Los dos próximos portaaviones de la US Navy se llamarán USS William J. Clinton y USS George W. Bush.
Ponerle nombre a un nuevo buque de guerra es siempre un ejercicio delicado, ya que se deben tener en cuenta varios parámetros. Por lo tanto, el nombre finalmente elegido debe estar en consonancia con las capacidades y la potencia del buque, y al mismo tiempo tener un fuerte significado. También debe ser parte de la historia y tradición del país cuya bandera enarbolará. Además, las consideraciones políticas también pueden influir en la decisión.
En los Estados Unidos, los portaaviones suelen llevar el nombre de expresidentes, personas que desempeñaron papeles destacados en la historia de la Marina de los EE. UU. o barcos icónicos [como el Enterprise]. Lo que no evita polémicas: en 2020, los partidarios del movimiento Black Lives Matters lanzaron una campaña para cambiar el nombre del USS John C. Stennis y del USS Carl Vinson, nombrados en homenaje a estos dos parlamentarios del Partido Demócrata, anteriormente opuestos al movimiento de los derechos civiles.
Dicho esto, la Marina de los EE. UU. rompió con sus tradiciones al nombrar el cuarto portaaviones en honor a Doris Miller, héroe del ataque a Pearl Harbor [7 de diciembre de 1941] y el primer afroamericano en recibir la Cruz Naval Gerald R. Ford. avión de clase [CVN-81].
Actualmente, el segundo de la serie, el USS John F. Kennedy, será entregado a la Armada de los EE. UU. a finales de este año, mientras que, tras haber sido objeto de un pedido grupal, el USS Enterprise y el USS Doris Miller, todavía están bajo construcción, con entrega prevista para 2028/29 y 2032 respectivamente, que sustituirá al USS Dwight D. Eisenhower y al USS John C. Stennis.
En cuanto a los otros seis portaaviones previstos, la Armada estadounidense aún no los ha encargado. Sin embargo, el quinto y sexto de la serie ya tienen su nombre. De hecho, un comunicado de prensa emitido por la Casa Blanca el 13 de enero anunció que el secretario de Marina, Carlos Del Toro, acababa de decidir que se llamarían «USS William J. Clinton» y «USS George W. Bush».
“El presidente Clinton [1993-2001] y el presidente Bush [2001-2009] guiaron a Estados Unidos a través de algunos de los períodos más difíciles de la historia estadounidense”, argumentó Del Toro. «Su legado perdurará a través de estos portaaviones, que proporcionan plataformas formidables dedicadas a salvaguardar nuestra seguridad nacional y fortalecer nuestra determinación de proteger a esta nación contra cualquiera que amenace nuestras libertades y nuestra forma de vida», añadió.
Al otro lado del Atlántico, la elección de los nombres que se darán a los barcos recae en el secretario de Marina. En Francia por ejemplo, el procedimiento es diferente: corresponde al ministro de las Fuerzas Armadas decidir, a propuesta del Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas [CEMA], informado por un dictamen del Servicio Histórico de la Defensa.
“Cuando personalmente les di la noticia a Bill y George, se sintieron profundamente conmovidos. Cada uno de ellos conoce el peso de las responsabilidades que conlleva ser comandante en jefe”, comentó el presidente Biden durante el anuncio realizado por la Casa Blanca.
“La construcción de los futuros USS William J. Clinton y USS George W. Bush comenzará en los próximos años. Una vez completados, se unirán a la Armada más capaz, flexible y profesional que jamás se haya hecho a la mar. Estarán tripulados por marineros de todos los rincones de los Estados Unidos, quienes conducirán estos barcos con gran riesgo personal, defendiendo nuestra vida, intereses en el exterior y nuestra seguridad aquí en casa”, continuó el jefe de la Casa Blanca.
Sin embargo, aún no se han decidido las condiciones relativas a la adquisición de estos dos portaaviones. Al igual que el USS Enterprise y el USS Doris Miller, es posible que sean objeto de una compra grupal, con el fin de reducir el precio de los materiales necesarios para su construcción y optimizar los costes laborales.
