EEUU ataca otro emplazamiento controlado por los Houthi en Yemen y advierte a los barcos evitar el Mar Rojo.

El ejército estadounidense ha atacado a primera hora de este sábado otro emplazamiento controlado por los Houthi en Yemen, un día después de que Estados Unidos y Gran Bretaña lanzaran múltiples ataques aéreos contra los rebeldes Houthi.

El Comando Central de Estados Unidos dijo que la «acción de seguimiento» a primera hora local del sábado contra un sitio de radar Houthi fue llevada a cabo por el destructor de la Armada USS Carney utilizando misiles de ataque terrestre Tomahawk.

El primer día de ataques, el viernes, alcanzó 28 emplazamientos e impactó contra más de 60 objetivos. El presidente Joe Biden había advertido el viernes que los Houthis podrían enfrentarse a nuevos ataques.

El último ataque se produjo después de que la Armada estadounidense advirtiera el viernes a los buques con pabellón estadounidense que se mantuvieran alejados de las zonas cercanas a Yemen en el Mar Rojo y el Golfo de Adén durante las próximas 72 horas tras los ataques aéreos iniciales. La advertencia se produjo cuando los Houthis de Yemen prometieron represalias feroces, aumentando aún más la perspectiva de un conflicto más amplio en una región ya acosada por la guerra de Israel en Gaza.

Funcionarios militares estadounidenses y de la Casa Blanca dijeron que esperaban que los Houthis intentaran devolver el golpe.

El bombardeo liderado por Estados Unidos -lanzado en respuesta a una reciente campaña de ataques con aviones no tripulados y misiles contra barcos comerciales en el vital Mar Rojo- mató al menos a cinco personas e hirió a seis, dijeron los Houthis. Estados Unidos dijo que los ataques, en dos oleadas, apuntaron a objetivos en 28 lugares diferentes a través de las áreas controladas por los Houthi en Yemen.

El Pentágono dijo que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, había ordenado la acción militar desde el hospital donde se recupera de complicaciones tras una operación de cáncer de próstata.

La Casa Blanca dijo en noviembre que estaba considerando volver a designar a los Houthis como organización terrorista después de que comenzaran a atacar buques civiles. La Administración retiró formalmente a los houthis de la lista de «organizaciones terroristas extranjeras» y «terroristas globales especialmente designados» en 2021, deshaciendo una medida del presidente Donald Trump.

El teniente general Douglas Sims, director del Estado Mayor Conjunto, dijo que los ataques estadounidenses del viernes se produjeron en su mayor parte en zonas poco pobladas y que el número de muertos no sería elevado. Dijo que los ataques alcanzaron emplazamientos de armas, radares y objetivos, incluso en zonas montañosas remotas.

Los bombardeos, que iluminaron el cielo antes del amanecer sobre varios emplazamientos en poder de los rebeldes respaldados por Irán, obligaron al mundo a centrarse de nuevo en la guerra de Yemen, que dura ya un año y comenzó cuando los Houthis tomaron la capital del país.

Desde noviembre, los rebeldes han atacado repetidamente barcos en el Mar Rojo, diciendo que estaban vengando la ofensiva de Israel en Gaza contra Hamás. Sin embargo, con frecuencia han atacado buques sin vínculos claros con Israel, poniendo en peligro la navegación en una ruta clave para el comercio mundial y el transporte de energía.

El portavoz militar de los houthis, el general de brigada Yahya Saree, declaró en un discurso grabado que los ataques estadounidenses «no quedarían sin respuesta ni castigo».

Aunque el gobierno de Biden y sus aliados llevan semanas intentando calmar las tensiones en Oriente Próximo y evitar un conflicto mayor, los ataques amenazaron con encender uno.

Arabia Saudí -que apoya al gobierno en el exilio contra el que luchan los Houthis- trató rápidamente de distanciarse de los ataques mientras trata de mantener una delicada distensión con Irán y un alto el fuego que mantiene en Yemen. La guerra liderada por Arabia Saudí y respaldada por Estados Unidos en Yemen ha matado a más de 150.000 personas, entre combatientes y civiles, y ha creado uno de los peores desastres humanitarios del mundo, con decenas de miles de muertos más.

No estaba claro el alcance de los daños causados por los ataques del viernes, aunque los Houthis afirmaron que al menos cinco emplazamientos, incluidos aeródromos, habían sido atacados. La Casa Blanca dijo que el ejército estadounidense aún estaba evaluando el grado en que las capacidades de los militantes podrían haber sido degradadas.

El Mando Central de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos dijo que los ataques se centraron en los nodos de mando y control de los Houthis, depósitos de municiones, sistemas de lanzamiento, instalaciones de producción y sistemas de radar de defensa aérea. Los ataques incluyeron más de 150 municiones guiadas de precisión, incluidos misiles lanzados desde el aire por F/A-18 Super Hornets con base en el USS Dwight D. Eisenhower, y misiles Tomahawk desde los destructores de la Armada USS Gravely y USS Mason, el crucero de la Armada USS Philippine Sea y un submarino estadounidense.

El Reino Unido dijo que los ataques alcanzaron un sitio en Bani supuestamente utilizado por los Houthis para lanzar aviones no tripulados y un aeródromo en Abbs utilizado para lanzar misiles de crucero y aviones no tripulados.

La ruta del Mar Rojo es una vía fluvial crucial, y los ataques en ella han causado graves perturbaciones al comercio mundial. El crudo Brent de referencia cotizaba el viernes con una subida de alrededor del 4%, por encima de los 80 dólares el barril. Tesla, por su parte, dijo que detendría temporalmente la mayor parte de la producción en su fábrica alemana debido a los ataques en el Mar Rojo.

En Saada, bastión de los Houthis en el noroeste de Yemen, cientos de personas se reunieron en una manifestación el viernes, denunciando a Estados Unidos e Israel. Otro mitin congregó a miles de personas en Saná, la capital.

Los huzíes controlan ahora un territorio en el que viven dos tercios de los 34 millones de habitantes de Yemen. La guerra y el desgobierno han convertido a Yemen en uno de los países más pobres del mundo árabe, y el Programa Mundial de Alimentos considera que la gran mayoría de la población yemení sufre inseguridad alimentaria.

Yemen ha sido objetivo de la acción militar de Estados Unidos durante las cuatro últimas presidencias estadounidenses. Bajo la presidencia de George W. Bush se inició una campaña de ataques con aviones no tripulados contra la filial local de Al Qaeda, ataques que han continuado bajo la administración de Biden. Mientras tanto, Estados Unidos ha lanzado incursiones y otras operaciones militares en medio de la guerra en curso en Yemen.

Esa guerra comenzó cuando los houthis irrumpieron en Saná en 2014. Una coalición liderada por Arabia Saudí, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, lanzó una guerra para respaldar al gobierno en el exilio de Yemen en 2015, transformando rápidamente el conflicto en una confrontación regional, ya que Irán respaldó a los Houthis con armas y otros apoyos.

Sin embargo, el conflicto se ha ralentizado a medida que los houthis mantienen el control del territorio que controlan. En marzo, Arabia Saudí llegó a un acuerdo con mediación china para reanudar las relaciones con Irán con la esperanza de retirarse en última instancia de la guerra.

Tara Copp