Indonesia apuesta por el caza turco KAAN.
El presidente indonesio, Prabowo Subianto, ha anunciado el interés de su país en unirse al ambicioso programa de aviones de combate KAAN de Turquía, un avión de combate de próxima generación aún en desarrollo, al tiempo que expresó su deseo de aprovechar la creciente industria de defensa de Turquía para los esfuerzos de Indonesia.
En una entrevista reciente, Subianto declaró: «Queremos participar en el proyecto de cazas de quinta generación de Turquía, KAAN. Asimismo, aspiramos a beneficiarnos de la industria de defensa turca en nuestro programa de submarinos».
Esta declaración, hecha pública a través de una publicación en X, señala un posible cambio en la estrategia de defensa de Indonesia y subraya la creciente prominencia de Turquía como actor en el mercado mundial de armas.
Para Estados Unidos, una nación profundamente involucrada en la región del Indo-Pacífico y en sus propios programas de aviones de combate avanzados, este desarrollo plantea preguntas sobre las alianzas, la proliferación de tecnología y la evolución del equilibrio de poder en Asia.
El proyecto KAAN, liderado por Turkish Aerospace Industries [TAI], representa la apuesta de Turquía por unirse al selecto grupo de naciones capaces de producir aviones de combate de quinta generación.
Diseñado para reemplazar a los antiguos F-16 de la fuerza aérea turca, el KAAN, anteriormente conocido como TF-X, busca ofrecer capacidades de sigilo, aviónica avanzada y una maniobrabilidad superior.
El avión aún se encuentra en fase de prototipo; su vuelo inaugural tuvo lugar en febrero de 2023 y no se espera que alcance su plena capacidad operativa hasta principios de la década de 2030. Inicialmente equipado con motores General Electric F110, los mismos que utilizan los F-16 estadounidenses, Turquía planea desarrollar un motor autóctono para reducir la dependencia de proveedores extranjeros.
El avión cuenta con un diseño elegante y angular diseñado para minimizar la detección por radar, una velocidad máxima proyectada de Mach 1.8 y un radio de combate de aproximadamente 600 millas náuticas.
Se espera que su conjunto de sensores incluya un radar de matriz activa de barrido electrónico (AESA), sistemas infrarrojos de búsqueda y seguimiento e integración con drones en red, reflejando las tendencias más avanzadas en la guerra aérea moderna.
El interés de Indonesia en KAAN surge en un momento en que el país busca modernizar su ejército ante las crecientes tensiones regionales, en particular en el Mar de China Meridional.
Como la mayor economía del Sudeste Asiático y miembro clave de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), Indonesia ha dependido históricamente de una combinación de equipos occidentales y rusos.
Su fuerza aérea opera actualmente una flota modesta, que incluye aviones F-16 de fabricación estadounidense y rusos Su-27 y Su-30, pero muchas de estas plataformas son obsoletas y no son adecuadas para contrarrestar las capacidades avanzadas de adversarios potenciales como China, que utiliza el furtivo J-20.
Subianto, un exgeneral que asumió la presidencia en octubre de 2024, ha hecho de la modernización militar una piedra angular de su administración, comprometiéndose a aumentar el gasto de defensa al 1,5% del PIB para 2029, frente a menos del 1% en los últimos años, según un informe de The Strategist.
El atractivo de Turquía como socio de defensa para Indonesia reside en su posición privilegiada fuera de los bloques de superpotencias tradicionales. A diferencia de Estados Unidos, que impone estrictos controles de exportación a su F-35 Lightning II, o Rusia, cuyas ventas de armas suelen estar sujetas a condiciones geopolíticas, Turquía ofrece una vía intermedia.
En las últimas dos décadas, Ankara ha expandido agresivamente su sector de defensa, reduciendo su dependencia extranjera del 80% en 2002 a sólo el 20% en 2022, como señaló el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Empresas como Roketsan y Aselsan han alcanzado reconocimiento internacional por la producción de drones, misiles y productos electrónicos, mientras que el trabajo de TAI en KAAN demuestra la ambición de Turquía de competir con los líderes mundiales. Para Indonesia, asociarse con Turquía podría significar acceso a tecnología avanzada sin el lastre político de alinearse demasiado con Washington, Pekín o Moscú.
