EE.UU. se hace con una base militar «crítica» con vistas a Taiwán y reclamada por China.

En medio de las crecientes críticas chinas por el papel estadounidense en el Mar de China Meridional, el presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr, anunció que cuatro nuevas bases militares en virtud de un acuerdo de defensa con EE.UU. estarían repartidas por todo el país, incluida una en una provincia con vistas a Taiwán.

«Hay cuatro emplazamientos adicionales repartidos por Filipinas: algunos en el norte, otros en Palawan y otros más al sur», declaró Marcos a la prensa al margen del aniversario de la fundación del ejército filipino.

El anuncio se produce después de que uno de los cazas más avanzados de las Fuerzas Aéreas estadounidenses, el F-22 Raptor, se ejercitara con las Fuerzas Aéreas de Filipinas (PAF) a principios de esta semana, siendo la primera vez que el caza de primera categoría visitaba la nación.

El presidente filipino declaró además que su país y EE.UU. revelarían pronto la ubicación de las bases, añadiendo que los emplazamientos reforzarían las capacidades del país para proteger la «mitad oriental» de su isla principal, Luzón.

Luzón, la principal isla filipina, es la más cercana a Taiwán, que China reclama como propia.

El mes pasado, en medio de la creciente preocupación por la cada vez mayor agresividad de China en el disputado Mar de China Meridional y la tensión en torno a Taiwán, el ejército estadounidense logró asegurarse el acceso a cuatro bases adicionales en Filipinas.

Este acceso adicional supera las cinco instalaciones de las que ya disponía Estados Unidos en virtud del Acuerdo Ampliado de Cooperación en materia de Defensa (EDCA) de 2014.

El EDCA concede a Estados Unidos acceso a bases filipinas para entrenamiento conjunto, preposicionamiento de equipos, pistas de aterrizaje, almacenamiento de combustible e instalación de viviendas militares.

Esto no constituye una presencia militar estadounidense permanente en Filipinas. No obstante, China considera que la ampliación de la presencia militar estadounidense en Filipinas es una provocación.

Por ejemplo, justo después de que Manila y Washington firmaran el acuerdo de ampliación, la embajada china en Manila respondió airadamente.

La embajada china en Manila declaró: «Estados Unidos, por su propio interés y su mentalidad de juego de suma cero, sigue intensificando su postura militar en esta región. Sus acciones aumentan la tensión regional y socavan la paz y la estabilidad de la región».

Al parecer, Estados Unidos había solicitado acceso a bases en Isabela, Zambales y Cagayan, todas ellas en la isla de Luzón y orientadas al norte, hacia Taiwán, así como en Palawan, en el suroeste, cerca de las polémicas islas Spratly, en el mar de China Meridional. Esta información fue hecha pública por un antiguo jefe militar filipino.

China, Estados Unidos y la importancia de Filipinas

El portavoz de la embajada china en Manila afirmó en un comunicado publicado el 12 de marzo que meter a Filipinas en los «carros de la contienda geopolítica» perjudicará gravemente los intereses nacionales filipinos y pondrá en peligro la paz y la estabilidad regionales.

Más tarde, los informes indicaron que el secretario de la Fuerza Aérea estadounidense, Frank Kendall, se reunió con el jefe de defensa filipino, Carlito Gálvez, en la capital, Manila. Esto ha desatado desde entonces feroces críticas de China, que se opone a la militarización del país, estratégicamente situado cerca del mar de China Meridional y del estrecho de Taiwán.

Chen Xiangmiao, director del World Navy Research Center del National Institute for South China Sea Studies, declaró a Global Times que estos movimientos forman parte de los esfuerzos de Estados Unidos por reforzar su presencia militar cerca del estrecho de Taiwán, lo que aumentará la tensión en la región.

En una ocasión, el embajador de Filipinas en Estados Unidos, José Manuel Romualdez, declaró que el país del sudeste asiático permitiría a las fuerzas estadounidenses utilizar sus instalaciones militares en un conflicto sobre Taiwán. Sin embargo, añadió la advertencia de que esto sólo se haría si peligrara la seguridad de Manila.

Esta no es la postura oficial del Estado.

Para Estados Unidos, el acuerdo reforzará su estrategia de desplegar pequeñas formaciones de soldados por todo el Indo-Pacífico, reforzando las alianzas actuales y forjando otras nuevas para desafiar la creciente influencia de China en la región.

Además, China no es la única que se opone a la expansión de la presencia militar estadounidense en Filipinas. Algunos funcionarios del gobierno local de las zonas donde podría construirse el EDCA no estaban de acuerdo con la decisión de Marcos. La preocupación subyacente expresada por estos políticos ha sido que podrían verse arrastrados a un conflicto entre EE.UU. y China por Taiwán.

Pero Marcos dijo que su gobierno ha discutido la importancia del acceso ampliado a EE.UU. y «por qué será bueno para sus provincias».

Los cinco emplazamientos actuales -Base Aérea Antonio Bautista en Palawan, Base Aérea Basa en Pampanga, Fuerte Magsaysay en Nueva Écija, Base Aérea Benito Ebuen en Cebú y Base Aérea Lumbia en Mindanao- recibirán de Washington una inversión en infraestructuras por valor de 80 millones de dólares.

Dirigiéndose a las tropas filipinas, su presidente les dijo que se mantuvieran vigilantes, ya que la amenaza externa a la seguridad era cada vez más «compleja» e «impredecible».

No nombró abiertamente la amenaza externa. Sin embargo, es de sobra conocido que la supuesta intimidación de China a Estados con disputas territoriales en el Mar de China Meridional ha empujado a este país del Sudeste Asiático al férreo control estadounidense en los últimos años.

Sakshi Tiwari