El poder naval de China avanza a medida que el Fujian de 80.000 toneladas comienza las pruebas de mar.
Las ambiciones navales de China han dado un salto significativo con el desarrollo de su tercer portaaviones, el Fujian. Botado el 17 de junio de 2022, el nuevo buque representa un avance monumental en las capacidades de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN), marcando la transición de China de una potencia marítima regional a una formidable armada de alta mar.
El Fujian, designado como Tipo 003, es el primer portaaviones de diseño y fabricación nacional chino equipado con un sistema de despegue asistido por catapulta y recuperación con barrera (CATOBAR).
Este sistema, con catapultas electromagnéticas, permite el lanzamiento de aeronaves más pesadas y diversas en comparación con las rampas de salto de esquí utilizadas en los portaaviones anteriores de China, el Liaoning y el Shandong.
Con un desplazamiento aproximado de 80.000 a 85.000 toneladas, el Fujian es el portaaviones de propulsión convencional más grande del mundo. Su construcción comenzó a mediados de la década de 2010, con importantes hitos alcanzados a lo largo de los años, culminando con su botadura en 2022. Una característica destacada del Fujian es su sistema electromagnético de lanzamiento de aeronaves (EMALS), una tecnología que actualmente solo emplean los portaaviones clase Gerald R. Ford de la Armada de los Estados Unidos.
El EMALS ofrece varias ventajas sobre las catapultas de vapor tradicionales, como un mantenimiento reducido, una aceleración más suave y la capacidad de lanzar una gama más amplia de aeronaves.
El sistema EMALS del Fujian le permite desplegar aeronaves avanzadas como el J-15T, una versión mejorada del caza J-15, y el caza furtivo de nueva generación, el J-35. Además, se espera que el portaaviones albergue el KJ-600, un avión de ala fija de alerta temprana y control aerotransportado (AEW&C), y el avión de entrenamiento avanzado JL-10.

Desde su lanzamiento, el Fujian ha sido sometido a una serie de pruebas en el mar para probar sus sistemas y capacidades. La séptima prueba en el mar comenzó en marzo de 2025 y se centró en la prueba de sus catapultas electromagnéticas avanzadas y cables de detención utilizando cazas de ala fija.
Estas pruebas son pasos cruciales para la puesta en servicio del portaaviones.
Durante pruebas anteriores, los observadores vieron marcas de neumáticos en la cubierta de vuelo, lo que indicaba que la aeronave había realizado operaciones de toque y despegue, un paso preliminar antes de las pruebas completas de lanzamiento y recuperación. La incorporación del Fujian a la Marina china mejora significativamente la capacidad de Pekín para proyectar su poder mucho más allá de sus costas.
Con capacidad para transportar más de 60 aeronaves, incluyendo cazas avanzados y plataformas AEW&C, el portaaviones amplía el alcance de China a la región del Indopacífico y más allá.
El despliegue del caza furtivo J-35 a bordo del Fujian representa una mejora sustancial en la aviación embarcada china. Las características furtivas y la aviónica avanzada del J-35 acercan las capacidades de China a las del F-35C de la Armada estadounidense, desafiando así el equilibrio de poder existente en la región.

Además, la integración del avión KJ-600 AEW&C mejora el conocimiento de la situación y las capacidades de mando y control de la Armada China (EPL), componentes críticos para las operaciones navales modernas.
A pesar de estos avances, China enfrenta desafíos para aprovechar al máximo el potencial del Fujian. Desarrollar la experiencia operativa necesaria, capacitar al personal e integrar el portaaviones en la estructura naval existente son tareas complejas que requieren tiempo y recursos.
Además, la propulsión convencional del Fujian limita su autonomía en comparación con los portaaviones nucleares, lo que requiere reabastecimientos más frecuentes y podría afectar las operaciones sostenidas.
Las ambiciones de China van más allá del Fujian. Algunos informes sugieren que el país está desarrollando un portaaviones de propulsión nuclear, lo que mejoraría significativamente su capacidad para realizar operaciones prolongadas sin necesidad de reabastecimiento. La Armada China del Pacífico (PLAN) aspira a contar con seis portaaviones para 2035, lo que la posicionaría como la segunda armada de alta mar más grande del mundo, solo superada por la de Estados Unidos.