Esta posible colaboración también refleja un cálculo estratégico más amplio para Yakarta. La región del Indopacífico se encuentra cada vez más disputada, debido a la expansión militar de China y sus firmes reivindicaciones marítimas, que presionan a los estados vecinos.
Indonesia, aunque oficialmente no alineada, ha buscado reforzar su capacidad de disuasión sin provocar a su vecino más grande. Turquía, miembro de la OTAN, pero a menudo enfrentada con sus aliados occidentales, presenta una opción atractiva.
Su industria de defensa enfatiza la transferencia de tecnología y la coproducción, principios que Erdogan ha defendido como una forma de construir relaciones “mutuamente beneficiosas”, como afirmó durante una feria industrial en 2023.
Esto se alinea con la visión de Subianto de mejorar la base industrial de defensa de Indonesia, un objetivo que persiguió como ministro de Defensa al firmar acuerdos para drones y tanques con empresas turcas.
La contribución de Indonesia es igualmente significativa. Como nación de más de 270 millones de habitantes con una economía en crecimiento, ofrece recursos financieros y una posición estratégica en el Sudeste Asiático. Su experiencia en operaciones marítimas, perfeccionada por su vasto archipiélago de más de 17.000 islas, podría resultar valiosa para el programa de submarinos de Turquía.
Indonesia cuenta con experiencia previa en proyectos internacionales de defensa, en particular su colaboración con Corea del Sur en el desarrollo del caza KF-21 Boramae. Esta colaboración, iniciada en 2014, tenía como objetivo producir un caza de 4,5 generación, con una contribución de Indonesia del 20 % de los costes de desarrollo, unos 1.600 millones de dólares.
Sin embargo, las disputas por financiación y los retrasos llevaron a Yakarta a reducir su participación, lo que sugiere un posible cambio de prioridades bajo el liderazgo de Subianto, quien ha expresado una preferencia por comprar sistemas probados en lugar de co-desarrollar sistemas no probados.
El propio KAAN merece un análisis más detallado, dado su papel central en esta historia. A diferencia del F-35, que se basa en gran medida en el sigilo y la fusión de sensores, o del Su-57 ruso, que prioriza la velocidad y la agilidad, el KAAN busca un perfil equilibrado.
Su diseño se inspira en los cazas occidentales —su silueta evoca al F-22 Raptor—, pero Turquía lo ha adaptado a sus propias necesidades, como la interoperabilidad con su creciente flota de drones armados, como el Bayraktar TB2.
Las características de sigilo del avión incluyen materiales que absorben el radar y una bahía de armas interna, aunque los expertos dudan de que pueda igualar la baja observabilidad del F-35.
Su radar AESA, en desarrollo por Aselsan, promete capacidades avanzadas de puntería, mientras que los planes para una configuración bimotor sugieren un rendimiento robusto a gran altitud. Comparado con el J-20 chino, que presume de una estructura más grande y mayor alcance, el KAAN es más pequeño y potencialmente más asequible, un factor clave para países como Indonesia, que carecen de los presupuestos de las grandes potencias.
Históricamente, Turquía e Indonesia han mantenido vínculos cordiales, arraigados en la identidad compartida de mayoría musulmana y el interés mutuo en afirmar su independencia del dominio occidental. La cooperación en defensa comenzó en serio con un acuerdo de 2010 que permitió a Pindad (Indonesia) y FNSS (Turquía) desarrollar conjuntamente el tanque Kaplan MT, que se entregará en 2025.
Para Estados Unidos, este desarrollo conlleva implicaciones que van más allá de un solo avión. El F-35, fabricado por Lockheed Martin, sigue siendo el modelo de referencia para los cazas de quinta generación, con más de 900 unidades entregadas a aliados como Japón y Australia para principios de 2025.
