La Fuerza Aérea tailandesa sustituirá 12 de sus veteranos cazas por nuevos aviones.
El jefe de las fuerzas aéreas tailandesas viajará este mes a Suecia y Estados Unidos para discutir los detalles de la adquisición prevista de nuevos cazas, un acuerdo que podría incluir la transferencia de tecnología para fomentar la incipiente industria armamentística del país del sudeste asiático.
El mariscal jefe de la Fuerza Aérea, Panpakdee Pattanakul, tiene en el punto de mira el Gripen, de fabricación sueca, o el F-16 Block 70/72, de fabricación estadounidense, para sustituir a un escuadrón de 12 F-16 As y F-16 ADF. El plan se expuso a principios de este año en un libro blanco que las fuerzas aéreas tailandesas publicaron para explicar su evaluación de seguridad para el periodo 2024-2037.
Fuentes del Ministerio de Defensa afirman que el reloj sigue corriendo para que el ejército del aire finalice el acuerdo, y que está previsto que un comité especial de adquisiciones decida en junio qué escuadrón recibe luz verde.
El plan de compra también ha cobrado urgencia después de que Bangkok tuviera que lanzar aviones para patrullar la frontera occidental de Tailandia hasta abril, al agravarse la guerra civil en la vecina Myanmar.
La aprobación del Gabinete para los fondos del presupuesto para el año fiscal 2024-2025, que comienza en octubre de este año, ha sido respaldada en principio, pero aún puede ser objeto de recortes antes de la votación del presupuesto. Se calcula que la primera fase de adquisición de cuatro reactores de los 12 previstos costará 19.000 millones de baht (517 millones de dólares).
Como incentivo para conseguir apoyo político, el jefe de las fuerzas aéreas ha aceptado incluir una cláusula de “compensación” en el contrato. Esta cláusula obliga al vendedor a compensar al comprador mediante producción bajo licencia, producción subcontratada, transferencia de tecnología o inversión extranjera.
Esta condición ya ha generado un apoyo bipartidista al acuerdo en el parlamento tailandés. “Esto garantizará beneficios económicos y tecnológicos para Tailandia, por lo que es importante contar con estas cláusulas como forma de compensación”, declaró Wiroj Lakkhanaadisorn, legislador del partido de la oposición Move Forward y jefe de la comisión parlamentaria sobre las fuerzas armadas. Se hace eco de sentimientos similares expresados por el primer ministro Srettha Thavisin durante sus reuniones a principios de año con Panpakdee, según fuentes del gobierno.
Bangkok ya cuenta con 50 F-16 en su flota y un escuadrón de Gripens, que adquirió en 2008, convirtiéndose en el primer país del Sudeste Asiático en comprar los cazas polivalentes suecos.
Los analistas militares afirman que la demanda tailandesa de una compensación revisa una vieja política. “Han formado parte de acuerdos armamentísticos en la década de 1990 y principios de la de 2000, pero parecen haber ‘hibernado’ durante algún tiempo hasta ahora”, afirmó Siemon Wezeman, investigador principal del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, un think tank sueco que realiza un seguimiento de la industria armamentística mundial.
El sistema de cohetes de lanzamiento múltiple montado en camión del ejército tailandés ilustra una compensación anterior, que siguió a un acuerdo alcanzado con China para desarrollar localmente un sistema de cohetes guiados basado en un modelo chino para cubrir el rango de 70 a 150 kilómetros.
Los lazos entre Tailandia y China en el ámbito de la defensa han sido objeto de escrutinio por parte de los servicios de inteligencia occidentales con sede en Bangkok. El ejército y la armada tailandeses han recurrido a China en busca de material, mientras que las fuerzas aéreas siguen aferradas a sus vínculos occidentales en materia de defensa.
“Se trata de proteger la tecnología de defensa y de la preocupación de que los chinos puedan acceder a ella durante sus interacciones con los tailandeses”, declaró una fuente de inteligencia de una misión occidental. “Este será un factor debido a los planes de Tailandia para comprar los aviones de combate”.Bangkok ya cuenta con 50 F-16 en su flota y un escuadrón de Gripens, que adquirió en 2008, convirtiéndose en el primer país del Sudeste Asiático en comprar los cazas polivalentes suecos.
Los analistas militares afirman que la demanda tailandesa de una compensación revisa una vieja política. “Han formado parte de acuerdos armamentísticos en la década de 1990 y principios de la de 2000, pero parecen haber ‘hibernado’ durante algún tiempo hasta ahora”, afirmó Siemon Wezeman, investigador principal del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, un think tank sueco que realiza un seguimiento de la industria armamentística mundial.
El sistema de cohetes de lanzamiento múltiple montado en camión del ejército tailandés ilustra una compensación anterior, que siguió a un acuerdo alcanzado con China para desarrollar localmente un sistema de cohetes guiados basado en un modelo chino para cubrir el rango de 70 a 150 kilómetros.
Los lazos entre Tailandia y China en el ámbito de la defensa han sido objeto de escrutinio por parte de los servicios de inteligencia occidentales con sede en Bangkok. El ejército y la armada tailandeses han recurrido a China en busca de material, mientras que las fuerzas aéreas siguen aferradas a sus vínculos occidentales en materia de defensa.
“Se trata de proteger la tecnología de defensa y de la preocupación de que los chinos puedan acceder a ella durante sus interacciones con los tailandeses”, declaró una fuente de inteligencia de una misión occidental. “Este será un factor debido a los planes de Tailandia para comprar los nuevos aviones de combate”.
Marwaan Macan-Markar
Esta noticia pone de relieve dos cosas. Por un lado la polarización que implica la elección de armamentos de alto nivel, como aviones de combate, buques de guerra (en especial submarinos), tanques de guerra, sistemas de misiles y equipos electrónicos, en los que la posibilidad de un país independiente (o neutral) de adquirirlos en ambos lados (occidental o chino-ruso) se acota cada vez más, por la desconfianza que genera que el «otro bando» acceda a sistemas avanzados y pueda copiar o replicarlos. Este fue un punto central en el «affaire S-400» turco, con los resultados por todos conocidos. En este aspecto es Occidente y en especial EEUU el más reticente para entregar sistemas militares complejos sin un acompañamiento o compromiso político consecuente por parte del país comprador. El segundo punto es que cada vez más seguido, aquellos países dispuestos a invertir cuantiosas sumas en sistemas militares exigen contrapartes económica-financieras (inversión) y en especial industriales en el rubro, como forma de incentivar un tipo de industria que genera productividad de alto valor agregado y especialidades, capaces de generar a su alrededor otras industrias conexas, creando pequeños ecosistemas industriales y tecnológicos que pueden ser el núcleo inicial de sistemas mucho mayores. Aquellos que estén dispuestos a hacerlo y dispongan de los medios, ganarán cada vez mayor mercado. Un ejemplo es Francia en el rubro naval con el submarino Scorpéne.
Curioso que se descarten aviones asiáticos como el Tejas o el KF-21. Se busca algo relativamente barato, así que Typhoon y Rafale descartados. No entiendo porque el J-10 chino lo descartan cuando Pakistán lo compró como anti-Rafale. El F-35 nunca se les venderá por la conexión china pero es que tampoco tienen el dinero. La ventaja del block 70 es llevar sus F-16 actuales a esa versión y que ya conocen el avion. El Gripen les bien producto pero tendrá difícil competir si EEUU autoriza la venta.