El Fujian simboliza la creciente capacidad marítima de China y su determinación de consolidarse como potencia naval dominante. A medida que el portaaviones avanza en sus pruebas y se acerca a su puesta en servicio, desempeñará un papel fundamental en la configuración del panorama estratégico de la región del Indopacífico.
El salto de China de los sistemas de salto de esquí utilizados en el Liaoning y Shandong, al sistema de catapulta electromagnética a bordo de Fujian, no es solo una mejora técnica, sino un cambio de doctrina.
Los Sistemas Electromagnéticos de Lanzamiento de Aeronaves (EMALS), aunque notoriamente difíciles de perfeccionar, ofrecen varias ventajas estratégicas sobre las catapultas de vapor. Los EMALS son más ligeros, requieren menos mantenimiento y proporcionan una salida de energía más constante. Además, imponen menos tensión a las estructuras, lo que prolonga la vida útil de las aeronaves.
Se especula que las catapultas de Fujian rivalizarán, e incluso igualarán, el rendimiento de los EMALS a bordo de los portaaviones clase Ford de la Armada estadounidense. De demostrarse su fiabilidad, esto situaría a China en un puesto de élite, ya que ningún otro país despliega actualmente sistemas de lanzamiento electromagnético operativos en el mar.
El avión que se espera que lleve Fujian será fundamental para su capacidad de ataque. El J-15T, una versión modificada del J-15 original, incorpora tren de aterrizaje reforzado, alas plegables y compatibilidad con el sistema de catapulta. A pesar de las críticas sobre el peso y el alcance limitado del J-15, la variante T está diseñada para superar muchas de estas deficiencias.
Más intrigante es el J-35, un avión bimotor furtivo diseñado para competir con el F-35 estadounidense. Aunque aún está en desarrollo, fotos e informes filtrados sugieren que el J-35 incorpora materiales que absorben el radar, compartimentos de armas internos y aviónica avanzada. Su integración a bordo del Fujian aumentará significativamente el potencial de primer ataque, la capacidad de supervivencia y el conocimiento de la situación del portaaviones.
Mientras tanto, el avión KJ-600 AEW&C dotará a Fujian de capacidades de mando y control aéreo que antes eran exclusivas de la marina americana. Basado en el modelo del E-2D Hawkeye estadounidense, el KJ-600 es un avión turbohélice capaz de detectar aeronaves furtivas y coordinar la defensa de la flota. Esta capacidad llena un vacío crucial en la actual cartera de aviación naval de China.

La llegada de Fujian coloca a China en un grupo selecto de naciones con portaaviones operativos que utilizan tecnología CATOBAR. Aun así, es importante reconocer la brecha que aún existe entre el PLAN y la Armada de Estados Unidos, que actualmente opera 11 portaaviones de propulsión nuclear con décadas de experiencia en la proyección de poder global.
Los superportaaviones estadounidenses, como el USS Gerald R. Ford, tienen mayor resistencia gracias a la propulsión nuclear y pueden realizar misiones más largas lejos de sus puertos base. Sus redes de apoyo —incluyendo cruceros con misiles guiados, destructores, submarinos y buques de reabastecimiento— forman grupos de ataque de portaaviones capaces de realizar operaciones conjuntas integradas.
Sin embargo, China se está poniendo al día rápidamente. Sus inversiones en destructores (como el Tipo 055 de clase Renhai), submarinos nucleares y drones aéreos sugieren una estrategia coordinada para apoyar y proteger las operaciones de portaaviones en los teatros de operaciones en alta mar. El Fujian es una piedra angular de esta visión, destinada no solo a igualar a EE. UU. en armamento, sino también a permitir que China proyecte su poder en el Pacífico y más allá.
