El FCAS estudia 4 diseños de cazas y podría tomar la decisión final en marzo de 2025.
“Hay un buen ambiente de trabajo y se están cumpliendo los plazos”, declaró el General de División Jean-Luc Moritz sobre el proyecto franco-alemán-español del futuro sistema de cazas.
Un destacado oficial de las Fuerzas Aéreas y Espaciales francesas ha declarado a la prensa esta semana que el proyecto franco-alemán-español del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS, por sus siglas en inglés) está estudiando cuatro diseños diferentes de cazas y que la elección final tendrá lugar en el primer trimestre de 2025.
El general de división Jean-Luc Moritz, que dirige el segmento francés de la iniciativa trilateral, también conocida por sus siglas en francés SCAF, declaró a la prensa el viernes que espera reducir la selección a dos diseños para junio de 2024 y tener un diseño final listo “para” marzo de 2025.
Es una señal de progreso para un programa que se ha enfrentado a vientos políticos en contra casi desde el principio. El 1 de noviembre, un periódico británico afirmó que Alemania podría abandonar el proyecto.
Moritz declaró a los periodistas que no veía indicios de que Alemania estuviera a punto de abandonar el programa, afirmando que “hay un buen ambiente de trabajo y se están cumpliendo los plazos”.
Sus homólogos en el comité directivo del SCAF son el General de División José Antonio Gutiérrez Sevilla por España y el General de Brigada Markus Schetilin por Alemania, con quienes Moritz dice tener “una muy buena relación de trabajo”.
Moritz subrayó la importancia de desarrollar el NGWS (Next Generation Weapon System) para cumplir las ambiciones del FCAS.
El NGWS implica el desarrollo de un caza de nueva generación (NGF), acompañado de aeronaves pilotadas a distancia, o drones copilotos, llamados Remote Carriers, que se conectarán entre sí digitalmente mediante una “nube” de combate. El NGWS podrá desplegarse de forma autónoma o en red con otros sistemas de combate o de mando aéreos, navales, terrestres o espaciales.
El Acuerdo de Implementación trilateral 3, firmado por los gobiernos del FCAS en agosto de 2021, aprobó el elemento de trabajo del NGWS.
Desde entonces, en nombre de Francia, España y Alemania, la Dirección General de Armamento de Francia (DGA) adjudicó a los tres principales líderes de la industria -Dassault, Airbus e Indra- y a otros proveedores clave un contrato de 3.200 millones de euros para lanzar la Fase 1B del FCAS en diciembre de 2022, dando luz verde a los trabajos para desarrollar un demostrador volador de caza de nueva generación.
Las tres naciones siguen trabajando en los tres elementos del NGWS: el avión de combate, los portadores remotos y la nube de combate.
“Tenemos que desarrollarlos tratando de prever las amenazas a las que probablemente nos enfrentaremos en el horizonte temporal de 2030 a 2040. ¿Qué pensarán nuestros adversarios? Tenemos que mantener la superioridad operativa mediante una tecnología superior, pero nuestros adversarios también se mueven con mayor rapidez”, señaló, añadiendo que los Portadores Remotos “deben costar una fracción del caza porque serán los que asuman los riesgos”.
La superioridad aérea es un principio que se mantendrá en el futuro, afirmó Moritz, “así que quiero una herramienta que pueda intercambiar datos actualizados y de calidad en tiempo real, que probablemente utilice calculadoras cuánticas en lugar de ordenadores, quiero poder maniobrar desde tierra, aire o mar y quiero ser más rápido, más fuerte y más alto que mi enemigo”.
Dijo que las tres naciones han acordado un cierto número de capacidades clave para el avión. Entre ellas figuran el sigilo, la maniobrabilidad, la capacidad de saturar al enemigo y la nube de combate utilizada en lo que denominó el far edge, el edge y el core.
El borde lejano es el más cercano a los usuarios (el corazón de la batalla) pero el más alejado de los centros de datos de la nube. En la periferia intervendrían aviones como los AWACS y estaría situada un poco más cerca de los centros de datos en la nube. El núcleo se refiere a las operaciones situadas muy por detrás de la línea de combate y más cerca de los centros de datos.
Entre los retos a los que se enfrentan los desarrolladores se encuentra la arquitectura de la nube de combate que “debe desarrollarse de forma nativa para ser interoperable con aviones de otros países de la OTAN”, recalcó Moritz en repetidas ocasiones, utilizando el ejemplo de los teléfonos móviles desarrollados y fabricados por empresas diferentes pero capaces de conectarse entre sí gracias al protocolo general de Internet (IP). “Y soy bastante optimista de que lo conseguiremos”, afirmó.
