Concluye la producción de la bomba nuclear B61-12 y comienza el mantenimiento a largo plazo.
Sandia National Laboratories y la empresa de seguridad nuclear han logrado un hito importante para el programa de disuasión nuclear del país con la finalización de la última unidad de producción de la bomba de gravedad nuclear B61-12 en diciembre. Si bien la última unidad de producción ya está completa, el programa B61-12 aún está produciendo componentes de repuesto y realizando actividades de cierre del programa hasta el año fiscal 2026.
A pesar de que la producción ha finalizado oficialmente, el programa B61-12 seguirá fabricando componentes de repuesto y llevando a cabo actividades de cierre del programa al menos hasta 2026. La bomba, diseñada para ampliar la vida útil de la serie B61 en al menos 20 años, garantiza la fiabilidad continuada del arsenal nuclear estadounidense.
Rich Otten, un alto directivo de Sandia que participó en el proyecto, describió el resultado como un «tremendo logro» tras más de una década de esfuerzos dedicados. El éxito del programa ha sido posible gracias a la colaboración entre Sandia, el Laboratorio Nacional de Los Álamos, el Complejo de Seguridad Nacional Y-12, la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA), y las Fuerzas Aéreas de EE.UU.
Introducida en servicio por primera vez en 1968, la bomba B61 ha sufrido múltiples modificaciones a lo largo de su vida útil. La B61-12 sustituye a la mayoría de las variantes anteriores, integrando componentes actualizados para mantener su eficacia y compatibilidad con los sistemas de lanzamiento modernos.
Como principal laboratorio de diseño e ingeniería de componentes no nucleares, Sandia desempeñó un papel fundamental a la hora de garantizar la perfecta integración de todos los subsistemas. Otten destacó la complejidad de la producción, especialmente en la adaptación de la bomba para su uso con diferentes plataformas aéreas.
Con la finalización de la producción a gran escala, la B61-12 es ahora un sistema de arsenales operativo. Scott Klenke, responsable de la supervisión del mantenimiento de las reservas en Sandia, subrayó que éste es «sólo el principio» de los esfuerzos que se están realizando para mantener la seguridad, fiabilidad y disponibilidad del arma.
Sandia también ha entregado componentes clave al Campus de Seguridad Nacional de Kansas City y a la Planta Pantex para apoyar las fases finales de producción. En el futuro, Sandia, la NNSA y el Departamento de Defensa llevarán a cabo una vigilancia rutinaria de las existencias para controlar el estado y el rendimiento de la bomba.
Estos esfuerzos implicarán la selección aleatoria y el desmontaje de unidades en la Planta Pantex, la prueba de componentes en el Laboratorio de Pruebas de Evaluación de Armas de Sandia y la realización de pruebas de vuelo. Los datos recogidos contribuirán a las evaluaciones anuales que verifican la seguridad y fiabilidad del arsenal nuclear estadounidense.
Según Klenke, estas actividades de vigilancia y evaluación continuarán durante toda la vida operativa del B61-12, hasta su eventual retirada y desmantelamiento. El programa refleja un compromiso a largo plazo con la seguridad nacional, garantizando que Estados Unidos mantenga una disuasión nuclear creíble.
Sandia National Laboratories, filial de Honeywell International Inc., depende de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear del Departamento de Energía de Estados Unidos. Con instalaciones clave en Albuquerque (Nuevo México) y Livermore (California), Sandia lidera la investigación en disuasión nuclear, seguridad global, tecnologías de defensa e innovación energética.
DIE
¿Sabemos algo sobre la bomba B61-13 más potente, que se suponía que iba a entrár en production?
Increíble este mundo armándose hasta los dientes para aniquilarse a si mismo…
Ojala nunca tenga que usarlas, pero la 3 guerra es inevitable….
Es el renacimiento de las economías emergentes del cono sur, dejalos q se maten entre ellos…más de eso no va a pasar, después será cuestión de saber negociar con alimentos materia prima medicamentos y muchas cosas más.
Tanto conocimiento, tanta tecnología, tantas redes sociales y todavía la gente no ha entendido qué es una guerra nuclear. El primer minuto, 5000 millones de muertos. El resto morirá de hambre, de frío o por la radiación. No hay ganador.
Pero hay gente que cree que la guerra nuclear puede ser limitada. Por ello, gente como Putin amenaza con arrojarlas en un contexto «tactico», en la idea de que nadie se animaría a contrarrestarlo, porque la respuesta sería la aniquilación mutua. La OTAN también podría arrojar armas nucleares «tácticas»; de hecho, la B61-12 puede ser regulada para explosionar con distintos niveles de rendimiento: teóricamente, se podría regular su efecto destructivo. Durante la guerra fría las super potencias crearon la locura de la carrera armamentista nuclear, pero con el trasfondo de Hiroshima y Nagasaki, tenían un enorme respeto (miedo?) por los efectos. Se crearon ICBM con cabezas monstruosas, de 50/60 MT, pero también se ocuparon de poner límites a la locura: tratados, acuerdos, restricciones… Pareciera que tras 80 años de distancia con aquellas fatídicas explosiones, nuevos jugadores (China, India, Pakistán, Corea del Norte) y tres generaciones, nos hemos acostumbrado a convivir con las armas nucleares, y nuevos dirigentes de la irresponsabilidad humana, deciden salirse de los tratados (Trump); amenazan con guerras nucleares (Putin); o con destruir países enteros (Kim Jong-Un). En este contexto se inscribe la oferta de Macron de situar en Alemania cazas Rafale armados con misiles ASMP. No adherimos a la locura de la amenaza cargada de intención; a la guerra atómica localizada; a la destrucción de todos por los caprichosos intereses de unos pocos. Las armas nucleares, realmente ASUSTAN.