Los organismos de control instan al Congreso de EE.UU. a frenar el nuevo motor del F-35

El gasto propuesto amenaza con malgastar más dinero de los contribuyentes en el programa más caro del Pentágono, dicen los defensores.

Un conjunto de grupos de defensa, grupos de reflexión y organismos de control del gobierno han pedido al Congreso de Estados Unidos que reconsidere un plan de 6.000 millones de dólares para fabricar nuevos motores para el avión de combate F-35, argumentando que la propuesta corre el riesgo de convertirse en el último aspecto de despilfarro del controvertido programa.

«El programa F-35 en su conjunto ya ha costado a los contribuyentes estadounidenses una cantidad exorbitante», escribieron las organizaciones en una carta abierta. «Es vital que se tome tiempo y cuidado antes de tomar decisiones que podrían aumentar considerablemente la factura».

La carta llega en respuesta a la versión de la Cámara de Representantes del proyecto de ley de autorización del presupuesto de defensa para 2023, que se debatirá en el pleno esta semana. En su versión actual, el proyecto de ley reserva 503 millones de dólares para el nuevo «Programa de Transición de Motores Adaptativos», que reemplazaría los motores de la mayoría de los F-35 con un diseño que había sido rechazado anteriormente. Los defensores del programa argumentan que esta medida añadiría costes sin abordar sus principales quejas sobre el programa.

Pocos programas del Pentágono son tan debatidos -o tan caros- como el F-35. Como señala la carta, se prevé que el coste de los aviones a lo largo de su vida útil alcance los 1,7 billones de dólares, o «aproximadamente 5.000 dólares por cada hombre, mujer y niño de la nación».

Muchos de los problemas del programa están relacionados con sus motores, que han estado plagados de problemas de calidad que han dejado a muchos de los aviones en tierra. Teniendo en cuenta estos problemas, no debería sorprender que el Congreso esté interesado en volver a poner en marcha los motores del F-35. Pero los organismos de control dicen que el AETP no es la mejor manera de solucionar este problema.

Como se señala en la carta, los nuevos motores sólo serían compatibles con la versión del F-35 de la Fuerza Aérea. Esto dejaría a la Marina y a los Marines, que han pedido casi el 30% de los aviones del programa, fuera de juego. También podría acarrear problemas en el campo de batalla, según Dan Savickas, de la Taxpayers Protection Alliance.

«No habría esa uniformidad para poder intercambiar piezas o reparar rápidamente en el campo de batalla, si fuera necesario, lo que llevaría a un mayor despilfarro y a que el dinero de los contribuyentes tuviera que salir por la puerta», dijo Savickas, cuya organización lideró el esfuerzo para publicar la carta.

Los defensores también se preocupan por el hecho de que la propuesta esté enterrada en la ley de autorización de gastos de defensa, un proyecto de ley «imprescindible» que suele tener más de 1.000 páginas.

«Ése es gran parte del problema del Congreso en general, que mete temas muy controvertidos y apenas resueltos en paquetes más grandes para que se aprueben sin supervisión», dijo Savickas. «Teniendo en cuenta el rendimiento del programa F-35, tienen que tomarse mucho más tiempo para analizarlo y saber si es o no un uso eficiente del dinero de los contribuyentes».

Algunos firmantes han ido más allá en sus críticas al F-35, pidiendo al Congreso que cancele el programa por completo. Pero dado que muchos consideran que el F-35 es «demasiado grande para fracasar», los partidarios de la carta sostienen que forzar una revisión completa de las opciones de motores es la mejor manera de evitar «cualquier gasto adicional que cree costes innecesarios para el pueblo estadounidense.»

«Dados los niveles récord de gasto e inflación, este es el momento en que nuestra nación menos puede permitirse», dice la carta.

Connor Echols