Sin embargo, su elevado coste (alrededor de 80 millones de dólares por unidad) y las restrictivas condiciones de exportación han frustrado a algunos socios. Turquía fue expulsada del programa F-35 en 2019 tras adquirir los sistemas rusos de defensa aérea S-400, una decisión que impulsó su apuesta por el KAAN.
Si Turquía logra promocionar el KAAN como una alternativa viable, podría erosionar el dominio estadounidense en el mercado de aviones de combate, especialmente entre los países que desconfían de la influencia estadounidense.
El giro de Indonesia hacia Turquía también podría indicar un realineamiento más amplio en el Indopacífico, donde las potencias intermedias están cubriendo cada vez más sus apuestas.
El enfoque submarino añade otra capa de complejidad. Turquía ha desarrollado una robusta industria naval, produciendo submarinos Tipo 214 bajo licencia de la empresa alemana ThyssenKrupp Marine Systems. Estos submarinos diésel-eléctricos, equipados con propulsión independiente del aire, ofrecen un alcance de 1200 millas náuticas y pueden desplegar torpedos y misiles antibuque.
Indonesia, que opera una pequeña flota de submarinos obsoletos —incluyendo submarinos alemanes Tipo 209 y lanchas surcoreanas de la clase Chang Bogo— ve a Turquía como un socio para ampliar sus capacidades submarinas. Esto coincide con el enfoque de Subianto en la seguridad marítima, dada la necesidad de Indonesia de patrullar su extensa zona económica exclusiva contra la pesca ilegal y las posibles incursiones chinas.
B.Nikolov
Después de dejar tirados a los Coreanos ahora se van a por los turcos, porque tienen «sistemas probados en lugar de co-desarrollar sistemas no probados».
Claro! es famoso el desempeño del KAAN, un producto super probado y super desarrollado.
Panda de trileros que se arriman según intentan sacar algo sin pagarlo…
Decir que el KAAN turco està superprobado en lugar del K21 surcoreano, suena comico. creo que los indonesios no estaban contentos con la transferencia de tecnología de KAI y por eso fueron haciéndose remolones en los pagos, se ha juntado el hambre ( necesidad desesperada de financiación) con las ganas de comer
La única tecnología comprobada, son los motores de F-16 que utiliza. Sensores y Radar, no sabemos nada…
Yo me pregunto dónde llevará esta aeronave las armas, puesto que a comparación de las marquetas que tenían en exposición es mucho más corto y los trenes de aterrizaje, ocupan espacio vital dentro de su fuselaje. Para una bahía interna apenas tienen espacio suficiente para una de 2,2 metros por 3.5 metros. Para misiles de largo alcance, un poco ajustado…
Apuesta pero sin dinero. Está claro como va a acabar eso.
Que vigilen los turcos, haber si se la intentan meter como a los coreanos, como ya no pueden engañarlos mas, ahora prueban con los turcos.
Creo que no todos los submarinos son obsoletos, tienen algún 209 echo en corea
Confío más en el desarrollo surcoreano que en el turco. Tienen más experiencia.
Indonesia es el socio que nadie quiere tener, pero que nadie puede evitar. Su endémica falta de recursos financieros, intensificado por la pandemia de Covid-19, ha hecho que solo recientemente Yakarta pueda destinar fondos para modernizar su estructura militar. Cuando el artículo habla de la preferencia por sistemas «probados» no se refiere al Kaan o al KF-21, sino a aviones como el Rafale, el F-15, etc., por los que ya ha firmado adquisiciones en firme o bien en proceso.
Como país no alineado, Indonesia ha entablado relaciones con muchos países; pero su deseo de desarrollo tecnológico ha fracasado numerosas veces por su endémica falta de capacidades financieras, que lo han calificado de incumplidor, por decirlo elegantemente. Hace varias décadas que el país insular intenta crear asociaciones internacionales buscando traspaso de tecnología y cooperación internacional. Pero, no siempre ha salido bien parado. A inicios de los ’80 IPTN Nurtanio (la empresa aeroespacial estatal) formó Airtech con la española CASA, del que surgió el CN-235, un excelente transporte bimotor de 35 plazas que tuvo gran éxito, en especial en el mercado militar; pero diferencias en la comercialización y desarrollo de versiones, produjeron la ruptura entre ambos. La empresa española pudo desarrollar el C-295 a partir del modelo anterior, con el resultado que todos conocemos. Indonesia, por su parte, a fines de los años ’90 sufrió enormemente la crisis financiera del sudeste asiático, que frustró una importante venta casi asegurada de una versión del CN-235 a Australia, e impidió el desarrollo de versiones mayores, de 50 y 80 plazas, abandonando hasta la fecha el sueño de tener un avión propio.
