Los F-35A de los Países Bajos podrían ser autorizados a llevar armas nucleares.

Tras el suministro de armas nucleares tácticas a Bielorrusia por parte de su aliado, Rusia, Estados Unidos parece estar apoyando al F-35A holandés para que asuma su función de plataforma de transporte nuclear.

Tras la escalada de la tensión nuclear en Europa, los Países Bajos han hecho pública la obtención de una «certificación inicial para la misión de disuasión». Esto da a entender que numerosos cazas furtivos F-35A de la flota de la OTAN se acercan a una preparación nuclear completa.

Inicialmente, las Fuerzas Aéreas de EE.UU. pretendían certificar el F-35A como «Aeronave de Doble Capacidad [DCA]» para enero de 2024, equipándolo con la formidable bomba nuclear B61-12. Sin embargo, aún no se ha confirmado oficialmente si las Fuerzas Aéreas estadounidenses han certificado los F-35A de otros países para desplegar esta arma nuclear.

«Listo para operaciones»: el resultado de la inspección estadounidense de esta semana a nuestro equipo». Estas fueron las palabras de Johan van Deventer, comandante del Mando Aéreo de Combate holandés, en un post en la plataforma X. Señaló que la certificación inicial del F-35 para la misión de disuasión significaba un paso importante en el proceso de transición. Subrayó que tal logro se había conseguido gracias a un eficaz trabajo en equipo.

A pesar de no poseer armas nucleares de forma independiente, Holanda puede participar en las iniciativas nucleares de la OTAN, gracias al principio de «Nuclear Sharing» de la organización. Este principio permite a los países miembros que no poseen sus propios arsenales nucleares participar en las actividades de preparación nuclear de la OTAN.

En la actualidad, Bélgica, Alemania, Italia y Holanda tienen acceso a la familia de armas nucleares B61, cortesía de Estados Unidos. Los cazas F-16 de las Fuerzas Aéreas holandesas están equipados para transportar estas municiones nucleares.

Se prevé que la Real Fuerza Aérea de los Países Bajos [RNLAF] declare la plena capacidad operativa de su F-35A a principios de 2024. Sin embargo, esta declaración oficial depende de que el avión complete con éxito todas las tareas asignadas actualmente al F-16.

El proceso en curso de transición de este avión a portador nuclear avanza a un ritmo satisfactorio. Sin embargo, la implantación con éxito del B61-12 será probablemente un requisito previo para esta declaración de plena capacidad operativa.

La inspección de la preparación operativa de la flota de F-35A de la Real Fuerza Aérea de los Países Bajos [RNLAF] corrió a cargo de oficiales de la Fuerza Aérea estadounidense, que visitaron el Mando de Combate Aéreo holandés. Aunque el despliegue de dichas bombas sigue sin revelarse, los oficiales pudieron comprobar la capacidad de la RNLAF para llevar a cabo misiones de ataque nuclear con el F-35A, concediendo así la certificación necesaria.

Se ha publicado una fotografía que muestra el F-35A de la RNLAF equipado con las variantes de prueba de las bombas nucleares B61-12. La B61-12 es un arma masiva de 825 libras y 12 pies de largo, repleta de un sistema de navegación inercial [INS] para el guiado. La bomba incluye tanto elementos nuevos -como un kit de cola de guiado de precisión- como componentes reacondicionados con rendimientos variados, derivados de modelos B61 más antiguos.

Se espera que el surtido de aproximadamente 150 bombas nucleares de tipo B61 más antiguas almacenadas actualmente en seis bases europeas sea sustituido por las variantes B61-12. Estas bases están repartidas por Bélgica, Alemania, Italia y los Países Bajos. En los Países Bajos, la base aérea holandesa de Volkel alberga entre diez y quince bombas nucleares B61 que son desplegadas por los F-16 de la Real Fuerza Aérea de los Países Bajos [RNLAF].

En 2021, las Fuerzas Aéreas estadounidenses llevaron a cabo el examen de vuelo necesario para establecer la compatibilidad de la bomba nuclear B61-12 con el F-35A. A pesar de confirmar la compatibilidad, la Fuerza Aérea también señaló que el avión de combate aún necesitaba la certificación para llevar a cabo operaciones nucleares. La intención de mejorar las capacidades nucleares del F-35 forma parte de las estrategias más amplias de avance nuclear del país.

Aviones de época como los F-15E Strike Eagles y los F-16C/D Fighting Falcons operan actualmente en funciones de doble capacidad, estando equipados para desplegar el B61-12. La introducción del F-35A en esta flota ofrece a las Fuerzas Aéreas un método rápido y clandestino para transportar armas nucleares más allá de las defensas aéreas contemporáneas. Este argumento ha sido igualmente relevante para la OTAN, que se ha encontrado en un estado de tensión tras la agresiva invasión rusa de Ucrania el año anterior.

