Al igual que en 2022, la cobertura mediática derrotista precede a los contraataques ucranianos.
Ucrania, antes de contraatacar, parece propensa a hacer creer que está al borde del fracaso. Es una táctica arriesgada. Una estrategia basada en la explotación de los altibajos emocionales, en la que una derrota inminente va seguida de un logro inesperado en el campo de batalla, ofrece enormes beneficios, cuando funciona.
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