Corea del Sur es el país con quién Indonesia ha logrado la mayor integracion en materia de tecnología militar. En 2011 el astillero DSME ganó un concurso internacional para suministrar submarinos a Yakarta. Los coreanos ofrecían 3 buques de una versión alargada del Tipo 209 de TKMS (del que poseía el derecho de comercialización internacional y realizar modificaciones e integración de armas y sistemas); mientras que un grupo turco-alemán (conformado por la propia casa matriz alemana y un astillero turco, que los fabricarían bajo licencia) ofrecían asimismo 2 Tipo 209 modernizados. Pero, las condiciones financieras favorables y en especial un importante proyecto de transferencia tecnológica (ToT), facilitaron la victoria del país peninsular. De esta manera, Corea del Sur fabricaría dos buques, mientras que el restante se ensamblaría en el astillero estatal PT PAL, con asistencia de DSME. El plan fue un éxito, al punto que en 2019 se previó la compra de otros 3 buques adicionales. Esta vez, se propuso un plan de ToT mucho más ambicioso, de fabricación por módulos: de proa, central y trasero. Los 3 submarinos se fabricarían en PT PAL: DSME fabricaría 2 de los 3 módulos del primer buque y 1 del segundo. Los restantes módulos se fabricarían localmente en Indonesia. La pandemia de Covid-19 detuvo estos planes, al punto que en abril de 2020 Yakarta informaba que revisaría el proyecto. Desde entonces no hay informes al respecto. Aún cuando no ha sido cancelado formalmente, Indonesia firmó con NG Group en 2024 un contrato para la fabricación en las instalaciones de PT PAL de 2 Scorpéne Evolved Full LiB, y ha anunciado que está en sus planes adquirir otros 4 submarinos adicionales (no necesariamente Scorpéne), hasta alcanzar un total de 12 submarinos, interesándose por las nuevas tecnologías de baterías y AIP. Por lo visto, quizá no sean solo cuestiones financieras el abandono de su asociación DSME (hoy Hanwa Ocean). Quizá la obsolescencia natural del Tipo 209 hayan obligado a Yakarta optar por otros rumbos. También es probable que, el nivel de ToT ofrecido por Seul sea inferior a las pretensiones de Yakarta. Al respecto de ello, es necesario notar que fue principalmente por esta cuestión que Corea del Sur se retiró del concurso internacional P75i de India, el cual tenía prácticamente ganado, por exclusión o retiro del resto de concursantes, incluyendo los más importantes astilleros europeos.
