Los túneles de Gaza: un nuevo reto para las fuerzas israelíes.

Los túneles se han convertido en uno de los principales titulares de la guerra de Gaza. Los dirigentes de Hamás y unos 20.000 combatientes utilizan los túneles, que son como una fortaleza subterránea. En los últimos diez años, el ejército israelí se dio cuenta de que no podía eliminar el fenómeno de los túneles. Al contrario, desde entonces los túneles han crecido y se han desarrollado. Al principio, se construyeron para permitir a los combatientes de Hamás contrarrestar los ataques terrestres israelíes y tender emboscadas a sus tropas. Mientras tanto, Hamás se tomó su tiempo para ampliar su red de túneles en Gaza. Los túneles suman ahora unos 1.300, alcanzan unos 70 metros bajo tierra y se extienden 500 kilómetros.

La guerra de túneles no es nueva. Desde la minería medieval, su larga historia se extiende por el componente subterráneo de las batallas de la Primera Guerra Mundial del Somme, Vimy Ridge y Messines. El ejército estadounidense combatió en los enormes complejos subterráneos de la guerra de Vietnam. Más tarde, los túneles de Al Qaeda e ISIS en Afganistán, Siria e Irak.

En Vietnam, donde las fuerzas norvietnamitas y del Viet Cong utilizaban kilómetros de redes de túneles para proteger sus rutas de suministro, fuerzas militares y bases en lugares como Cu Chi, el problema llegó a ser tan grave que obligó a desarrollar nuevas tácticas: enviar soldados estadounidenses, llamados ratas de túnel. La construcción de la red también ha tenido un coste para la población local. Las Fuerzas de Defensa de Israel han acusado a Hamás de desviar millones de dólares entregados a Gaza en concepto de ayuda para pagar los túneles, así como decenas de miles de toneladas de cemento destinadas a la reconstrucción de viviendas destruidas en guerras anteriores. La red cuenta con zonas de descanso, salas de reunión y dormitorios.

Está totalmente equipado y cuenta con un moderno sistema de ventilación. Alberga almacenes para alimentos, medicinas y combustible y tiene su propio sistema de telecomunicaciones cifrado que Israel no ha logrado descifrar, como demostró el ataque sorpresa de Hamás del 7 de octubre. Israel dice que está atacando partes de un laberinto secreto de túneles construidos bajo la Franja de Gaza por Hamás, mientras sigue tomando represalias por el ataque transfronterizo sin precedentes del grupo militante islamista palestino.

Los expertos militares los califican de pesadilla para los soldados, y advierten del peligro de entrar en los estrechos y mal ventilados pasadizos, que carecen de oxígeno. Los comandantes que se entrenan para la guerra urbana dividen el campo de batalla en cuatro planos. Uno es el cielo sobre las ciudades, cada vez más espeso de drones. A continuación, están los edificios, que ofrecen puntos de observación y escondites. Un tercero es el paisaje urbano: el entramado de carreteras, callejones y caminos. En cuarto lugar, los túneles subterráneos, que supondrán el mayor desafío para las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF).

Los expertos afirman que los soldados que se adentran en los túneles pueden perder rápidamente la orientación y algunos caen víctimas del vértigo. Es muy difícil evaluar el tamaño de la red, que Israel ha bautizado como el «Metro de Gaza». Los aviones de guerra de las IDF también podrían lanzar bombas «revienta-búnkeres», que penetran profundamente en el suelo antes de detonar. Sin embargo, suponen un riesgo de daños colaterales debido a la densidad del terreno urbano.

Los túneles transfronterizos suelen ser rudimentarios, es decir, apenas tienen fortificación. Se excavan con un único propósito: invadir territorio israelí. Los túneles dentro de Gaza son diferentes porque Hamás los utiliza regularmente. Están definitivamente equipados para una presencia más prolongada y sostenida. Están equipados con electricidad, iluminación y vías férreas. Hamás ha tenido tiempo de sobra para colocar trampas explosivas en toda la red. Podrían simplemente dejar que los soldados entraran en la red de túneles y luego, con el tiempo, volar esas secciones.

Para poder luchar en los túneles, Israel tiene que identificar el mayor número posible de entradas. Para un sistema que se cree que tiene hasta 500 km de longitud, probablemente se cuenten por decenas de miles. La mayoría están ocultos en el interior de edificios residenciales, garajes, instalaciones industriales, almacenes o vertederos. Los constructores de túneles, Hamás, tienen una gran ventaja, ya que conocen la red. El software israelí puede ofrecer pistas que conecten patrones de movimiento para revelar que dos puntos están probablemente conectados, pero no revela las rutas subterráneas, las direcciones ni los cruces.