Como recordatorio, construidos por el astillero Huntington Ingalls Industries-Newport News [HII-NNS], los portaaviones de la clase Gerald R. Ford tienen un desplazamiento de 97.000 toneladas a plena carga para una eslora de 337 metros y una manga maestra de 78 metros. Equipados con sensores de última generación, cuatro catapultas electromagnéticas [EMALS], calderas nucleares tres veces más potentes que las de sus predecesores de la clase Nimitz, tienen un blindaje electromagnético [el DAPS – Dynamic Armor Protection System] que se supone que los protege de la tormenta. Efectos de una munición con carga conformada.
Operados por una tripulación reducida a 4.460 marineros, estos portaaviones están optimizados para aumentar el ritmo de las operaciones aéreas, con 160 salidas por día, o el 25% en comparación con un buque de clase Nimitz.
Laurent Lagneau
Como curiosidad, una de las nuevas fragatas Constellation (en concreto la sexta) de la US NAVY llevará el nombre del general español Bernardo de Gálvez, héroe de la guerra de Independencia de EEUU contra Inglaterra.
La fragata se llamará US Galvez.
Iba a decir qué ya les vale a los yanquis poner de nombre a un presidente tan nefasto como Bush junior, y ya puestos a Bill Clinton, pero al menos este no lo hizo todo rematadamente mal. El borrachín de los Bush se metió de lleno en un par de guerras que acabaron en nada.
En nada?, nada menos que ha puesto el mundo que conocíamos patas arriba. Su decisión del 2003 lo cambió todo. Y para mal.
Por otra parte, a Clinton nunca le gustaron nada los militares.
De modo que al USS George H W Bush se le va a sumar el George W Bush. Puede ser bastante confuso.
portaaviones nucleares que por mucho tiempo seran punta de lanza y seguramente quedaran en la historia naval por algun ataque belico a algun pais con una flota mas chica que no presente una amenaza a estos buques
Me tiro de los pelos. Sigan gastando dinero en eso? En una guerra moderna duraran lo que un p3d0 en una canasta.
Esa es una teoría aún por demostrar. Mientras tanto seguirán dando una importante ventaja diplomática y militar a los EE.UU. allá donde vayan.
Si hubiera una forma menos vulnerable de proyectar poder aeronaval (presencia física armada, con capacidad de producir efectos destructivos de alto poder, en tierra, mar y aire), seguramente EEUU (y China, Italia, Francia, UK, etc.) dejarían de fabricar estos buques. Pero, hasta que eso no suceda, el transportista de aviación seguirá siendo la columna vertebral de la expresión más característica de la política exterior estadounidense. Ademas, no se trata solo de buques, la fabricación de portaaviones involucra un gigantesco ecosistema industrial del que participan algunos miles de empresas, que van desde corporaciones internacionales hasta micropymes extendidas a lo largo y a lo ancho de la Unión, del que viven decenas de miles de personas, por empleos directos e indirectos y generan un importante porcentaje de participación económica. No sería tarea fácil reconvertir toda esta estructura, que depende de los pedidos a largo plazo de portaaviones por parte de la USN, si dejasen de fabricarlos.
Qué curioso que sean los chinos los que más impulso a la fabricación de portaaviones estén dando, cuando justamente han sido los que más han promovida esta idea que has expresado, con sus misiles «destructores de portaaviones». Es muy probable que en caso de guerra real estos buques representen un blanco mucho más difícil de alcanzar que lo que aseguran sus pregoneros. No decimos que no puedan ser hundidos, sino que no sería tan fácil.
Tal cual, encontrar un portaaviones en medio del Pacífico no es tarea fácil, por muy avanzados que estén los sistemas de vigilancia, radares y demás…
Estos buques están muy bien escoltados con destructores, submarinos y demás , todo depende de los factores , es poco probable que un buque de este tipo sea hundido a menos que las defensas sean completamente saturadas cosa que dudo que pase.