Marines estadounidenses despliegan vehículos blindados LAV-25 en una playa de Puerto Rico.
El martes 30 de septiembre, Marines estadounidenses de la 22.ª Unidad Expedicionaria de Infantería de Marina (MEU) desplegaron vehículos blindados ligeros (LAV-25) a lo largo de la costa de Arroyo, Puerto Rico, en una maniobra de gran visibilidad que subraya la creciente preparación militar estadounidense en el teatro de operaciones del Caribe.
El despliegue se produce en medio de la creciente inestabilidad en Venezuela y el aumento de las tensiones en la región, según informa la cuenta oficial del Cuerpo de Marines de EE. UU. X. Con Washington señalando una postura más alineada con las directivas del Comando Sur de EE. UU. (SOUTHCOM), esta operación es más que una simple rutina: es una demostración de fuerza visible y deliberada, diseñada para la disuasión estratégica.
El LAV-25, un vehículo de reconocimiento anfibio 8×8, fue desarrollado por General Dynamics Land Systems y derivado de la plataforma suiza MOWAG Piranha. Equipado con un cañón de cadena M242 Bushmaster de 25 mm alojado en una torreta biplaza estabilizada y complementado con dos ametralladoras de 7,62 mm, el LAV-25 ofrece una potencia de fuego flexible para misiones de reconocimiento y detección de infantería de marina en despliegue avanzado. Diseñado para cubrir la brecha entre el blindaje pesado y el despliegue rápido de infantería, ofrece movilidad a alta velocidad tanto en carreteras como en zonas de surf, lo que mejora las capacidades de asalto anfibio del Cuerpo de Infantería de Marina.
Las distintivas antenas altas de los vehículos sirven como enlaces de comunicaciones vitales, facilitando la integración de datos del campo de batalla en tiempo real y la interoperabilidad de mando.
Originalmente desplegado a principios de la década de 1980, el LAV-25 cuenta con una larga trayectoria operativa, participando en misiones desde la Tormenta del Desierto hasta Irak y Afganistán, donde su velocidad y agilidad resultaron cruciales tanto en terreno urbano como abierto. Si bien no fue diseñado para combates con blindados pesados, fue fundamental para la rápida recopilación de información, la seguridad de flanco y el apoyo de fuego móvil.
A lo largo de las décadas, las iniciativas de modernización han mejorado su capacidad de supervivencia y la integración de sensores, garantizando la viabilidad de la plataforma LAV a pesar de la incorporación de nuevos sistemas, como el Vehículo de Combate Anfibio (ACV).
En comparación con la serie Stryker del Ejército de Estados Unidos, otra plataforma basada en el Piranha, el LAV-25 sigue siendo más ligero y tácticamente anfibio, aunque carece de algunas mejoras de supervivencia, como los cascos de doble V presentes en las variantes posteriores del Stryker. No obstante, para entornos litorales y operaciones de respuesta rápida como las del Caribe, el LAV-25 mantiene un nicho crucial. Su menor tamaño, su capacidad de nado y sus sistemas de redes en el campo de batalla lo hacen especialmente eficaz en escenarios geográficamente restringidos o de expedición, como el terreno costero de Puerto Rico o las contingencias de ir de isla en isla.
El momento de este despliegue es geopolíticamente significativo. A medida que se agrava la crisis humanitaria y de gobernabilidad en Venezuela, con informes sobre la creciente actividad de las milicias, el tráfico de armas en el mercado negro y las iniciativas diplomáticas de China y Rusia, Washington parece estar recalibrando su presencia militar en la región. Al desplegar blindados anfibios en Puerto Rico, Estados Unidos demuestra su capacidad de disuasión y preparación operativa para la respuesta a crisis, la intervención humanitaria o las operaciones de cooperación en seguridad bajo el mando del Comando Sur.
Este posicionamiento también refuerza la utilidad estratégica de los territorios estadounidenses en la proyección de poder, permitiendo un despliegue rápido en el Caribe y el norte de Sudamérica sin necesidad de acuerdos de base con terceros.
Si bien no se trata de una plataforma nueva, el despliegue del LAV-25 en Arroyo nos recuerda que los sistemas heredados, cuando se modernizan, se conectan correctamente y se emplean estratégicamente, pueden seguir siendo fundamentales para la disuasión de conflictos contemporáneos. En el contexto de la crisis venezolana y la inestabilidad regional en general, la presencia del LAV envía un mensaje calculado tanto a aliados como a adversarios: el Cuerpo de Marines se mantiene anfibio, ágil y operativo en el flanco sur de Estados Unidos.
Teoman S. Nicanci