La participación de Indonesia en el KF-21 es un proceso complejo, pero en el que también la falta de activos financieros lo ha condicionado hasta hoy. Según los acuerdos Iniciales, en 2016, Indonesia se comprometió a participar en el desarrollo del nuevo avión de combate de alta tecnología KF-X que KAI estaba planeando, basado en un importante porcentaje de tecnologías sensibles que Seúl ya poseía, aportando el 20% del capital (cerca de U$D 1000/1100 M). Este monto habilitaba a Yakarta a participar del proceso de I+D+i de las tecnologías faltantes y recibir transferencia tecnológica (ToT); a recibir un prototipo (el 5to de 6 planificados); y a montar una linea de ensamblaje en Indonesia, con la idea de realizar una versión específica, que denominaron IF-X; del que se adquirirían 80 unidades, además de las 120 de Corea del Sur. Pero, los problemas surgidos a partir de la pandemia de Covid-19 afectaron seriamente la capacidad de asumir los compromisos, interrumpiendo los pagos desde 2019 hasta finales de 2022, momento en que Yakarta realizó aportes financieros, pero en una cantidad muy inferior a la comprometida. Al mismo tiempo, pidió una reevaluación de su participacion, aduciendo dificultades financieras. Mientras tanto, el programa avanzaba según los planes: el 1er prototipo voló en julio de 2022, y el 2do en noviembre del mismo año. Para complicar aún más la relación entre ambos socios, en diciembre de 2022 un grupo de cinco ingenieros indonesios que trabajaban en Corea del Sur fueron acusados de intentar extraer información sensible del programa, lo que causó que el jefe del DAPA expresara la posibilidad de la expulsión de Indonesia. La investigación sigue su curso, sin haber aún tomado una decisión; pero hacia 2023 el DAPA denunciaba que Yakarta estaba muy demorado en el aporte de sus obligaciones monetarias y que no había presentado un plan de pagos adecuado. En ese mismo año volaron el resto de los prototipos: en enero, el 3ero demostró las capacidades de vuelo supersonico; en febrero voló el 4to, el primero biplaza; el 5to lo hizo en mayo, y el 6to (y 2do biplaza) en junio. En cada una de las presentaciones, los prototipos se presentaron con la librea de ambas naciones, demostrando que Seúl seguía considerando a Indonesia como socio de pleno derecho. En agosto de 2024 Indonesia anuncio que reduciría su participación financiera a la mitad, unos U$D 441 M. Igualmente, expresó que reduciría a 48 la cantidad de aviones que adquiriría. Esta reducción implicaría un porcentaje menor de ToT y se ponía en duda que pudiera cubrir el prototipo. Aún así, el gobierno surcoreano relajó la presión indicando que aceptaba la reducción del aporte financiero de Yakarta y que compensaría con fondos propios la falta de aportes de Indonesia, para no afectar el proceso de desarrollo y por ende el precio final del avión, estimado en unos U$D 65 M. Hasta la fecha éste aún no ha presentado un plan de pagos formal; además, ha sido puesto en dudas el compromiso real de Yakarta con el proyecto, ya que en 2024 el país firmó con Dassault la adquisición de 42 cazas Rafale F4 y con Boeing un memorando de compra por 24 F-15EX. Sin embargo, en marzo de este año en una reunión sostenida en Yakarta entre el director del DAPA y el viceministro de defensa indonesio por varios temas de cooperación bilateral en materia de defensa, entre los cuales se trataron los relativos a aviones KT-1 y T-50, ambas partes reafirmaron la firme decisión de continuar el desarrollo conjunto y discutieron alternativas para la reestructuración de los pagos pendientes de Indonesia; así como una revisión del proceso de ToT, ya que el país de las 17.000 islas busca asegurar su acceso a información sensible para poder desarrollar su propia versión (IF-X). Además, el DAPA evaluó las instalaciones de la empresa estatal PTDI y expresó su apoyo para que cumpla con los requisitos necesarios para la fabricación del IF-X. El gobierno indonesio ha condicionado la firma de los nuevos acuerdos a la resolución del proceso de investigación de los cinco ingenieros que siguen retenidos en Corea del Sur por la acusacion del robo de información sensible, que ha afectado la confianza de ambos socios. Por lo tanto, a pesar de tantos factores negativos, ambas naciones continúan el desarrollo conjunto, aún cuando Indonesia haya reducido su participación a la mitad de lo inicialmente planificado. Habrá que ver cómo esta reducción influye en el proceso productivo y si la reducción del número de aviones para Indonesia, afecta al precio final del avión.
