La industria de defensa francesa pagará una quinta parte del futuro portaaviones de Francia.

El proyecto de ley del presupuesto militar septenal ha asignado una dotación inicial de 5.000 millones de euros para un portaaviones de nueva generación, cuya construcción comenzará a finales de 2025 o principios de 2026, según declaró el ministro de las Fuerzas Armadas, Sébastien Lecornu, al diario Le Parisien.

Un portaaviones de propulsión nuclear es uno de los proyectos clave del presupuesto militar propuesto para 2024-2030, que asciende a 413.000 millones de euros. Se trata de un fuerte aumento con respecto al presupuesto militar de 295.000 millones de euros para 2019-2025, lo que refleja la respuesta francesa a la invasión rusa de Ucrania.

El Gobierno «iniciará definitivamente la construcción hacia finales de 2025 o principios de 2026», declaró el ministro al diario. Esta entrevista se produjo antes de la presentación del proyecto de ley sobre el presupuesto militar en la reunión del gabinete gubernamental del 4 de mayo.

El Ministerio de las Fuerzas Armadas aprobará el diseño preliminar detallado del portaaviones a finales de este mes, dijo, y las pruebas de mar se llevarán a cabo en 2036-2037.

El presidente Emmanuel Macron bautizará el buque, que sucederá al portaaviones nuclear Charles de Gaulle.

El futuro portaaviones será una «catedral de la tecnología», dijo el ministro.

Recientes informaciones de los medios franceses habían señalado la resistencia política de la primera ministra, Elisabeth Borne, a la cuantiosa financiación necesaria para el portaaviones, planteando la perspectiva de posponer el lanzamiento del programa naval de alto perfil un par de años.

El contratista principal, Naval Group, el constructor naval Chantiers de l’Atlantique y otras empresas han acordado contribuir con un total de 1.000 millones de euros a la construcción del buque de guerra, para evitar retrasar el lanzamiento del programa, según informó el sitio web de negocios La Tribune. «No tenían otra opción», decía el informe, añadiendo que el Ministerio de las Fuerzas Armadas había pedido un anticipo de tesorería y que, si cada empresa aportaba su parte, TechnicAtome no tendría que hacer ninguna contribución financiera.

El portaaviones, que será operado por 2.000 marineros, pesará unas 75.000 toneladas, transportará unos 30 cazas, entre ellos el Rafale de futuros estándares F5 o F6, y el previsto Caza de Nueva Generación. También habrá aviones espía Hawkeye, helicópteros y drones de combate y vigilancia.

Existe un debate sobre la conveniencia de construir un portaaviones de este tipo, cuyo valor se estima en 10.000 millones de euros, según informó el telediario France 2, ya que el buque de guerra correría el riesgo de ser hundido por misiles supersónicos enemigos lanzados a miles de kilómetros de distancia.

No tenía sentido tener un buque que sería «obsoleto», carecería de pertinencia y costaría demasiado, declaró a France 2 un ex general de las Fuerzas Aéreas, Bernard Norlain. Por su parte, Camille Grand, antiguo alto funcionario de la OTAN, afirmó que un buque de este tipo era necesario para proteger los intereses franceses de ultramar, con casi dos millones de franceses viviendo en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico.

Una fuente de la industria de defensa afirmó que el futuro buque de guerra era una señal de importancia política, ya que mantendría el lugar de Francia, junto con EE.UU. y el Reino Unido, en el selecto club de los operadores de portaaviones, en la línea de que las tres naciones están armadas con armas nucleares y cada una de ellas ocupa un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.

La construcción de la caldera nuclear para el portaaviones también ayudó a mantener la industria nuclear civil francesa y a unir a la nación en torno a un programa que evocaba los principios gaullistas de la independencia francesa, dijo la fuente de la industria.

Un portaaviones era «indispensable», y la construcción debía comenzar lo antes posible. El portaaviones estará protegido por su propia flota aérea, así como por fragatas de defensa antiaérea y submarinos de ataque del grupo de ataque del portaaviones. El buque permitirá a la marina francesa mantener su lugar como potencia de primer rango con la marina estadounidense, compartiendo los servicios aliados el liderazgo de los grupos de ataque naval que navegan en el Océano Índico.

El portaaviones previsto es un «importante factor de autonomía estratégica» que, junto con la disuasión nuclear, contribuye a hacer de Francia «una potencia diplomática y militar de primer orden», según un informe del Senado francés, publicado el 24 de junio de 2020.

«Esta autonomía estratégica nos permite defender nuestros intereses en todos los continentes y en todos los océanos, decía el informe. «Debe ser preservada».

El hecho de que el futuro portaaviones dependiera de catapultas electromagnéticas construidas en Estados Unidos no planteaba ningún problema importante para la búsqueda francesa de la autonomía estratégica, según el informe.

El coste anual del programa de portaaviones sería de 450 millones de euros, es decir, el 1,5% del presupuesto de defensa o el 0,02% del producto interior bruto, y se prolongaría durante al menos 10 años, según el informe. La mayor parte de la financiación se necesitaría después de 2025 en virtud de la próxima ley de presupuestos militares.

El portaaviones Charles de Gaulle se retirará en 2038. El buque, que desplaza 42.000 toneladas, será sometido a una inspección rutinaria y a una revisión de la caldera nuclear, el casco y el eje de la hélice, y quedará fuera de servicio entre mayo y diciembre.

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