La explosión del ‘misil británico Storm Shadow’ arrasa el puerto controlado por Rusia.

Rusia se ha enfrentado hoy a un importante bombardeo con enormes explosiones en el puerto ocupado de Berdiansk, donde se cree que Ucrania está aprovechando al máximo los nuevos misiles donados por Gran Bretaña.

Las imágenes muestran el momento en que las instalaciones del puerto son alcanzadas por un supuesto misil Storm Shadow, el misil no nuclear más potente de Gran Bretaña, que puede alcanzar objetivos desde un radio de 150 millas.

Se ve una enorme columna de humo saliendo de un lugar de la zona portuaria en el Mar de Azov, en la región de Zaporizhzhia, ocupada por Rusia.

El medio de comunicación estatal ruso RT dijo que había habido «víctimas y destrucción» por el ataque, cuyo objetivo exacto no estaba claro de inmediato.

El funcionario ruso Vladimir Rogov dijo que se había informado de nueve heridos. Berdiansk fue atacada por primera vez el sábado con misiles Storm Shadow.

El caos también se desató hoy en el interior de Rusia, donde la región fronteriza de Belgorod se enfrentó a nuevos ataques desde el aire.

Al parecer, dos mujeres murieron en el asentamiento de Maslova Pristan en medio de intensos bombardeos en el distrito de Shebekinsky.

Un niño y otro adulto resultaron heridos.

Según un informe, un avión no tripulado lanzó un artefacto explosivo sobre una carretera.

La zona está sitiada por partisanos rusos contrarios a Putin que desafían a las fuerzas armadas desde bases situadas en el interior de Ucrania.

Un vídeo muestra a combatientes de la Legión de Rusia Libre dentro de Rusia en el pueblo de Novaya Tavolzhanka, en la región de Belgorod.

Miles de habitantes han evacuado ciudades y pueblos fronterizos en medio de los combates.

En Mariupol, también ocupada por Rusia y situada en el mar de Azov, las defensas aéreas alcanzaron misiles ucranianos, según informes rusos.

Anteriormente, Rusia se enfrentó a ataques con drones en la región de Kursk, fronteriza con Ucrania.

En un ataque nocturno contra Berdiansk la semana pasada, que según los informes podría haberse llevado a cabo también con misiles Storm Shadow, se vio llover fuego sobre el puerto.

Los vídeos de un edificio de viviendas mostraban una columna de llamas que se cree que se elevaba sobre la zona portuaria tras el ataque.

Se afirmó que un almacén ruso de misiles de defensa antiaérea S-300 había sido alcanzado en el ataque, pero no hubo confirmación inmediata.

Un funcionario ruso anónimo en Zaporizhzhia verificó el ataque en Berdiansk, diciendo que la ciudad estaba «bajo el fuego del régimen de Kiev». Se oyeron explosiones en las afueras [de la ciudad]. Los equipos de primera intervención estaban trabajando en el lugar de los hechos».

MailOnline no pudo verificar inmediatamente si se habían utilizado misiles británicos.

El secretario de Defensa, Ben Wallace, confirmó previamente que Ucrania había utilizado los misiles el 18 de mayo, pero se negó a dar más detalles.

Dijo que los misiles daban a los ucranianos la capacidad de atacar los centros de mando y control rusos que habían sido trasladados más atrás de la línea del frente para mantenerlos fuera del alcance de los sistemas de artillería de cohetes que Occidente había suministrado a Kiev.

Ucrania es el único país al que el Reino Unido ha suministrado públicamente estos misiles.

Con esta entrega, Gran Bretaña se ha convertido también en el primer país en suministrar misiles de precisión de largo alcance a Ucrania.

Los misiles, que cuestan 2,2 millones de libras por unidad, permitirán a las fuerzas ucranianas atacar a mayor profundidad en territorio controlado por Rusia.

Se sospecha que fueron utilizados este mes cuando el diputado ruso Viktor Vodolatsky resultó herido tras un ataque el 15 de mayo.

El misil Storm Shadow se desarrolló por primera vez en 1994, pero fue utilizado por primera vez por el Ministerio de Defensa francés antes de ser empleado por Gran Bretaña.

El misil pesa aproximadamente 1.300 kilogramos (2.900 libras), con una ojiva convencional de 450 kilogramos (990 libras).

Los misiles «dispara y olvida» se preprograman antes de la misión y alcanzan una velocidad de 621 mph (1.000km), llegando a objetivos situados a 350 millas (563 km) de distancia. 

Los misiles fueron utilizados por primera vez en operaciones por las fuerzas británicas en la invasión de Irak de 2003, donde fueron probados, por el Escuadrón 617 de la Royal Air Force.

La RAF y la Fuerza Aérea francesa los han utilizado contra el Isis. Gran Bretaña también los utilizó contra las fuerzas sirias en 2018.

El año pasado, Estados Unidos envió misiles antibuque Harpoon a Ucrania para reforzar su poder ofensivo.

Los misiles también pueden alcanzar objetivos terrestres.

A un precio aproximado de 1 millón de libras por misil, son mucho más baratos que los Storm Shadow británicos, pero tienen un alcance máximo de 150 millas y alcanzan velocidades de hasta 537 mph.

Ambos son misiles «subsónicos», que viajan por debajo de la velocidad del sonido.

Según el analista de defensa James Bosbotinis, el alcance del Storm Shadow le permite alcanzar «objetivos reforzados de alto valor» que «el adversario no quiere que sean atacados», como los búnkeres, según informa Forces.net.

Ucrania también dispone de sus sistemas de cohetes HIMARS para defenderse, pero éstos sólo tienen un alcance de 80 kilómetros.

Las fuerzas rusas se han adaptado sacando sus municiones fuera de alcance durante los enfrentamientos.

No se ha revelado el número exacto de misiles Storm Shadow enviados a Ucrania.

La mayor parte de las existencias del Reino Unido deben reservarse para el caso de cualquier conflicto directo en el que participen fuerzas británicas.

El analista estratégico Howard Wheeldon indicó que el Reino Unido no podía permitirse enviar aviones, ya que su flota actual es demasiado pequeña para defender las Islas Británicas.

Declaró al Mail: Todo el mérito es del gobierno británico por su rápida respuesta y sus acciones, pero la triste realidad es que después de proporcionar un número no cuantificado de misiles Storm Shadow probablemente caducados, el Reino Unido tiene poco más que pueda dar».

Elena Salvoni and Will Stewart