Para Corea del Sur es muy importante su relación con Indonesia, un jugador estratégico clave dentro de la ASEAN, ya que su posicion y extension geográfica la condiciona a ser paso obligado entre los océanos Índico y Pacifico, y tiene la llave de los accesos hacia el mar de China Meridional y Australia. Seúl necesita fortalecer la cooperación bilateral y encontrar soluciones para el proyecto KF-21/IF-X. Las demoras en los compromisos financieros podrían poner en riesgo el cronograma de desarrollo y afectar el precio del avión. Corea del Sur viene buscando los primeros clientes internacionales del Boramae y /o socios que pudieran sumarse al proyecto que, de hecho, ha despertado interés en países como Polonia. Pero, por el momento, el único «cliente» es Indonesia. Para Yakarta, en cambio, Seúl es un socio importante, pero no es la única opción. Es por ello, que ha realizado pedidos en firme del Rafale y posible compra de F-15EX. La asociación de Indonesia con Turquía no es nueva, ya que ha realizado acuerdos de compra y de fabricación bajo licencia de sus drone TB-2 y TB-3. El interés de Indonesia por el KAAN y sus futuros submarinos MILDEN (del que informes sugieren que en enero de 2025 comenzó la construcción del primero) surgió de la visita del presidente Subianto a Ankara en abril. Quizá resulte extraño que en el mes de marzo el gobierno indonesio haya reafirmado su compromiso con el Boramae, y en abril anuncie que quiere unirse al proyecto turco. Queda claro que Indonesia no tiene dinero ni siquiera para apoyar un proyecto, menos lo sería para dos simultáneamente. Eso significa que finalmente optará por uno de los dos. Ambos aviones tienen algunas similitudes, como haber nacido casi al mismo tiempo, por el mismo motivo: reemplazar modelos estadounidenses obsoletos, como F-4 Phantom II, F-5 y F-16 de las primeras series. Igualmente, ambos países han desarrollado un porcentaje importante de tecnologías sensibles (como sensores y sistemas electrónicos) y armas aire-aire y aire-suelo. También han recibido asesoramiento externo: LM a KAI y BAES a TAI. Por último, ambos dependen de EEUU para la provisión de sus motores: GE F-414 el Boramae y GE F-110 el KAAN. Esto implica que, para concretar ventas de exportación, ambos fabricantes dependen de los permisos de EEUU y además caen bajo las normas ITAR, un complejo sistema de controles de tráfico de armas, que ralentiza e impide la fluidez de las ventas. En cuanto a las diferencias, son sutiles, pero existen, en especial en cuanto a sus sistemas y furtividad. El Boramae no es actualmente un caza de 5ta gen, porque carece de su principal característica: un nivel alto de furtividad EM. Su fuselaje ha sido diseñado bajo los conceptos de furtividad (formas y materiales), pero por ahora carece de bahías internas para las armas, quede en ser llevadas externamente. El KAAN ya posee está capacidad desde su inicio. Hay tecnologías que deben seguir desarrollándose en ambos paises, como las pinturas RAM; pero aquí, como en la aplicación de tecnologías basadas en IA como ayuda al combate y combate colaborativo con otros medios, como drones; y sensores para ampliar la conciencia situacional, Turquía pareciera estar más avanzado. Pero quizá sea una cuestión de percepción estimulada por lo que cada nación comunica. En este sentido, Corea del Sur es menos expresivo. Lo que sí diferencia a ambas naciones, es que Corea del Sur es más reciente a transmitir tecnologías, una cuestión por la que ha tenido también serios problemas con Indonesia, que quiere crecer en el rubro tecnológico militar, buscando autosuficiencia para hacer frente a una región cada vez más conflictiva. Esta es una característica diferencia dora de Turquía, que ha declarado la transferencia total de tecnología con aquellos países que quieran asociarse al KAAN. Esto mismo, es lo que ha atraído a la rica Arabia Saudita, el mismo país al que Seul ya ofreció participar e instalar una linea de fabricación. Pero, al parecer, Riad se inclinaría por apoyar el KAAN porque Turquía, entre otras cosas, pretende lograr un motor nacional y ya ha ganado al respecto. Seúl no tiene en sus planes crear su propio motor. Respecto a los submarinos, Indonesia pareciera recorrer el mismo camino: primero intentó una asociación con Corea del Sur, como fue explicado anteriormente. Ahora, pareciera que prefiere a Turquía, que está dispuesta a compartir su tecnología, haciéndolo mucho más interesante para los intereses perseguidos por Yakarta.