece poco probable que la idea de acoplar una sirena a un avión para crear ruidos fuertes y desagradables mientras vuela a alturas extremadamente bajas vuelva a surgir, basándose en la experiencia de la CIA, así como en la de los propios alemanes.

Joseph Trevithick

1 thoughts on “La CIA rastreó museos militares en busca de aviones Ju-87 “Stuka” con Trompetas de Jericó.

  • el 13 abril, 2020 a las 18:26
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    Bueno. Actualmente tienen el A-10 y su cañon, que no solo bufa, si no que mata que no veas.

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