Afirmó que la necesidad de interoperabilidad era “muy real” porque en 2030 las fuerzas aéreas europeas operarán casi 1.000 aviones desarrollados y fabricados en Europa (unos 300 Rafale franceses, 450 Typhoon ingleses y más de 200 Gripens suecos), además de algo menos de 400 F-35 desarrollados en Estados Unidos.
También cree que la inteligencia artificial estará a bordo de los aviones para ayudar al piloto a tomar decisiones operativas y tácticas. “No estará ahí para ayudar al piloto a pilotar el avión porque eso será innecesario. El vuelo del avión se controlará automáticamente”, explicó.
Añadió que de los siete “pilares” de desarrollo -avión, motor, portadores remotos, nube de combate, simulación, sensores y sigilo- actualmente en desarrollo, el “más efervescente” por el momento es la nube de combate, “que todos estamos de acuerdo en que será un desarrollo totalmente europeo”.
Dijo que todos los países estaban de acuerdo en que los aviones y los portadores remotos tendrán que poder operar desde portaaviones. Lo que “sigue siendo un tema pendiente”, admitió, es la exportabilidad del avión. Francia, por ejemplo, quiere poder exportar el NGF.
Moritz también confirmó que Bélgica se incorporará al programa en calidad de observador en virtud de un memorando de entendimiento antes de finales de año, con la intención de convertirse en socio de pleno derecho en algún momento del futuro.
En cuanto a Suecia, señaló que pasarán al menos dos años antes de que el país decida lo que quiere para el futuro de su aviación. (Aunque en la reciente Conferencia Internacional de Cazas de Madrid, Suecia indicó que no decidiría hasta 2031).
Moritz también se esforzó en explicar que el Programa Aéreo de Combate Global (GCAP) británico-italiano-japonés, antes conocido como Tempest, no es comparable al SCAF porque sólo implica el desarrollo de la próxima generación de aviones de combate. No es un sistema de sistemas como el FCAS/SCAF.
Christina Mackencie
Complicado,pienso que cada vez es más complicado realizar una operación veo reiniciándo los aviones a mitad de misión por lo complejo de operaciones para un objetivo ,mucha inversión para ver cómo drones de muy poco coste saturan un campo de batalla veremos en que se queda la idea de superioridad aérea.
Hace poco nadie hacia caso al dron y hoy parece que sean la panacea. Los drones estarán allí complementando a los aviones, que así podrán ser más ligeros y discretos. El dron hará el trabajo sucio de llevar armas y será prescindible. El avión y el piloto seran la parte cara e irremplazable. Serán el núcleo, de modo distinto al de hoy pero estarán allá
En este artículo queda perfectamente expresado de qué se trata SCAF y hacia donde apunta la tecnología aeroespacial militar y cómo se va a desarrollar la guerra aérea de las próximas décadas, o al menos como la pretende llevar adelante el grupo SCAF. Lo más importante es que el grupo tiene una dirección trinacional, con objetivos claros y concretos y financiación asegurada. Eso solo significa que SCAF no corre riesgos de desintegración, como algunos artículos alarmistas – generalmente de origen britanico- pretendían establecer. Estos «informes» se han centrado en la disputa franco alemana, el descontento de los socios con el «autoliderazgo» impuesto por Francia y la inestabilidad política alemana.
(2): Pero, más allá de ello, la verdad es que el grupo está desarrollando los conceptos tecnológicos NGWS/NGF y sistemas asociados, según el plan de trabajo establecido en 2021. Resulta notorio tres puntos: el primero es que el tripulante humano sigue siendo quien toma las decisiones tácticas y estratégicas y la IA es una ayuda cada vez más preponderante para ello, pero aún no reemplaza al humano. Aquí no se dice, pero el NGF será un vehículo con opción a pilotaje remoto (no autónomo). Lo segundo que surge es que el NGF podrá actuar o no en el ambiente NGWS (la «nube de combate») y en consecuencia podría ser exportado en una versión menos compleja.
(3): Lo tercero es que se confirma que la versión naval será desarrollada desde el inicio y no será una variante posterior. Aquí, seguramente se van a seguir los conceptos con los que Dassault creó el Rafale. Finalmente, queda bien clara la diferencia conceptual entre el FCAS y GCAP, lo que confirma dos cosas (y que venimos sosteniendo hace tiempo): la primera es que NO SON RIVALES. La segunda es que sería muy difícil unir ambos proyectos, porque apuntan a objetivos distintos.