Ucrania ataca el sistema de defensa aérea ruso S400 en Kursk en un ataque de precisión.
El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania ha anunciado que un misil había alcanzado el radar 64N6 «Tombstone» asociado al sistema de defensa aérea S-400 en la localidad de Bolshoe Zhirovo, situada en la región de Kursk.
Según el comunicado, en esta operación se utilizaron misiles balísticos ATACMS. Este ataque marca el primer uso confirmado de este tipo de misiles por parte de Ucrania contra objetivos dentro de las fronteras rusas.
Durante la noche del 24 de noviembre de 2024, las fuerzas ucranianas atacaron un radar 64N6 «Tombstone» en la región de Kursk, que estaba vinculado a un complejo de defensa aérea S-400.
Este ataque de precisión, llevado a cabo utilizando sistemas multimisiles HIMARS, también destruyó varios vehículos de transporte, montaje y lanzamiento (TEL) del S-400. La neutralización de estos componentes críticos debilitó significativamente las capacidades de defensa aérea rusa en esta región estratégica, reduciendo su capacidad para detectar e interceptar ataques aéreos o de misiles ucranianos.
La destrucción de estas infraestructuras clave destaca la eficacia de HIMARS en ataques selectivos contra sistemas avanzados como el S-400 y subraya la estrategia de Ucrania de interrumpir las defensas rusas en profundidad.
Según los informes disponibles, tres misiles ATACMS fueron utilizados para atacar una unidad de la 1490ª Brigada de Misiles Antiaéreos rusa, afiliada al VI Ejército. Se dice que esta unidad operaba en modo tierra-tierra, apuntando a la infraestructura civil y causando pérdidas entre la población de las regiones ucranianas de primera línea.
En el momento del ataque, el sistema S-400 estaba fuera de servicio debido a trabajos de mantenimiento, lo que lo hacía particularmente vulnerable. Se dice que el ataque resultó en la destrucción de un radar 64N6 «Tombstone» y dos lanzamisiles, además de importantes pérdidas humanas, incluidos cinco oficiales, entre ellos el comandante de la división y el jefe de estado mayor, y tres empleados de la compañía Almaz-Antey que participaban en el mantenimiento.
El sistema de defensa aérea S-400 Triumf se apoya en una red integrada de radares especializados, cada uno con una función específica para garantizar la detección, el seguimiento y la interceptación eficaces de los objetivos. El radar 91N6E «Big Bird» proporciona vigilancia y alerta temprana, capaz de detectar objetivos a larga distancia, hasta 600 km, y transmitir datos a otros componentes.
El radar 64N6 «Tombstone», un radar de vigilancia de largo alcance, detecta objetivos aéreos hasta 300 km y misiles balísticos hasta 1.000 km, ofreciendo un análisis profundo de las amenazas. El radar 92N6E «Grave Stone» se centra en el seguimiento preciso de los objetivos y la guía de misiles, esencial para la fase de interceptación terminal con un alcance de hasta 400 km.
El radar móvil 96L6E, especializado en detección a gran altitud, complementa el sistema rastreando objetivos en entornos complejos, incluso bajo contramedidas electrónicas. Por último, los mástiles elevadores 40V6M/40V6MD permiten un posicionamiento óptimo del radar para mejorar el alcance y la eficacia en terrenos difíciles.
Esta coordinación entre radares proporciona al S-400 capacidades excepcionales para detectar, rastrear y atacar múltiples amenazas a largas distancias, incluidos aviones furtivos, misiles de crucero y misiles balísticos.
La destrucción del radar 64N6 «Tombstone», tiene consecuencias significativas para la eficacia de la batería. Este radar, encargado de la detección a larga distancia (hasta 300 km para aviones y 1.000 km para misiles balísticos), desempeña un papel clave en la identificación temprana de amenazas y la coordinación con otros elementos del sistema. Sin él, la batería pierde su capacidad de detectar objetivos de largo alcance, lo que reduce el tiempo de reacción y el alcance general.
Además, esta pérdida interrumpe la cadena de mando y la transmisión de datos a los radares de seguimiento y guía como el 92N6E «Grave Stone», lo que limita su capacidad para atacar objetivos de manera efectiva. La batería se vuelve entonces vulnerable a los ataques aéreos, incapaz de detectar o interceptar amenazas entrantes.
Al interrumpir el funcionamiento integrado del S-400, la destrucción del radar «Tombstone» paraliza la cobertura aérea que proporciona, exponiendo la infraestructura y las tropas a nuevos ataques y debilitando la defensa regional en general.
