Los B-2 vuelven a volar después de un parón de cinco meses.

Los bombarderos furtivos B-2 Spirit de la Fuerza Aérea reanudarán sus vuelos a partir de este lunes 22 de mayo, tras cinco meses de inspecciones de seguridad después de que uno de ellos se incendiara el pasado diciembre, según confirmó el servicio el viernes.

El general Thomas Bussiere, jefe del Mando de Ataque Global de las Fuerzas Aéreas, aprobó el 18 de mayo la vuelta a la normalidad de la flota con capacidad nuclear, según informó el portavoz del mando, Brus Vidal.

«Hemos llevado a cabo con éxito todas las acciones necesarias para volver con seguridad a las operaciones de vuelo completo», dijo Vidal. «Nuestra capacidad de disuasión nuclear y de ataque de largo alcance nunca estuvo en duda».

No respondió si la Fuerza Aérea encontró problemas en la flota que requirieran una reparación antes de que los aviones pudieran volver a volar, o si alguno de los bombarderos sigue fuera de servicio.

No está claro qué buscaba la Fuerza Aérea al inspeccionar la flota Spirit tras su segundo percance en dos años.

El 10 de diciembre de 2022, una avería en vuelo no revelada obligó a la tripulación de un B-2 a realizar un aterrizaje de emergencia en la base aérea de Whiteman (Missouri), donde los bomberos extinguieron las llamas en el lugar. Nadie resultó herido, según informó el 509º Ala de Bombardeo de Whiteman.

La US Air Force aún no ha hecho pública una versión de su investigación sobre ese accidente.

El incidente se produjo aproximadamente un año después de que fallara el tren de aterrizaje de otro bombardero Spirit, lo que provocó que patinara fuera de la pista de Whiteman y cayera a la hierba con un ala en el suelo. El percance costó a las Fuerzas Aéreas casi 10 millones de dólares.

El servicio no ha dicho si ese B-2, o el que se incendió en diciembre, han vuelto a las Global Strike subrayó durante la pausa que los B-2 podrían seguir siendo enviados por orden del presidente o en apoyo de la seguridad nacional en caso de emergencia.

Los accidentes de B-2 son raros: antes de 2021, el incidente más reciente registrado fue en el año fiscal 2015, según el Centro de Seguridad de la Fuerza Aérea. Fue precedido por un incendio que dañó gravemente un bombardero en 2010. Otro B-2 quedó destruido en un accidente al despegar en Guam en 2008.

La flota de 19 B-2 operativos de la Fuerza Aérea en Whiteman ha volado en misiones de ataque y vigilancia de largo alcance desde la década de 1990, desde la Operación Fuerza Aliada de la OTAN en Yugoslavia hasta las campañas contra el grupo Estado Islámico en Oriente Medio y África.

Estos aviones de dos pilotos pueden transportar hasta 40.000 libras de municiones nucleares y convencionales y han participado en despliegues rotatorios por todo el mundo destinados a prevenir las agresiones rusas y chinas contra Estados Unidos y sus aliados.

Pero la flota es cara de volar y ha tenido problemas para mantenerse en plena forma. Los B-2 registraron una tasa de capacidad de misión del 52,8% en el año fiscal 2022, lo que significa que sólo la mitad de los aviones fueron capaces de realizar al menos una misión clave en vuelo, dijo la Fuerza Aérea el 15 de mayo. Este indicador ha caído casi 6 puntos porcentuales desde el año fiscal anterior.

El servicio tiene previsto retirar la flota en los próximos 10 años para dar paso al B-21 Raider, un bombardero furtivo más avanzado que puede transportar armas convencionales y nucleares.

Rachel S. Cohen

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