Rusia planea la producción en masa de 633 misiles de crucero Kh-101 en 2025.
Una investigación publicada por el Canal 24 de noticias ha informado que Rusia pretende fabricar hasta 633 misiles de crucero Kh-101 lanzados desde el aire para finales de año, lo que marca un punto de inflexión en la escala de sus capacidades de ataque de largo alcance.
Este objetivo se enmarca en los esfuerzos de producción más amplios liderados por la Corporación de Armamento de Misiles Tácticos (KTRV). El Kh-101, un misil de crucero guiado de precisión desplegado desde bombarderos estratégicos como el Tu-95MS y el Tu-160, se encuentra ahora en el centro de la estrategia en evolución de Rusia en Ucrania y otros países.
Este aumento de la producción, impulsado por operaciones ininterrumpidas y la prevención de sanciones mediante la importación de componentes alternativos, indica la intención de Moscú de mantener o intensificar las operaciones militares contra Ucrania y posiblemente prepararse para una confrontación más amplia con la OTAN.
Analistas occidentales advierten que esta acumulación de misiles podría prefigurar preparativos ofensivos en las fronteras bálticas, donde la postura militar rusa se ha vuelto cada vez más agresiva.
La cifra anunciada de 633 misiles Kh-101 para 2025 representa un aumento explosivo de más del 1000 % en comparación con los 56 misiles producidos, según se informa, en 2021.
Este aumento, coordinado a través de la base industrial de defensa rusa y supervisado por TRV-Engineering, filial de KTRV, refleja la priorización de Moscú de las herramientas de ataque estratégico.
Esta producción ha sido posible gracias a que las fábricas operan con tres turnos diarios y al abastecimiento de componentes a través de rutas de suministro ilegales, especialmente de China y Bielorrusia. Si bien persisten las preocupaciones sobre la calidad y la fiabilidad de algunas unidades, el gran volumen sugiere que Rusia se prepara para superar las defensas aéreas ucranianas o extender su radio de ataque a Europa.
El Kh-101 se lanza desde los bombarderos pesados Tu-95MS y Tu-160, cada uno capaz de transportar múltiples misiles en una sola salida, lo que ofrece al Kremlin un vector de ataque flexible y de gran alcance desde su propio espacio aéreo.
Inicialmente desarrollado para reemplazar al obsoleto misil Kh-55, la fase de diseño del Kh-101 comenzó a finales de la década de 1990 y cobró impulso en la década de 2000 como parte de los objetivos de rearme de Rusia.
Su uso operativo comenzó en Siria y se expandió drásticamente durante la invasión a gran escala de Ucrania. Incorporando tecnologías de baja observabilidad, perfiles de vuelo que siguen el terreno y una mejor orientación mediante navegación GLONASS, el misil está diseñado para evadir el radar y atacar objetivos de alto valor con una ojiva de 450 kg.
Las variantes recientes han introducido ojivas en tándem para aumentar el impacto destructivo. La lógica estratégica detrás del desarrollo de este misil radica en su capacidad de lanzamiento a larga distancia, hasta 5.500 kilómetros, manteniéndose fuera del alcance de la mayoría de los sistemas de defensa aérea y realizando impactos de precisión sin poner en riesgo a las tripulaciones.
Las implicaciones de este aumento de producción son de gran alcance. Es probable que Rusia emplee estos misiles no solo para obtener ganancias tácticas inmediatas, sino también como parte de una estrategia más amplia para saturar los sistemas de defensa aérea ucranianos y alineados con la OTAN.
El lanzamiento de Kh-101 desde bombarderos de gran altitud ofrece la flexibilidad de atacar infraestructuras, centros logísticos y nodos de defensa aérea desde distancias de seguridad, lo que dificulta la respuesta de interceptación del enemigo. Una táctica rusa plausible consiste en utilizar los Kh-101 como señuelo o «presa» para agotar las reservas de interceptores ucranianos, allanando el camino para ataques posteriores con misiles Iskander o Kalibr. Este método de saturación podría debilitar la capacidad ucraniana de denegación del espacio aéreo y otorgar a Rusia una superioridad aérea temporal en sectores objetivo.
En combates anteriores, las defensas aéreas ucranianas han demostrado cierto éxito, como lo demuestra la interceptación de 87 de los 108 misiles Kh-101 durante el ataque masivo del 29 de diciembre de 2023.
Sin embargo, la capacidad de Ucrania para mantener tasas de interceptación tan altas sigue dependiendo de la continua ayuda occidental, en particular de sistemas avanzados como Patriot e IRIS-T. En comparación, mientras que sistemas como el Kalibr ofrecen opciones de lanzamiento desde buques y los Iskander ofrecen capacidades de lanzamiento desde tierra, el singular despliegue aéreo del Kh-101 amplía la capacidad de ataque multidominio de Rusia.
Cada misil Kh-101 tiene un coste estimado de entre 10 y 13 millones de dólares, lo que convierte el plan de producción para 2025 en una inversión multimillonaria, lo que refleja aún más la priorización de la guerra estratégica de largo alcance en la doctrina de defensa rusa.
El plan ruso de producir en masa 633 misiles de crucero Kh-101 en 2025 bajo el liderazgo de KTRV marca una expansión deliberada y agresiva de su capacidad de ataque estratégico. Más allá de Ucrania, este desarrollo sugiere ambiciones geopolíticas más amplias, especialmente cerca del flanco oriental de la OTAN.
Occidente debe seguir de cerca esta escalada, ya que la capacidad de Rusia para lanzar un gran número de misiles de crucero furtivos de largo alcance desde un espacio aéreo protegido plantea un desafío creciente para la seguridad regional y la planificación de la defensa.
Rudis04