Panamá pone fin a décadas de neutralidad con la primera compra de aviones de combate ligero.
Panamá ha aprobado un plan de adquisiciones por valor de 197 millones de dólares para adquirir seis aeronaves para el Servicio Nacional Aeronaval (Senan).
Esta compra incluye cuatro aviones de ataque ligero A-29 Super Tucano de Embraer por más de 78 millones de dólares y dos aviones de transporte C-295 de Airbus Defence and Space por más de 109 millones.
El gobierno afirma que la adquisición busca fortalecer las capacidades del país en patrullaje aéreo, respuesta a desastres y asistencia humanitaria. Las nuevas aeronaves reemplazarán una flota obsoleta de 14 aeronaves de la década de 1980, cuyo coste de mantenimiento anual estimado es de aproximadamente 10 millones.
Las autoridades insisten en que esta adquisición no tiene fines de combate.
La decisión de Panamá de adquirir el avión de ataque ligero A-29 Super Tucano, que marca su primera operación con aviones con capacidad de combate, surge tras incidentes recientes relacionados con Estados Unidos.
En diciembre de 2024, el presidente estadounidense Donald Trump amenazó con recuperar el control del Canal de Panamá, alegando que Panamá cobraba peajes excesivos y expresó su preocupación por la posible influencia china.
Estas afirmaciones fueron respondidas con protestas en Panamá y reafirmaciones de soberanía por parte de las autoridades panameñas. Por lo tanto, el aumento de las tensiones podría haber impulsado a Panamá a reevaluar su postura de defensa, lo que ha llevado a la adquisición de aviones de combate para fortalecer su seguridad nacional y consolidar el control sobre activos estratégicos.
Representantes del gobierno panameño explican que el objetivo principal de la adquisición de estas aeronaves es mejorar la vigilancia nacional, las operaciones de búsqueda y rescate, y la respuesta a actividades ilícitas como el narcotráfico y la pesca ilegal.
Las dos aeronaves C-295 se utilizarán para apoyo logístico, vigilancia marítima, búsqueda y rescate, y extinción de incendios aéreos, mientras que los A-29 Super Tucano se centrarán en operaciones de patrullaje aéreo.
Las autoridades sostienen que las aeronaves se utilizarán estrictamente para estos fines y que su adquisición se alinea con las prioridades de seguridad nacional.
El Gabinete autorizó estas compras mediante un proceso excepcional. El gobierno ha declarado que la mayor parte del financiamiento provendrá de fuentes externas, aunque la estructura final de financiamiento aún no se ha confirmado. Las autoridades también destacan que Panamá no cuenta con una fuerza militar y que el Senan es un organismo de seguridad responsable de la vigilancia marítima y aérea nacional, no una fuerza de combate.
El gobierno afirma que la adquisición es necesaria para reemplazar aeronaves obsoletas y mantener la capacidad operativa.
La adquisición de los A-29 Super Tucano marca la primera vez que Panamá operará aeronaves con capacidad de combate. Desde la disolución del ejército panameño en 1989, el país ha dependido de organismos de seguridad como el Senan, la Policía Nacional y el Servicio Nacional de Fronteras.
El aumento de vuelos no autorizados y la actividad del crimen organizado en el espacio aéreo panameño se ha alegado como motivo para mejorar las capacidades de patrullaje aéreo. Esta compra se considera una medida para fortalecer las operaciones de seguridad aérea.
La decisión ha sido criticada por diversas organizaciones sociales y comentaristas políticos, quienes argumentan que los fondos podrían haberse asignado a otras prioridades nacionales, como la salud y la educación. Se han expresado inquietudes sobre las implicaciones financieras de la compra, dada la falta de información pública sobre la estructura final de financiamiento.
Además, algunos críticos cuestionan si esta medida representa un cambio en la política de seguridad tradicionalmente desmilitarizada de Panamá.
En respuesta a estas preocupaciones, representantes del gobierno afirman que la aeronave no se utilizará para operaciones militares ofensivas y que Panamá mantiene su compromiso con su estatus desmilitarizado. Destacan que el Senan funciona como una agencia de seguridad y respuesta a emergencias, más que como una organización militar.
El gobierno argumenta que las aeronaves son necesarias para mantener la vigilancia y la disponibilidad operativa, en particular para combatir actividades ilícitas en territorio panameño.
La flota aérea actual de Panamá consta de 24 aeronaves, incluyendo avionetas y helicópteros utilizados para patrullaje, transporte y entrenamiento.
El Senan opera al menos siete Beechcraft Cessna 208B Grand Caravan, tres aviones de transporte ligero Piper PA-34 Seneca, tres aviones de transporte bimotor Airbus C-212 Aviocar y un De Havilland Canada DHC-6 Twin Otter para transporte y reconocimiento.
