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Turquía se acerca al regreso del programa F-35.

El embajador de Estados Unidos en Turquía, Tom Barrack, ha indicado que Ankara podría estar a solo unos meses de resolver la disputa sobre su sistema de defensa aérea ruso S-400 que ha bloqueado su regreso al programa de aviones de combate F-35.

Hablando en una conferencia en Abu Dhabi, Barrack dijo que el «obstáculo ruso» que obstaculiza las ambiciones de Turquía con el F-35 podría superarse en un plazo de cuatro a seis meses si los problemas restantes en torno al S-400 se abordan a satisfacción de Washington. Turquía está renovando su poder aéreo con un acuerdo de 8.000 millones de libras para el Eurofighter y el lanzamiento del caza KAAN, mientras sigue vinculada al programa F-35 no entregado.

Cualquier regreso a la alianza de cazas furtivos liderada por Estados Unidos conllevaría importantes implicaciones estratégicas.

Los últimos comentarios de Barack se centran directamente en el S-400 como principal obstáculo. Según medios turcos, el embajador declaró a los participantes en Abu Dabi que Turquía había resuelto el problema de la «operatividad» porque las baterías del S-400 no se están utilizando, pero enfatizó que la simple retención del sistema sigue generando dificultades en Washington. Afirmó que creía que las cuestiones pendientes podrían resolverse pronto; al ser preguntado si Ankara estaba a punto de abandonar el sistema ruso, respondió afirmativamente.

La disputa se remonta aproximadamente diez años atrás, a la decisión de Turquía de adquirir el S-400, lo que provocó su suspensión y posterior retirada del programa multinacional F-35 Joint Strike Fighter, así como sanciones específicas contra sectores del sector de defensa turco. Washington ha argumentado que operar un sistema avanzado de defensa aérea ruso junto con el F-35 podría exponer datos confidenciales sobre las características del avión, mientras que Ankara ha mantenido que el S-400 no se integraría en la arquitectura de mando y control de la OTAN y que las medidas técnicas podrían gestionar el riesgo.

Tras esta disputa política se esconde una realidad concreta de flota y finanzas. Antes de su retirada del programa, Turquía planeaba adquirir 100 aviones F-35A Lightning II y había realizado pagos de aproximadamente 1.400 millones de dólares al proyecto. Al menos cuatro F-35A de configuración turca se fabricaron y desplegaron en las instalaciones de Lockheed Martin en Fort Worth, y el primer avión voló en 2018. Estos aviones fueron asignados a bases estadounidenses para entrenamiento y nunca fueron transferidos a territorio turco, y desde entonces Estados Unidos ha procedido a integrarlos en su propia flota.

Algunos análisis indican que Ankara pagó total o parcialmente hasta seis aviones, lo que ilustra las cuestiones prácticas que surgirían sobre las estructuras existentes y los costes retenidos si se llega a un acuerdo político sobre el regreso de Turquía.

Paralelamente, Turquía había formado parte de la cadena de suministro industrial del F-35, produciendo componentes incluso después de su expulsión formal, y cualquier reincorporación requeriría una nueva comprensión de la distribución del trabajo y los pedidos futuros. Por lo tanto, el horizonte de cuatro a seis meses de Barack se entiende ampliamente como una ventana para definir qué sucederá con las baterías del S-400, cómo se gestionarán las reclamaciones financieras pendientes y si se puede abrir una vía para que Turquía vuelva a operar, o al menos reciba una compensación, preservando al mismo tiempo las preocupaciones de seguridad de los aliados.

Si bien la cuestión del F-35 sigue sin resolverse, Turquía ya ha tomado medidas para garantizar que su flota de cazas no se enfrente a un déficit de capacidad más adelante en la década. El 27 de octubre de 2025, durante una visita a Ankara, el primer ministro británico, Keir Starmer, supervisó la firma de un acuerdo por un valor de hasta 8000 millones de libras esterlinas para 20 aviones Eurofighter Typhoon de nueva construcción, cuyas primeras entregas se esperan alrededor de 2030.

