China pondrá en servicio un tercer portaaviones, el Fujian, para ampliar sus operaciones en los océanos Pacífico e Índico.
Según información publicada por el South China Morning Post, el tercer y más avanzado portaaviones de China, el Fujian, podría entrar en servicio oficialmente el próximo mes de septiembre durante el 80.º aniversario de la victoria sobre la agresión japonesa. Un vídeo publicado por la cadena estatal CCTV sugiere que la entrada en servicio podría coincidir con el desfile militar del próximo 3 de septiembre en la capital de China, un evento diseñado para mostrar la creciente fuerza de la Armada Popular de Liberación.
El Fujian, designado Tipo 003, representa un avance decisivo en la tecnología de portaaviones chinos al ser el primer buque equipado con catapultas electromagnéticas. A diferencia de las plataformas de salto de esquí de sus predecesores, el Liaoning y el Shandong, el sistema CATOBAR del Fujian permite el lanzamiento de aeronaves más pesadas y diversas, incluyendo variantes avanzadas del caza J-15T y el avión de alerta temprana aerotransportado KJ-600.
Imágenes satelitales publicadas en julio de 2025 mostraron al buque realizando preparativos en la cubierta de vuelo, y en agosto, las cámaras de CCTV confirmaron los simulacros de catapulta con cazas embarcados.
Botado en junio de 2022 en el Astillero Jiangnan de Shanghái, el Fujian ha completado al menos ocho salidas de pruebas en el mar, desde las pruebas básicas de propulsión de la nave hasta complejas operaciones de aviación. Los analistas navales subrayan que este rápido ritmo refleja la determinación de Pekín de cerrar la brecha tecnológica con la Marina de Estados Unidos, cuyos portaaviones clase Gerald R. Ford también utilizan sistemas de lanzamiento electromagnéticos.
La puesta en servicio del Fujian marcará la transición de China a una auténtica flota de tres portaaviones, lo que aumentará significativamente su capacidad para sostener operaciones de largo alcance en los océanos Pacífico e Índico. Por primera vez, la Armada Popular de Liberación tendrá la capacidad de desplegar grupos de ataque de portaaviones modernos con capacidades orgánicas de alerta temprana y guerra electrónica. Este cambio fortalecerá la capacidad de Pekín para proyectar su poder mucho más allá de la primera cadena de islas, lo que afectará directamente el equilibrio estratégico en los mares de China Meridional y Oriental.
Al hacer coincidir la puesta en servicio con el desfile del Día de la Victoria, de carácter políticamente simbólico, China refuerza tanto su narrativa histórica de resistencia como su mensaje de fuerza naval. Se espera que el debut del Fujian en servicio operativo envíe una señal contundente a sus rivales regionales, en particular a Japón y Taiwán, a la vez que subraya las ambiciones de Pekín de desafiar el dominio marítimo estadounidense en Asia.
El Fujian, con un desplazamiento estimado a plena carga de entre 80.000 y 85.000 toneladas y una eslora de unos 316 metros, está propulsado por un sistema integrado convencional capaz de sostener catapultas electromagnéticas. Esta tecnología de lanzamiento sitúa a China, junto a Estados Unidos, como la única armada que despliega portaaviones CATOBAR. Su ala aérea proyectada, de más de 60 aeronaves, incluirá cazas embarcados J-15T, aviones de alerta temprana aerotransportados KJ-600 y helicópteros para guerra antisubmarina y misiones de búsqueda y rescate.
A diferencia del Liaoning, un buque de clase Kuznetsov reacondicionado, comisionado en 2012 y utilizado principalmente para entrenamiento, y del Shandong, el primer portaaviones de fabricación nacional chino, comisionado en 2019 con una cubierta de salto de esquí, el Fujian es la primera plataforma verdaderamente avanzada operativamente, diseñada para rivalizar con los estándares occidentales de la aviación naval.
La introducción del Fujian sitúa a China en una nueva dimensión de poder naval. Con tres portaaviones en servicio, la Marina del Ejército Popular de Liberación podrá mantener un ciclo operativo continuo de entrenamiento, despliegue y mantenimiento. Esto permite que al menos un grupo de ataque de portaaviones permanezca listo para el combate en todo momento, acercando a Pekín a la doctrina operativa practicada desde hace tiempo por la Marina estadounidense.

Comparado con sus homólogos internacionales, el Fujian se erige como un portaaviones de transición que cierra la brecha tecnológica con las plataformas más avanzadas del mundo. Los portaaviones estadounidenses de la clase Gerald R. Ford, con propulsión nuclear y alcance ilimitado, aún mantienen una ventaja decisiva en términos de generación de salidas, autonomía y proyección de potencia, mientras que el portaaviones francés Charles de Gaulle, aunque de propulsión nuclear, opera a menor escala con un desplazamiento de alrededor de 42.000 toneladas y un ala aérea limitada.
Sin embargo, el Fujian chino se posiciona entre estos extremos al combinar la tecnología moderna de lanzamiento electromagnético con capacidad de gran cubierta, aunque carece de propulsión nuclear. Esto le otorga un alcance operativo significativo en teatros de operaciones regionales, incluso si su autonomía global sigue siendo limitada en comparación con los portaaviones estadounidenses de propulsión nuclear.
El impacto estratégico de este desarrollo es innegable. Japón, que actualmente modifica sus buques de la clase Izumo para operar cazas F-35B, se enfrenta ahora a un rival regional con la capacidad de desplegar aeronaves de alerta temprana aerotransportadas de ala fija, una capacidad de la que Tokio carece. Para Taiwán, la presencia de un portaaviones capaz de lanzar paquetes de ataque más grandes con una persistencia prolongada supone un nuevo reto para su ya sobrecargada planificación de defensa.
A nivel mundial, el Fujian señala el surgimiento de China como una auténtica armada de alta mar y un competidor de la estadounidense, con posibles despliegues que se extienden al océano Índico y a otras zonas. Este desarrollo acelerará las alianzas regionales de seguridad como AUKUS y el Quad, a medida que las naciones aliadas se adaptan a un equilibrio de poder naval cambiante.
Desde una perspectiva europea, la puesta en servicio del Fujian de la Marina china también conlleva consecuencias estratégicas más amplias. La expansión naval china coincide con la creciente actividad en el Mediterráneo y en los litorales africanos, donde Pekín ya ha establecido una presencia permanente en Yibuti y continúa ampliando los acuerdos de acceso a los puertos.
Los planificadores de la OTAN son cada vez más conscientes de que una fuerza de portaaviones china plenamente operativa podría eventualmente aparecer en regiones donde las armadas europeas mantienen intereses clave, en particular en la protección de las rutas marítimas entre Europa, África y Oriente Medio.
Para Francia, la llegada del Fujian refuerza los argumentos a favor de un sucesor del Charles de Gaulle, mientras que el Reino Unido e Italia podrían reevaluar el alcance de sus programas de portaaviones con los F-35B para garantizar una interoperabilidad y una disuasión creíbles. A largo plazo, el Fujian subraya que Europa no puede permitirse considerar el auge naval de China como una preocupación puramente indopacífica, sino como un factor global que determinará la postura marítima de la OTAN durante las próximas décadas.
Rudis04