Al atacar específicamente el radar 64N6 «Tombstone», Ucrania pretende no sólo debilitar las defensas aéreas rusas, sino también facilitar su campaña de misiles balísticos utilizando ATACMS. Este radar desempeña un papel fundamental en la detección y el seguimiento de misiles balísticos de largo alcance. Su destrucción reduce significativamente la capacidad de Rusia para interceptar ATACMS, que ya siguen una trayectoria rápida y un ángulo de aproximación pronunciado, lo que hace que la interceptación sea inherentemente compleja.
El S-400 Triumf, desarrollado por Almaz-Antey, es un sistema antiaéreo y antimisiles móvil considerado uno de los más avanzados del mundo. Capaz de interceptar aviones, misiles de crucero y misiles balísticos, puede detectar objetivos a una distancia de hasta 600 km y atacarlos a una distancia de hasta 400 km, dependiendo del tipo de misil.
Su capacidad de rastrear simultáneamente 80 objetivos y guiar 160 misiles lo convierte en una piedra angular de la defensa aérea rusa. Sin embargo, este ataque pone de relieve las vulnerabilidades del sistema cuando los trabajos de mantenimiento reducen su disponibilidad operativa.
Este ataque forma parte de una serie de operaciones coordinadas de las fuerzas armadas ucranianas para debilitar las capacidades militares rusas. El 25 de octubre, una operación similar destruyó un sistema de defensa aérea Buk-M3 y la estación de guía de radar de un sistema Buk-M2 en la región de Luhansk, ocupada temporalmente por Rusia.
Unos días antes, el 21 de octubre, también fue destruido otro sistema Buk-M3, valorado en aproximadamente 50 millones de dólares.
Según algunas fuentes ucranianas, estas armas también podrían utilizarse para defender el territorio ocupado en la región de Kursk contra la contraofensiva rusa y norcoreana en curso, que tiene como objetivo bases militares, infraestructuras y depósitos de municiones. Si bien es poco probable que estos misiles cambien el curso de la guerra, podrían complicar la logística rusa al obligar a sus fuerzas a trasladar equipos más lejos de las líneas del frente, lo que alargaría las cadenas de suministro.
Esta decisión, aunque simbólica, tiene como objetivo aumentar el costo de la guerra para Rusia y podría levantar la moral ucraniana, especialmente si se alcanzan objetivos estratégicos como el puente de Kerch. Sin embargo, la disponibilidad limitada de estos misiles sigue siendo una limitación importante.
Mientras tanto, la autorización estadounidense parece haber alentado a Ucrania a utilizar otras armas de largo alcance, como los misiles de crucero franco-británicos Storm Shadow, que fueron disparados en territorio ruso por primera vez el 20 de noviembre, lo que marcó una escalada en el conflicto.
El S-400 desempeña un papel crucial en la defensa aérea rusa, en particular en la protección de bases militares, centros logísticos y unidades desplegadas. Su destrucción reduce significativamente la capacidad de Rusia para interceptar ataques ucranianos, lo que facilita a Ucrania atacar fuerzas que avanzan, depósitos de municiones e infraestructura crítica.
El S-400 proporciona cobertura para las operaciones aéreas rusas, lo que permite que los aviones y helicópteros de apoyo operen con relativa seguridad. Al neutralizar estos sistemas, Ucrania complica el acceso ruso a las zonas de combate, lo que reduce su capacidad para proporcionar apoyo aéreo cercano a las tropas terrestres y perturba la coordinación de la contraofensiva. La contraofensiva rusa y norcoreana depende de las cadenas de suministro para transportar tropas, equipos y municiones.
Al destruir el S-400, Ucrania puede intensificar los ataques en estas líneas de suministro, apuntando a convoyes y depósitos, lo que limita la capacidad del enemigo para mantener una ofensiva prolongada.
El suministro de misiles balísticos ATACMS a Ucrania refleja un contexto cambiante, caracterizado por las vacilaciones iniciales de Estados Unidos y un cambio progresivo de política a medida que se desarrollaba el conflicto. Al principio, Washington se mostró reacio a entregar estas armas a Kiev por temor a una escalada con Rusia. Sin embargo, las persistentes solicitudes ucranianas y la necesidad de contrarrestar las capacidades rusas llevaron a un cambio de enfoque.
En octubre de 2023, Estados Unidos entregó discretamente misiles ATACMS a Ucrania, lo que permitió a Kiev atacar objetivos a gran profundidad en territorio ocupado. Esta medida, que inicialmente se mantuvo en secreto, se reveló en abril de 2024, cuando informes confirmaron que las entregas habían comenzado incluso antes de que el Congreso aprobara oficialmente un nuevo paquete de ayuda militar.
Esta estrategia tenía como objetivo reforzar las capacidades ofensivas de Ucrania mientras las fuerzas rusas continuaban sus ataques contra la infraestructura civil y militar.