El Typhoon, un caza bimotor multifunción de rol alternativo, ofrece configuraciones estándar posteriores con radar de barrido electrónico activo Captor-E, integración de armas ampliada y sistemas de misión mejorados, lo que le permite realizar tareas de superioridad aérea y ataque profundo en la misma salida.

Para la Fuerza Aérea Turca, este modelo proporciona una plataforma madura y de alta disponibilidad con sólidas capacidades de guerra electrónica e interoperabilidad para la policía aérea de la OTAN, la alerta de reacción rápida y los despliegues expedicionarios, lo que contribuye a mantener la disuasión y las misiones diarias de defensa aérea a medida que las aeronaves más antiguas envejecen.

Informes turcos e internacionales señalan además que Ankara ha explorado la posibilidad de adquirir Typhoons de segunda mano adicionales de otros operadores para acelerar la conversión de pilotos y acumular suficiente masa de flota y repuestos, aunque cualquier paquete posterior más allá de los 20 aviones de nueva construcción iniciales sigue siendo objeto de futuras negociaciones. En esta arquitectura, el Eurofighter se concibe explícitamente como una solución puente, manteniendo una capacidad de cuarta generación de alta gama hasta que el caza furtivo KAAN nacional entre en funcionamiento.

El programa KAAN refuerza la planificación de Turquía. El avión bimotor de quinta generación completó su vuelo inaugural a principios de 2024, y Turkish Aerospace Industries y funcionarios gubernamentales han declarado que se prevé entregar un lote inicial de aproximadamente 20 aviones del Bloque 10 a la Fuerza Aérea Turca entre 2028 y 2029, con una producción en serie a mayor escala y plena capacidad operativa prevista para principios de la década de 2030. El KAAN pretende reemplazar al F-16 como la columna vertebral de la flota de cazas de Turquía y proporcionar un complemento nacional a cualquier plataforma importada.

En este contexto, un posible retorno al programa F-35 no solo retomaría un plan de adquisiciones anterior, sino que requeriría que Ankara decidiera cómo equilibrar tres pilares de capacidad: una flota de Typhoon pequeña pero sofisticada, una línea KAAN nacional más amplia y cualquier lote futuro de F-35, todo ello dentro de las limitaciones presupuestarias y los requisitos de interoperabilidad de la alianza.

Si Ankara y Washington logran traducir el plazo actual de cuatro a seis meses en decisiones concretas sobre el estado de las baterías S-400 y la gestión de los fuselajes de los F-35 previamente financiados, el resultado podría ser una reconfiguración del poder aéreo turco, anclada en la OTAN, que combine plataformas nacionales y aliadas de forma que se preserve la autonomía estratégica y se refuercen las capacidades aéreas de la alianza en el mar Negro y el Mediterráneo Oriental.

Alain Servaes

2 comentarios en «Turquía se acerca al regreso del programa F-35.»

  • Se lleva tiempo oyendo esto y no ha pasado nada…… Que harán con los S-400? Rusia bien que los querría de vuelta pero no sé con qué los pagará y Europa no iba a dejar que se reforzara a Rusia a expensas de Ucrania. Quizás venderlos a India? Pero Turquía es musulmán y aliado de Pakistán. No es fácil salir del embrollo en que se metió Turquía. Ademas ahora el F-35 se vende bien y nadie echa de menos a Turquía. EEUU no tiene prisa por negociar la readmisión.

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  • Para atrás Tifón 3 y 4…ahora F35A…pero no iban a sacar un 6 pata negra?

    Sinceramente un íntegrador puede hacer cositas con uav…hacer cazas nuevos es otra cosa. Necesitas un industria detrás muy muy puntera…y eso a día de hoy está muy restringido a muy pocos países, por el pastizal que supone durante muchas muchas décadas consecutivas

    Respuesta

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