El desarrollo del Fujian se produce en un período de intensa tensión en el Mar de China Meridional, el Estrecho de Taiwán y el Mar de China Oriental, regiones donde las fronteras marítimas y la soberanía se disputan ferozmente. Para Pekín, el portaaviones es tanto una herramienta militar como un símbolo geopolítico. Su presencia demuestra la determinación de China para defender sus reivindicaciones marítimas y proteger sus recursos económicos vitales.
Las bases navales en Yibuti y los informes sobre posibles puertos de doble uso en el océano Índico y África sugieren que China se prepara para operar sus portaaviones lejos de sus aguas territoriales. Con una mayor capacidad de transporte aéreo, capacidad de recopilación de inteligencia y potencial de ataque marítimo, el Fujian podría servir en estrategias de antiacceso/denegación de área (A2/AD) diseñadas para dificultar las operaciones de las flotas extranjeras cerca de la periferia de China.
Esto no ha pasado desapercibido. Estados Unidos, Japón, Australia e India, todos ellos miembros del diálogo de seguridad «Quad», han intensificado los ejercicios navales conjuntos y las operaciones de vigilancia en el Indopacífico. El Ministerio de Defensa de Taiwán también ha intensificado las inversiones en guerra asimétrica, anticipando una mayor presión de un PLAN cada vez más asertivo.
Analistas de defensa de todo el mundo han opinado sobre la importancia del Fujian. Oriana Skylar Mastro, de la Universidad de Stanford, señala: «Fujian es un punto de inflexión estratégico. No se trata solo de que China pueda construir grandes buques, sino de que está aprendiendo a utilizarlos en sintonía con las comunicaciones por satélite, la ciberguerra y los enjambres de drones».
De igual manera, Rick Joe, analista de defensa especializado en la aviación militar china, comentó: «No se trata solo de capacidad, sino de doctrina. La transición del salto de esquí al lanzamiento por catapulta indica un cambio radical en la concepción de la AELP sobre las operaciones de la flota, la generación de salidas y la capacidad de supervivencia».
A pesar de esto, muchos enfatizan que la tecnología por sí sola no equivale a dominio. «La proyección del poder naval se basa en la integración», explica el capitán retirado de la Armada estadounidense Carl Schuster. «China ha construido un buque. Ahora debe desarrollar los sistemas, la capacitación y la cultura para usarlo eficazmente, algo que a Estados Unidos le llevó décadas dominar».
A nivel nacional, el Fujian desempeña un papel clave para fortalecer el orgullo nacional y legitimar la narrativa de rejuvenecimiento del Partido Comunista Chino. Los medios estatales han destacado el portaaviones como símbolo de autosuficiencia tecnológica, y su desarrollo encaja perfectamente con los objetivos más amplios del presidente Xi Jinping de transformar el EPL en un ejército de clase mundial para mediados de siglo.
El nombre del portaaviones, «Fujian», tomado de una provincia costera frente a Taiwán, no carece de simbolismo. Refuerza la reivindicación de Pekín sobre el estrecho de Taiwán y sirve como recordatorio de la situación pendiente de Taiwán, que sigue siendo un posible foco de conflicto.
Las ambiciones de China no se limitan al Fujian. Los analistas sugieren que un cuarto portaaviones, posiblemente de propulsión nuclear, ya está en desarrollo. Imágenes satelitales han revelado grandes módulos en construcción en el Astillero Jiangnan, lo que sugiere un sucesor aún más formidable.
Un portaaviones de propulsión nuclear eliminaría la necesidad de reabastecimiento frecuente, lo que permitiría a la Marina a mantener operaciones durante períodos prolongados y aumentaría su flexibilidad estratégica. Este buque podría marcar el inicio de operaciones navales chinas verdaderamente globales, con capacidad para desplegarse en cualquier lugar, desde el Mediterráneo hasta el Ártico.
Hay que prepararse y tomar contramedidas.
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Así que, tomando en cuenta lo que paso, en Europa debemos tomar medidas contra esta nueva estrategia militar para lograr neutralizar las redes de reconocimiento, análisis de datos y transferencia de información electrónica, como también, los sistemas por satélite de navegación global chinos.