A su debido tiempo, está previsto que el F-35A sustituya a estos aviones más anticuados, tanto en Estados Unidos como en la OTAN, como el avión de combate de doble capacidad preferido. Esta próxima transición queda patente en la avidez mostrada por Estados Unidos, que trabaja activamente para instalar y probar esta arma en un F-35A de la RNLAF.

A pesar de la falta de pruebas concretas de que estas novedosas armas se hayan desplegado en Europa, están surgiendo indicios de que se está planeando el envío de las bombas B61-12 a la región europea. Este movimiento se alinea con la evolución del panorama estratégico del continente, concretamente en lo que respecta a Rusia. El anuncio del comandante holandés simboliza aún más este cambio, ya que es relativamente raro que los aliados de la OTAN divulguen oficialmente detalles sobre sus acuerdos de reparto de armas nucleares.

El momento de este anuncio es digno de mención, dada la escalada de posturas nucleares tras la salida de Rusia de acuerdos clave, la retórica sugestiva sobre el posible uso de armas nucleares y la colocación de armas nucleares tácticas en territorio bielorruso.

Rusia enarbola la bandera «nuclear

La probabilidad de un conflicto nuclear entre Rusia y Occidente vuelve a ser una preocupación primordial, dada la invasión generalizada de Ucrania por parte de Rusia. Aunque los aliados coinciden en gran medida en que es improbable que Rusia aumente el alcance del conflicto ucraniano, existe una divergencia cada vez mayor en torno a las condiciones que podrían elevar este riesgo y la forma potencial de dicha escalada.

Según algunos funcionarios de defensa de Estados Unidos y la OTAN, si las fuerzas rusas estuvieran al borde del colapso, o Ucrania a punto de recuperar Crimea y partes considerables del territorio ocupado en sus regiones sur y este, Rusia podría estar más inclinada a ejecutar un ataque nuclear parcial utilizando un arma nuclear táctica de bajo rendimiento para evitar una pérdida militar significativa.

Además, el único aliado europeo de Rusia, el presidente de Bielorrusia, declaró en junio de este año que su nación había recibido armas nucleares tácticas de Rusia. Llegó a afirmar que algunas de estas armas eran tres veces más potentes que las bombas atómicas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.

El presidente ruso reconoció en marzo que había permitido el despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorrusia, estableciendo un paralelismo con el antiguo emplazamiento de este tipo de armas por parte de Estados Unidos en varios países europeos.

El despliegue de la fuerza nuclear rusa ha sido evidente desde el inicio del conflicto, empezando por la activación del mando estratégico por parte del presidente ruso, Vladimir Putin. Recientemente, en junio, advirtió de que suministrar equipamiento militar a Kiev podría suponer un «peligro», con el riesgo de empujar a los países de la OTAN a una mayor implicación en el conflicto ucraniano.

Durante el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, hizo hincapié en el gran arsenal de armas nucleares de Rusia, destacando que Rusia posee más de estas armas que cualquier miembro de la OTAN.

«Las armas nucleares se han creado para garantizar nuestra seguridad general y la existencia continuada del Estado ruso», declaró Putin. Además, subrayó que las conversaciones en torno al uso de las armas nucleares reducen la posibilidad de desplegarlas realmente.

Declaró: «Tenemos más armas de este tipo que los países de la OTAN. Ellos son conscientes de ello y, sin embargo, siguen presionando para que se reduzcan estas armas».

Putin amenazó en febrero con retirar la participación de Rusia en el tratado de reducción de armas nucleares New START con Estados Unidos, lo que podría desestabilizar el acuerdo exclusivo que controla los dos mayores arsenales nucleares del mundo. Posteriormente, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso calificó esta decisión de «reversible».

Además, el presidente ruso aprobó un decreto legislativo que permite a Rusia retirar su ratificación del tratado internacional que prohíbe las pruebas con armas nucleares. Aunque esta decisión era en gran medida esperada, demuestra el marcado cisma existente entre Estados Unidos y Rusia en relación con el conflicto de Ucrania.

A la luz de estas circunstancias, la OTAN liderada por Estados Unidos ha recalibrado sus esfuerzos para reforzar y fortalecer la disuasión en esta región, reconociendo al mismo tiempo la escasa probabilidad de que Rusia recurra a su arsenal nuclear en la guerra en curso contra Ucrania.

Boyko Nikolov

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