Para cartografiar los túneles con cualquier grado de precisión, los comandos deben introducirse en su interior, enfrentándose a enormes peligros y dificultades. El primero es técnico: Allí abajo, los dispositivos de posicionamiento GPS son inútiles, ya que las señales de los satélites no pueden penetrar en el suelo. Esto es un punto a favor de Hamás.

Desde 2004, las IDF cuentan con una subunidad dedicada a entrar, despejar y destruir túneles. Parte de Yahalom, la unidad de fuerzas especiales del Cuerpo de Ingenieros de Combate, la subunidad de túneles se llama Samur, palabra hebrea que significa «comadreja». La unidad Yahalom está entrenada para explorar los cerca de 500 kilómetros de túneles subterráneos que la organización terrorista ha utilizado para el contrabando de bienes con fines militares y estratégicos.

No podrán utilizar radios para comunicarse con las unidades en la superficie, por lo que tendrán que utilizar teléfonos de campaña, tecnología de hace más de 100 años. En el pasado, Samur publicó vídeos de sus robots con capacidad para hacer túneles, que podrían ser útiles como exploradores, reconociendo pasadizos y enviando vídeos de visión nocturna. Pero sólo pueden utilizarse en un nivel, ya que no pueden subir escaleras ni obstáculos. En 2020, Israel descubrió un túnel de Hamás que descendía 230 pies (70,1 m) bajo la superficie, el más profundo encontrado hasta entonces.

La Unidad Yahalom está dividida en varias compañías con distintas especialidades, incluida la unidad Samur, o la unidad «comadreja», que se centra en la entrada, limpieza y eliminación de túneles. La unidad Sayfur se centra en el entrenamiento para manejar armas no convencionales, mientras que la unidad Yael se centra en la limpieza y demolición. Soltando a los soldados de Yael en la red subterránea que Hamás ha construido, las IDF podrían utilizar los túneles para acorralar a los terroristas que tienen rehenes. Muchas de las ventajas de la alta tecnología de que disfruta Israel en la superficie desaparecen cuando los soldados se adentran bajo tierra. Las gafas de visión nocturna normales no funcionan, las comunicaciones son limitadas y los soldados deben llevar sus suministros de oxígeno.

Se espera que en la operación actual se utilicen robots terrestres y drones que entrarán primero y trazarán un mapa de lo que queda por delante. Los soldados les seguirán. Los soldados que pueden tolerar el ambiente claustrofóbico dentro de los túneles son reclutados para convertirse en «comadrejas».

El mando israelí sabe que su ventaja en tecnología y armamento es considerablemente mayor sobre el terreno que bajo él, por lo que preferiría expulsar a Hamás y luchar en la superficie. Para ello, puede utilizar agentes químicos como el gas lacrimógeno, que es muy eficaz en túneles estrechos. En el pasado se ha utilizado a menudo el agua para inundar los túneles y obligar a sus ocupantes a salir, pero simplemente no hay suficiente agua en Gaza.

Además de equipos que les ayuden a trabajar y luchar en estos laberintos subterráneos, los soldados necesitan equipos que les ayuden a respirar y ver correctamente. Los soldados también tienen que estar preparados para hacer frente a los ataques con gas. Los túneles están llenos de cables que transportan electricidad, Internet, teléfonos y líneas militares. Hamás puede tener dispositivos de observación y detección que le permitan saber dónde están los israelíes para poder hacer explotar cargas a distancia en ese punto exacto. Los israelíes no pueden limitarse a cortar todos los cables porque algunos detonadores podrían activarse al cortarse su suministro eléctrico.

Un arma disparada en espacios compactos de túneles, incluso un fusil, puede producir un efecto conmocionador que puede dañar físicamente al que dispara. Un solo defensor puede resistir en un túnel estrecho contra una fuerza muy superior. Hamás también puede encender compuestos incendiarios que privan de oxígeno a los ocupantes y se propagan como llamaradas de alta velocidad o crean un humo espeso, a menudo tóxico. Esto mantendría los túneles prácticamente intactos, lo que permitiría a los combatientes de Hamás utilizarlos después de forzar la salida del enemigo. Desde el punto de vista defensivo, Hamás utilizará los túneles para escapar de la observación y el ataque de las IDF. Cualquier capacidad militar de Hamás que sobreviva a la actual campaña aérea de Israel será en su mayor parte subterránea.

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