Los F-16 no son soluciones mágicas en Ucrania, pero su armamento sí importará.

Ahora que Ucrania está en camino de recibir los F-16, las opiniones en torno a su eficacia oscilan entre contraproducentes y ganadoras de guerra para Ucrania. Aunque la mayoría de los debates se han centrado en el rendimiento aire-aire de los cazas y en la propia plataforma, el efecto más amplio de su despliegue con la munición adecuada será la disminución de los ataques terrestres rusos.

Ni los ucranianos ni los rusos tienen superioridad aérea sobre el campo de batalla. Los misiles tierra-aire, o SAM, y la artillería antiaérea proporcionan la mayor parte del control aéreo a ambos bandos. Sin embargo, Ucrania es demasiado extensa para que la cubran los SAM, ya que la mayoría requieren línea de visión, lo que limita el alcance máximo a altitudes bajas. La movilidad y la línea de visión de los cazas los hacen idóneos para defender zonas con escasa cobertura SAM. Los cazas también pueden evitar los SAM adversarios volando bajo, al tiempo que pueden atacar a aviones que hagan lo mismo.

La primera función del avión será probablemente apoyar la defensa aérea interceptando misiles de crucero. Dada la escasa capacidad mensual de Rusia para atacar Ucrania con misiles, sólo se necesitan unos pocos F-16 para interceptar los misiles de crucero que entren en el espacio aéreo ucraniano, lo que supondría un alivio necesario para los sobrecargados SAM ucranianos. Algunos comentaristas han destacado la capacidad de los F-16 para desplegar misiles de crucero y otras municiones de ataque e interceptación, como los misiles Storm Shadow. Sin embargo, esas armas son escasas, y los F-16 sólo proporcionan una capacidad adicional limitada, a menos que Ucrania reciba una gran afluencia de municiones aire-tierra.

A medida que Ucrania vaya adquiriendo destreza con los F-16, su próxima misión consistirá en suprimir los SAM rusos, una misión más compleja que los ataques aislados. Los F-16 están bien preparados para operar los AGM-88 que se han suministrado a Ucrania para suprimir los SAM rusos avanzados. Estos SAM rusos destruidos son caros y es poco probable que se puedan reemplazar rápidamente. La destrucción de estos sistemas es esencial para que Ucrania consiga la superioridad aérea local, mejorando así la capacidad de supervivencia de sus drones y fuerzas terrestres.

Las dos misiones descritas son posibles con los F-16 prometidos inicialmente. De los aproximadamente 60 F-16 prometidos, sólo se espera una docena para principios del próximo año. A medida que lleguen más, serán posibles misiones de mayor impacto.

La limitada capacidad rusa de munición de reserva no ha impedido a sus aviones y helicópteros de ataque terrestre atacar Ucrania. Al principio, Rusia recurrió a volar por debajo de la línea de visión de los SAM ucranianos empleando bombas “tontas”. Desde entonces, Rusia se ha adaptado al uso de bombas planeadoras de precisión. Rusia también ha empleado sus aviones polivalentes en funciones aire-tierra, ya que se enfrenta a poca resistencia en el aire. Los F-16 pueden atacar a estos últimos y obligar a los primeros a desempeñar funciones aire-aire. Tanto si Rusia desvía aviones a la defensa antiaérea, como si asume mayores riesgos o realiza menos ataques, el resultado es un menor número de ataques aire-tierra rusos efectivos.

También habrá efectos secundarios en las operaciones rusas. Rusia, por ejemplo, ha gastado grandes cantidades de sus SAM de largo alcance para ataques terrestres. Dado el elevado solapamiento de componentes de SAM, misiles balísticos y misiles lanzados desde el aire, es probable que el aumento de la producción de SAM para reabastecimiento se produzca a expensas de la producción de otros misiles, lo que significa incluso menos ataques terrestres rusos contra Ucrania.

Los F-16 no bastan por sí solos. Requieren entrenamiento, tripulaciones de apoyo, comunicaciones, alerta temprana, aviónica actualizada y municiones. Esta infraestructura tarda años en desarrollarse y no es probable que esté totalmente desplegada en el plazo previsto para el conflicto. Hasta la fecha, apenas se ha hablado públicamente de las capacidades e infraestructuras de apoyo de los F-16 prometidos.

Aparte de la alta probabilidad de que Ucrania reciba más AGM-88 y municiones de ataque directo conjunto (JDAM), no se ha anunciado ninguna otra revelación pública de municiones para F-16. Los misiles aire-aire de largo alcance más capaces de la OTAN son el AIM-120D estadounidense y el Meteor británico. Son necesarios para superar a los AAM de largo alcance de Rusia, pero ninguno de los dos ha sido prometido. Incluso si Rusia ha estado utilizando sus R-37 de forma ineficaz disparando desde larga distancia y abandonando el combate, es probable que conserve grandes cantidades de misiles R-77. Sigue sin saberse cuántos AAM tiene Rusia. Sigue siendo incierto cuántas de las variantes AIM-120 proporcionadas anteriormente para la defensa aérea están todavía disponibles. Un F-16 con cualquier AAM sigue siendo una mejora respecto a los actuales MIG-29 de Ucrania.

Si se espera que los F-16 ucranianos ataquen objetivos terrestres, necesitarán las municiones adecuadas. Las municiones de los F-16 diseñadas para combatir a las formaciones terrestres de la época de la Guerra Fría son las variantes mejoradas de las series CBU y Rockeye. Pronto tendrán que ser retiradas del servicio y carecerán de aviones anfitriones. Las bombas de planeo autónomas como la GBU-39 ya se ofrecen como variantes lanzadas desde tierra y la variante lanzada desde el aire podría proporcionar la capacidad de supervivencia necesaria para que el F-16 ataque objetivos terrestres.

¿Ganarán los F-16 la guerra en Ucrania? No. Sólo las victorias terrestres y las inaceptables pérdidas rusas obligarán a Putin a negociar. El apoyo más importante a Ucrania sigue siendo la artillería, los equipos médicos, las armas de infantería, los vehículos terrestres y los drones. Sin embargo, un compromiso a largo plazo de apoyo a una fuerza de F-16 bien equipada y de tamaño considerable mejorará las probabilidades de éxito ucraniano, aunque un F-16 nunca dispare a un caza ruso.

Michael Bohnert