¿Por qué los cascos azules son tan impopulares en África?
Las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en países como la República Democrática del Congo (RDC), Sudán del Sur, Mali y la República Centroafricana (RCA) luchan por tener éxito. Sin embargo, las fuerzas, que operan bajo estrictas directrices, son incapaces de garantizar la seguridad general, estabilizar situaciones volátiles o incluso proteger a los civiles. Según algunos analistas, este escenario dista mucho de ser exitoso.
Cascos azules, «sobrepasados por la violencia»
«Han fracasado sistemáticamente a la hora de abordar el ciclo de violencia en esos países y la razón misma por la que se les trajo en primer lugar», declaró Adib Saani, director ejecutivo del Centro Jatikay para la Seguridad Humana y la Construcción de la Paz.
Algunas misiones parecen sobrepasadas por el recrudecimiento de la violencia, según Saani.
«Un caso claro es Mali, [la situación de seguridad] no se ha resuelto porque día a día la violencia parece empeorar, y parece casi como si la misión estuviera indefensa», añadió Saani.
Otros expertos achacan la falta de éxito a los mandatos operativos de las misiones en África, que restringen las actividades de las fuerzas.
Por ejemplo, las operaciones de mantenimiento de la paz de la ONU no se consideran instrumentos de imposición de la ley: los «cascos azules» no pueden usar la fuerza letal salvo en defensa propia o en defensa del mandato.
«Yo no diría que todas las misiones de la ONU en África estén fracasando, sino que es la naturaleza de su mandato la que limita su eficacia o efectividad en las zonas en las que deben operar», dijo Fidel Amakye Owusu, analista del Consorcio de Investigación de Conflictos para África.
Dinámicas políticas y culturales complejas
Las situaciones de conflicto en África son muy fluidas y muy impredecibles y, según Owusu, eso hace que la naturaleza de los mandatos de la ONU sea muy difícil de ejecutar en situaciones volátiles.
«Así que, en la mayoría de los casos, parece que no están haciendo todo lo que pueden», afirmó. «Sin embargo, tiene que ver con los límites de su mandato más que con la eficacia de las fuerzas implicadas o de la propia misión».
La inestabilidad política complica aún más las cosas, según Saani, quien explicó que no se conseguirá nada nuevo mientras no existan sistemas democráticos eficaces.
«Una de las razones es la inestabilidad política: Solo se tendrá éxito cuando exista un compromiso político sólido. Si no existe tal compromiso, les resultará muy difícil», añadió.
¿Un problema más que una solución?
En Mali, los ciudadanos se han vuelto contra la misión de paz de la ONU, acusando a las fuerzas de escalar las tensiones.
Las relaciones se han deteriorado hasta el punto de que el ministro de Asuntos Exteriores de Mali pidió oficialmente la semana pasada a la ONU que retirara sus fuerzas de inmediato. Saani afirmó que cuando estas denuncias de abusos no se investigan y sus autores no son castigados rápidamente, se complica el trabajo de las misiones.
«Mucho tiene que ver con la falta de confianza en el proceso. Por ejemplo, en la región de Darfur hubo algunas acusaciones de explotación por parte de las fuerzas de mantenimiento de la paz, que, debo decir, desprestigiaron la misión de mantenimiento de la paz en esa zona», afirmó.
«Debo decir que la confianza es un problema. Y hay otro aspecto. Algunos creen que es una estratagema de las potencias occidentales para reafirmar, por así decirlo, su autoridad y control sobre los países en los que operan estas fuerzas de paz», agregó.
Las misiones de paz son inevitables
A pesar de estas complicaciones, las misiones siguen desempeñando un papel fundamental, según Mohamed Amara, de la Universidad de Letras y Ciencias Humanas de Bamako.
Dijo que le preocupa, por ejemplo, que una vez que las misiones fracasen y se retiren, eso pueda crear problemas mayores en los países de acogida.
En el caso de Mali, Amara teme que el Gobierno tenga dificultades para llenar el vacío dejado.
«Es importante destacar que la MINUSMA, en algún lugar, actúa como un amortiguador entre las autoridades malienses y el resto del territorio. Por tanto, si la MINUSMA se marcha, será necesario reemplazar todos estos puestos de seguridad ocupados por la MINUSMA», afirmó. Owusu también ha advertido contra el hecho de convertir las misiones de la ONU en no deseadas y exigir su salida, asegurando que podría llegar a ser contraproducente.
En el caso de Mali y de la región del Sahel, «seguimos encontrando una mayor incidencia del terrorismo», dijo Owusu. «Encontramos afiliados del Estado Islámico todavía en movimiento y bastante envalentonados y capturando territorios cada día, cada semana».
Reformas y reestructuración
En un comunicado, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo que todavía hay un número significativo de fuerzas de la ONU «que ejercen con integridad para salvar y mejorar vidas, a menudo arriesgando la suya propia, en condiciones difíciles y peligrosas, para proteger a los civiles y ayudar a garantizar una paz duradera».
Saani, que se mostró de acuerdo, afirmó que el trabajo de las misiones sigue siendo relevante en África. «No puedo negar que África no puede hacerlo sola, nos falta autosuficiencia: lo que creo que debería ocurrir es que la ONU se reestructure», afirmó.
Implicar más a los actores locales en las operaciones de las misiones, según Saani, devolvería cierto nivel de confianza y éxito.
Para Owusu, es muy poco lo que las misiones de la ONU pueden conseguir si no se reforman sus operaciones.
«Quizás haya que redefinir las misiones de la ONU de cara al futuro, tal vez para ampliar su mandato o para que su apoyo sea más fluido», afirmó Owusu. «Pero en términos de credibilidad, no creo que la misión de la ONU haya perdido algo de credibilidad. No; eso tiene que ver con otros actores distintos de la ONU».
Eric Topona