La nueva estimación del gasto militar chino no se sostiene.

La mayoría de los expertos aceptan el hecho de que las estimaciones oficiales publicadas sobre el presupuesto militar de China se quedan cortas. Pero los halcones de China se han aprovechado de esa verdad para inventar estimaciones mal documentadas que exageran el desafío militar que plantea Pekín.

Lo mismo ocurre con el nuevo documento sobre el gasto militar chino publicado esta semana por el American Enterprise Institute. Toma cuestiones reales como el hecho de que China no incluya todas sus actividades militares en su presupuesto oficial y el hecho de que los gastos militares de China son más baratos que los de Estados Unidos, y los utiliza para justificar una cifra enorme y fantasiosa sobre el gasto chino que no puede justificarse con ninguna prueba creíble.

La gimnasia intelectual de AEI cifra el gasto militar chino en más de 700.000 millones de dólares anuales. Un análisis realizado para el Brown Costs of War Project el año pasado tiene en cuenta las mismas cuestiones citadas por AEI, así como otras alternativas, y concluye que, incluso en el peor de los casos, China gasta sólo la mitad de lo que gasta Estados Unidos en asuntos militares. Añádase a esto que una parte significativa del ejército chino se dedica a la seguridad interna, y que sus fuerzas están en gran medida sin probar, ya que no ha luchado en un conflicto real en más de 40 años. Y en ese caso -la invasión de Vietnam en 1979- China no salió especialmente bien parada frente a unas fuerzas vietnamitas más pequeñas pero muy motivadas.

El documento de la AEI también ignora el hecho de que el gasto por sí solo no es una buena medida de la capacidad militar. En términos de poder militar tradicional -desde el número de armas nucleares hasta el tonelaje naval y el número de aviones de combate modernos- China está muy por detrás de Estados Unidos. Su ejército está configurado, en el mejor de los casos, para desempeñar un papel regional, y gran parte de lo que posee es más apropiado para la defensa que para el ataque.

La información sobre el desarrollo de los sistemas de próxima generación, desde las armas impulsadas por la inteligencia artificial hasta los vehículos sin piloto, pasando por las comunicaciones avanzadas y las capacidades de ciberataque, es difícil de conseguir, y por eso son tan importantes las próximas conversaciones destinadas a establecer las reglas del juego para el desarrollo y despliegue de estos sistemas. Pero una cosa está clara. Una carrera armamentística entre Estados Unidos y China en sistemas de alta tecnología no probados, pero muy arriesgados es una receta para la inestabilidad, y podría incluso conducir a una matanza masiva no intencionada debido a fallos de software o a un intercambio nuclear accidental. Esta es una razón más que suficiente para que ambas partes vayan despacio y piensen detenidamente antes de desplegar estos sistemas de nueva generación. Si siguen la pauta de otros sistemas denominados «milagrosos» -desde el campo de batalla electrónico en el periodo de Vietnam hasta la «revolución en los asuntos militares en la década de 1990 y posteriores-, resultarán mucho más costosos y mucho menos útiles de lo anunciado.

La clave para la seguridad de Estados Unidos y China no reside en una carrera para ver quién puede gastar más en sus fuerzas militares. Requerirá un acomodo político y diplomático que reconozca que las dos naciones tienen marcadas diferencias en ciertos temas, pero que estas diferencias se gestionarán mejor mediante el diálogo que mediante la fuerza o las amenazas de fuerza. Una guerra entre Estados Unidos y China -dos potencias con armamento nuclear- sería un desastre sin precedentes para todos los implicados.

Las estimaciones infladas del gasto militar chino no sólo son inexactas. También son irresponsables, porque contribuyen a alimentar la falsa narrativa de que un enfoque militarizado es la mejor manera de gestionar la relación entre Estados Unidos y China.

William Hartung

2 thoughts on “La nueva estimación del gasto militar chino no se sostiene.

  • el 1 mayo, 2024 a las 09:34
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    Supongo que esas conversaciones incluiran una mencion de «esos inestables amigos de su patio trasero que agregan incertidumbre a nuestros acuerdos», «esos pobretones megalomaniacos con armas nucleares, si usted entiende lo que quiero decir»

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  • el 1 mayo, 2024 a las 16:29
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    Las estructuras militares son el bastón en los que se apoya la política de los países dominantes, o con aspiraciones a serlo, ya sea global, regional o local. No se sostiene una política de cualquier naturaleza si no está acompañada de un soporte militar. Esto es y fue así siempre, desde la antigüedad hasta nuestros días. Una de las razones de mayor peso de la desintegración de la URSS fue la degradación económica a causa del intento de seguir el ritmo de inversiones militares propulsadas por el presidente estadounidense R. Reagan. En este marco, se encuadra el movimiento reformista emprendido por M. Gorbachov: glásnot, Perestroika y otros que condujeron a la ruptura final. En definitiva, un sistema que no pudo sostener el nivel de inversión que proponía EEUU. Por supuesto que la capacidad de inversión en el aparato militar define muchas cosas, entre ellas la capacidad de sostener en hechos las políticas emprendidas. Sin dudas que China tiene la economía más pujante de la actualidad y que está construyendo paso a paso una capacidad militar global (imitando a EEUU en casi todo). Pero este nivel de inversión es prematuro, porque su economía aún depende en su mayor parte de los intercambios con sus «rivales» (Norteamérica y Europa) y aún no ha desarrollado la manera de cortar esa dependencia. Enfrentarse a ellos es un suicidio político-económico. Este nivel de gastos sin un fondo clarificador es generar una estructura sobredimensionada para el nivel de influencia política global (y su economía dependiente). China deberá hacer frente a ese nivel de gastos injustificados, excepto que se prepare para usarlos en una pronta guerra. De ser así, nuestra opinión es que sería el peor error que podría cometer el país milenario. Desde muchos puntos de vista, el desafío de China constituye un estímulo para EEUU, que sí tiene desarrollada su estrategia global y que lo motiva a seguir desarrollando su estructura militar.

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