El servicio también cuenta con al menos cuatro helicópteros utilitarios MD Helicopters MD-500, cuatro helicópteros Bell 412 y un Sikorsky UH-60 Black Hawk. Para entrenamiento, el Senan opera cinco aeronaves Enaer T-35C Pillán. Se espera que la incorporación de dos aeronaves de transporte C-295 restablezca la capacidad de transporte mediano de Panamá, que ha estado ausente desde principios de la década de 1990, cuando se vendió el único CASA CN-235 del país.
El A-29 Super Tucano fue desarrollado por la empresa brasileña Embraer como una versión avanzada del entrenador EMB-312 Tucano. Fue diseñado para misiones de contrainsurgencia, reconocimiento y entrenamiento de pilotos. Introducido por primera vez en 2003, el avión ha sido adoptado por varios países para operaciones de seguridad y vigilancia fronteriza.
Fue desarrollado para operar en entornos con mínimo apoyo logístico y puede utilizar pistas sin pavimentar. El avión se ha utilizado en diversos contextos operativos, incluyendo misiones antinarcóticos y de interdicción aérea.
El A-29 Super Tucano cuenta con una estructura reforzada diseñada para soportar operaciones de alto estrés y cargas g más elevadas, con una vida útil por fatiga operativa de 8.000 a 12.000 horas. Construido para operar en entornos hostiles con mínimo apoyo en tierra, este avión de ataque ligero está equipado con blindaje de Kevlar alrededor de la cabina y el motor para protegerlo contra el fuego de armas pequeñas.
Cuenta con dos ametralladoras FN Herstal M3P calibre .50 montadas internamente, cada una con 200 proyectiles, para defenderse de amenazas terrestres. La aeronave también es compatible con gafas de visión nocturna (NVG) y cuenta con un sensor infrarrojo frontal (FLIR) integrado para una mejor adquisición de objetivos y operaciones nocturnas.
El tren de aterrizaje está reforzado para operaciones en terrenos difíciles, lo que permite el despegue y el aterrizaje en pistas no preparadas, lo que aumenta su flexibilidad operativa para misiones de reconocimiento, entrenamiento y vigilancia.
Con cinco puntos de anclaje externos (dos bajo cada ala y uno en la línea central), el A-29 Super Tucano puede equiparse con diversas armas, incluyendo bombas de propósito general no guiadas Mk 81 (113 kg) y Mk 82 (227 kg), así como municiones guiadas de precisión como la serie de bombas guiadas por láser Paveway II y las Municiones de Ataque Directo Conjunto (JDAM).
Para misiones de apoyo aéreo cercano, puede equiparse con el módulo de cañón Giat NC621 de 20 mm o misiles aire-aire MAA-1 Piranha. La aeronave se complementa con diversos sistemas de orientación, incluyendo una computadora de misión integrada, un telémetro láser y un sistema de gestión de armas que permite el uso de módulos de orientación avanzados para una mayor precisión. También es capaz de desplegar contramedidas electrónicas para interrumpir los sistemas de radar y guiado de misiles hostiles.
En términos de rendimiento, el A-29 Super Tucano alcanza una velocidad máxima de 590 km/h, un alcance de combate de aproximadamente 550 km y una autonomía de hasta ocho horas. Tiene un techo operativo de 10.670 metros y se ha empleado en diversas operaciones militares, especialmente en campañas de contrainsurgencia.
Países como Colombia y Afganistán lo han empleado en combate, donde se ha empleado para ataques de precisión y operaciones de vigilancia prolongada. Su perfil operativo permite misiones de larga duración con costos operativos relativamente bajos.
Rudis02
Qué metáis aquí a Trump es cómico.
O sea que compran estos súperaviones de generación X, para defenderse de USA.
Es absurdo considerar eso ni siquiera como embrión de ejército. Son aviones ideales para las funciones planteadas. Parar el narcotráfico aéreo con la posibilidad de derribar una avioneta de narcos que además suelen tener armas, desde un simple fusil hasta algún misil antiaéreo. Según el poder del cartel implicado. Si quisieran defenderse mínimamente de un ataque de EEUU no podrían, un solo grupo de ataque de un portaviones tiene más personal que todo el que pueda tener Panamá y no hablemos de la ventaja astronómica de sus sistemas de armas. Lo más sencillo si quisieran defenderse de un país como sería una asociación militar con uno o varios países fuertes que con la paranoia de china una base a cada lado del canal y su respaldo sería una opción más simple y barata para Panamá o china si tuvieran la más mínima militarización del canal.