El ejército de EE.UU. quiere equipar una división con equipos portátiles contra drones.
La solicitud de presupuesto del Ejército para 2025 incluye una partida de 13,5 millones de dólares para dispositivos portátiles antidrones destinados a equipar una división y 54,2 millones de dólares para inhibidores de tamaño mochila, según ha informado este jueves un portavoz del Ejército.
Con los 13,5 millones de dólares se comprarán 20 dispositivos Modi, 10 Smart Scooter, 10 Bal Chatri y 20 Dronebuster.
Pero equipar una división puede requerir más, según ha declarado Samuel Bendett, del Centro de Análisis Naval, experto en Ucrania y en el uso de drones por parte de Rusia en Ucrania.
“Como mínimo, cada pelotón probablemente debería tener [un dispositivo antidrones de mano], basándonos en lo que estamos viendo en Ucrania hasta ahora”, dijo.
Tanto el Modi como el Dronebuster son sistemas de interferencia, mientras que el Bal Chatri detecta las señales de posibles drones enemigos en el aire. El Smartshooter, en cambio, es una mira telescópica que calcula dónde apuntar para derribar drones que se mueven con rapidez.
Los interferidores de mochila son los Manpacks del Sistema de Capa Terrestre, un sistema que proporciona tanto inteligencia de señales como capacidades de interferencia.
Anteriormente, el Ejército había comunicado que estaba equipando a dos divisiones con armas portátiles contra drones: la 82ª División Aerotransportada y el 1º de Caballería.
La 82ª División Aerotransportada y la 1ª de Caballería recibieron los mismos tipos de dispositivos portátiles contra drones que el Ejército solicitó para el año fiscal 2025: Modi, Smart Shooter, Bal Chatri y Dronebuster. El 1º de Caballería adiestró a 80 soldados en el uso de estos equipos, de sus 19.500 efectivos. No está claro cuántos equipos recibieron las unidades.
Según el presupuesto para el año fiscal 2025, el US Army también quiere reforzar su defensa antiaérea con mayores armas contra drones.
El servicio está buscando más inhibidores, incluyendo 82,5 millones de dólares para comprar el Mobile-Low, Slow, Small Unmanned Aircraft Integrated Defeat System (M-LIDS) y 26,4 millones de dólares para el Fixed Site-Low, Slow, Small Unmanned Aircraft System Integrated Defeat System, o FS-LIDS.
El Ejército también pidió más dinero para comprar sistemas que destruyen drones directamente, incluyendo 117 millones de dólares para interceptores de drones Coyote, y 88 millones de dólares en investigación y desarrollo para la variante de energía dirigida del vehículo de Defensa Aérea de Maniobra de Corto Alcance (M-SHORAD), 204 millones de dólares para el incremento tres del M-SHORAD, y 22 millones de dólares para el incremento uno del M-SHORAD.
Dado que las bases militares estadounidenses en Oriente Medio se enfrentan a continuos ataques de drones, los líderes del Ejército han elogiado los interceptores Coyote como uno de los sistemas contra drones de mayor éxito. En enero, el Ejército compró 600 interceptores Coyote 2C por 75 millones de dólares, a un coste de unos 125.000 dólares por interceptor.
Las tropas ucranianas utilizan miles de inhibidores y detectores portátiles de drones, lo que supone una densidad de dispositivos portátiles contra drones muy superior a la que dispone actualmente el Ejército estadounidense. Pero el uso refleja una realidad del campo de batalla: las tropas de ambos bandos de la guerra utilizan decenas de miles de drones cada mes para ataques y observación.
Aun así, los drones rusos de carrera en primera persona equipados con explosivos violan regularmente las defensas ucranianas, obligando a las tropas ucranianas a reducir su actividad durante el día para evitar ser blanco de sus ataques.
Sam Skove
