Rusia recurre a las tecnologías del programa de tanques T-14 Armata para reforzar su flota de carros T-90M y T-72.
Funcionarios de la industria de defensa rusa y analistas afines al Estado están poniendo un renovado énfasis en la transferencia de tecnologías seleccionadas del problemático programa T-14 Armata a tanques de mayor despliegue, incluyendo el T-90M y las variantes modernizadas del T-72. Este enfoque, descrito por los defensores rusos como pragmático, busca mejorar la capacidad en el campo de batalla, evitando al mismo tiempo los altos costes, los cuellos de botella en la producción y la disponibilidad mínima que han limitado el despliegue a gran escala del Armata.
El proyecto T-14 Armata se concibió originalmente como una plataforma de nueva generación, completamente nueva, que incorporaba opciones de diseño radicales como una torreta no tripulada, una cápsula de tripulación separada y un conjunto integrado de protección activa. Estas características se diseñaron para redefinir la capacidad de supervivencia y la conciencia situacional en el campo de batalla moderno.
Las evaluaciones occidentales al inicio del programa plantearon dudas sobre la capacidad de la base industrial rusa para producir un sistema de este tipo a escala y con un coste razonable. Los críticos señalaron que, si bien los ejércitos occidentales llevan mucho tiempo buscando conceptos similares de protección de la tripulación, Rusia se enfrentaba a retos más profundos en electrónica, calidad de fabricación y mantenimiento a largo plazo.
En este contexto, los medios rusos destacan las tecnologías derivadas del Armata que se están considerando para su transferencia a la flota de tanques. Entre ellas, destaca el avanzado cañón principal de ánima lisa 2A82 de 125 mm y la posibilidad de adaptar su arquitectura de control de fuego a la torreta del T-90M. Esta torreta ofrece mayores velocidades iniciales y un rendimiento balístico mejorado en comparación con los antiguos cañones de la serie 2A46, lo que teóricamente mejora la capacidad de combate a larga distancia y la penetración de la energía cinética. Los analistas rusos argumentan que esta actualización podría aumentar considerablemente la efectividad en combate del ampliamente utilizado T-90M sin la carga política y financiera que supone la producción en masa del Armata.
Sin embargo, los observadores externos se mantienen cautelosos: la propia plataforma Armata ha enfrentado cuellos de botella en la producción, altos costes unitarios y una producción en serie limitada, lo que ha llevado a los planificadores rusos a priorizar el T-90M mejorado y las variantes profundamente modernizadas del T-72, que pueden producirse en cantidades mucho mayores. Las evaluaciones de la industria sugieren que la singular disposición del sistema de propulsión del Armata, su avanzado conjunto de sensores y sus componentes de protección activa han resultado difíciles de industrializar bajo la presión combinada de las sanciones, las pérdidas en tiempos de guerra y la interrupción de la cadena de suministro.
Los análisis occidentales de fuentes abiertas también destacan las limitaciones prácticas de algunos sistemas defensivos asociados con el Armata. Los conceptos de protección activa como Afganit se consideran tecnológicamente ambiciosos, pero su eficacia en combate es limitada, en particular contra municiones de ataque superior y misiles antitanque guiados con ojivas en tándem modernos. Los analistas advierten que las envolventes de protección anunciadas podrían no traducirse directamente en un rendimiento fiable en el campo de batalla sin pruebas exhaustivas, entrenamiento de la tripulación e integración con otras medidas de supervivencia.
Además, el historial operativo de la familia básica T-90 en conflictos recientes ha sido desigual. Imágenes de campo y evaluaciones independientes han documentado vulnerabilidades comunes a los diseños de tanques rusos tradicionales, como la ubicación de la munición y la exposición a armas antiblindaje guiadas con precisión y municiones merodeadoras. Estas lecciones aprendidas en el campo de batalla constituyen un factor clave del interés de Moscú en importar selectivamente las tecnologías del Armata a un mayor número de plataformas, en lugar de esperar un relevo generacional completo.
Alain Servaes