En noviembre de 2024, Estados Unidos autorizó a Ucrania a utilizar misiles ATACMS de largo alcance contra objetivos en territorio ruso, lo que marca un cambio de política significativo. Durante más de un año, Ucrania había utilizado ATACMS para atacar a las fuerzas rusas en territorios ucranianos ocupados, pero su uso dentro de la propia Rusia había estado prohibido anteriormente.
Según se informa, este cambio de postura se debe a múltiples factores, incluido el despliegue de tropas norcoreanas en apoyo de las fuerzas rusas en la región de Kursk, donde Ucrania ha ocupado territorio desde agosto. Los funcionarios ucranianos habían argumentado durante mucho tiempo que esta restricción limitaba gravemente sus opciones estratégicas, comparándola con «luchar con una mano atada a la espalda».
Además, las preocupaciones por un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca -y la incertidumbre sobre la continuación de la ayuda militar estadounidense- pueden haber impulsado al presidente Biden a intensificar el apoyo a Ucrania durante el tiempo restante de su presidencia. El fortalecimiento de la posición militar de Ucrania podría resultar crucial para ganar influencia estratégica en posibles negociaciones de paz.
El sistema de misiles tácticos del ejército (ATACMS) es un misil balístico tierra-tierra capaz de alcanzar objetivos a una distancia máxima de 300 km, lo que lo convierte en un activo estratégico para Ucrania. Fabricado por Lockheed Martin, puede lanzarse desde el sistema de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS) M270 o el sistema de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS) M142 y cuesta aproximadamente 1,5 millones de dólares cada uno.
Impulsados por combustible sólido para cohetes, los ATACMS siguen una trayectoria balística, ingresando a la atmósfera a alta velocidad y en ángulos pronunciados, lo que los hace difíciles de interceptar. Pueden estar equipados con dos tipos de ojivas: una carga útil en racimo que contiene cientos de submuniciones, ideal para destruir unidades ligeramente blindadas o concentraciones de tropas, aunque con el riesgo de dejar municiones sin explotar; y una ojiva explosiva única de 225 kg diseñada para destruir instalaciones reforzadas.
Utilizados por primera vez durante la Guerra del Golfo en 1991, los ATACMS están siendo reemplazados gradualmente por el misil de ataque de precisión, que es más rápido y tiene un alcance de hasta 500 km, aunque este nuevo sistema no está destinado a Ucrania.
Rudis04ARG
Pero se supone que los S-400, hasta las increíbles armas supersónicas rusas, pueden interceptar. Dicho al hecho.
Por eso los perros del Kremlin ladraron tanto, saben que la propaganda rusa roza la ciencia ficción.
Lee bien. y despues puedes procesar la info. El sistema estaba apagado… No estaba en funcionamiento… Entre las bajas estaban los tecnicos que estaban reparandolos… Cuál es tu punto?
corne rodriguez. Moraleja: Cuando compres un sistema de defensa aérea, cerciórate que tenga redundancia y si te toca que repararlo, cambia su posición…
Esa es la excusa constante cada vez que vuelan en pedazos un S400, que por cierto no es ni la primera ni la segunda ni la tercera vez que ocurre. Lo paradójico es que si los rusos reclaman haber derribado varios ATACMS, con qué lo hicieron si supuestamente el S400 estaba apagado?
Ucrania ha invertido de manera excelente los 1,7 M$ que cuesta un MGM ATACMS. Se han cargado un sistema AA que algunos valoran en uns 1.200 M$. Además de 5 oficiales, 2 de ellos de rango importante.
Me pareció un artículo interesante desde el punto de vista técnico que ofrece posibilidades amplias para una diversidad de opiniones.
Y a veces se leen opiniones muy interesantes por aquí y hasta opiniones muy acertadas pero, también se encuentran y con demasiada frecuencia opiniones de gente mal informada y hasta envenenada por la manipulación de los medios, dan pena.
Que alegría de noticia, a Putin el genocida hay que tenerle miedo, como a su antecesor Stalin, no le va a temblar la mano a la hora de la revancha.
Empleará todo lo que este a su alcance para desquitarse, y dar un golpe en la mesa pora desgracia de Ucrania y dejar claro a la OTAN y aliados quien es, y a lo que está dispuesto a hacer.
Pedro. Cierto, pero es como un matón de barrio, exponerse a terminar muy mal parados, no gustan arriesgarse, por lo tanto, son de los que golpean por la espalda. Que se le ocurra iniciar una guerra contra la OTAN es improbable, pero si que cometa actos de sabotaje, supuestos accidentes y ante todo, incitar a terceros.
Lo que se atrevió Hamás, fue auspiciado e incluso, incitado por Moscú, Rusia necesita incitar guerras y conflictos, para que Occidente canalice recursos (militares y económicos) que tanto requiere Ucrania.
Hasta ahora, Europa no ha entendido que realmente necesita invertir en defensa y que, con tan solo el 2% de su PIB como máximo, es de lejos suficiente.