Rusia aleja sus aviones del frente mientras Ucrania ataca a fondo sus bases aéreas

Rusia ha retirado decenas de aviones de las líneas del frente en respuesta a un ataque masivo de drones ucranianos contra una base militar situada muy por detrás de las líneas enemigas, según nuevos datos de inteligencia occidentales.

El 27 de abril, las fuerzas ucranianas dispararon docenas de aviones no tripulados de ataque contra el aeródromo de Kushchyovskaya y contra dos refinerías de petróleo en el suroeste de Rusia, probablemente con la intención de interrumpir las operaciones altamente destructivas de Moscú con bombas planeadoras. Se trata de los últimos ataques de largo alcance de Kiev contra instalaciones militares y energéticas de Moscú.

El Ministerio de Defensa británico declaró que el ataque contra Kushchyovskaya “probablemente ha contribuido a que aproximadamente 40 aviones de diferentes tipos hayan sido retirados de la zona y dispersados a múltiples aeródromos más alejados de la línea del frente” durante la última semana.

“Es poco probable que el impacto de esto sea inmediatamente obvio o dramático. Sin embargo, Ucrania ya ha demostrado su capacidad para atacar mucho más adentro de Rusia que estos lugares de dispersión”, escribió el Reino Unido en una actualización de inteligencia del viernes. Sin embargo, no especificó dónde se encontraban estas nuevas ubicaciones.

“Forzar tales medidas de dispersión significa que la duración de las salidas tendrá que aumentar para mantener la misma permanencia sobre el espacio de batalla”, continúa la actualización de inteligencia. “Esto a su vez requerirá más combustible, lo que aumentará el coste, al tiempo que supondrá una mayor carga para las tripulaciones aéreas”.

Tales resultados supondrían una victoria para Ucrania, que busca aliviar la presión sobre sus fuerzas de primera línea y su red de defensa aérea, sometida a una tensión creciente en los últimos meses al carecer de municiones interceptoras críticas.

El ataque de finales de abril no fue la primera vez que los ataques en profundidad ucranianos han obligado a Rusia a reubicar sus activos vulnerables. La flota de drones navales de Kiev ha causado estragos en la Flota del Mar Negro de Moscú, obligándola a dispersar buques de guerra desde su cuartel general en la península ocupada de Crimea hasta una ciudad portuaria de la costa suroccidental de Rusia.

En el aeródromo de Kushchyovskaya se encuentran los cazas rusos Su-34 y Su-35. No quedó claro de inmediato si algún avión fue alcanzado en el ataque del pasado fin de semana, pero el Ministerio de Defensa británico, citando imágenes de vídeo de fuente abierta, dijo que varios kits de bombas planeadoras habían sido destruidos en un almacén.

Las bombas planeadoras tienen superficies de control de vuelo que les permiten elevarse hacia un objetivo en lugar de caer libremente y son un tipo de arma de separación, lo que significa que los aviones rusos pueden lanzarlas a una distancia fuera del alcance de los sistemas de defensa antiaérea de Ucrania.

Estas municiones son difíciles de interceptar porque tienen tiempos de vuelo cortos, firmas de radar pequeñas y trayectorias no balísticas. Destruir los aviones de guerra de Moscú antes de que puedan soltar el arma o golpearlos en tierra son realmente las únicas formas de derrotar la amenaza.

Las bombas planeadoras han sido durante mucho tiempo un quebradero de cabeza para Ucrania, pero Rusia ha confiado cada vez más en ellas este año para golpear a las fuerzas terrestres de Kiev en el frente y en posiciones de retaguardia con efectos devastadores. Los expertos han advertido de que estas municiones podrían desempeñar un papel importante en el apoyo a las operaciones terrestres de Moscú en los próximos meses.

Incluso antes del ataque a Kushchyovskaya, Ucrania ha intentado atacar las bases aéreas rusas en un aparente intento de acabar con la amenaza de las bombas planeadoras. En abril, por ejemplo, Kiev lanzó un gran número de drones contra la base aérea de Morozovsk, aunque el alcance de los daños no quedó claro.

Jake Epstein