La historia de los globos chinos es más grande de lo que parece.

El asunto del globo espía chino se ha vuelto mucho más serio en las últimas horas, y ya era bastante serio para empezar.

Por supuesto, hay muchas preguntas tras el derribo del globo por parte de las Fuerzas Aéreas estadounidenses el sábado frente a la costa de Carolina del Sur. Preguntas como ¿qué estaba espiando concretamente? ¿Qué información había recogido? ¿Cuándo supo Estados Unidos de su existencia? ¿Podrán los expertos recoger suficientes restos del globo del fondo del océano para responder a estas y otras preguntas?

Pero hay cuestiones quizá más preocupantes que plantea la conducta de altos funcionarios de la administración Biden. Primero, buscaron cobertura política afirmando que globos espía chinos habían sobrevolado Estados Unidos tres veces durante la administración Trump, y nadie hizo nada al respecto en su momento. Luego, cuando un coro de altos funcionarios de los años de Trump dijo con una sola voz que eso simplemente no había sucedido, el equipo de Biden respondió con una explicación que tensa la credulidad. Ahí es donde estamos ahora.

Mientras el globo recorría Estados Unidos, empezando en Alaska, luego en Canadá, luego desde Idaho hasta Carolina del Sur, con la administración de Biden negándose a retirarlo, los republicanos estaban horrorizados por la tibia respuesta de la Casa Blanca a una violación tan flagrante del espacio aéreo y la soberanía estadounidenses. Derríbalo, instaron muchos de ellos al presidente Joe Biden.

Biden intentó parecer duro diciendo que había ordenado derribar el globo, pero que los oficiales militares argumentaron que hacerlo sería demasiado peligroso para la gente en tierra. Ese argumento no tenía mucho sentido cuando el globo sobrevolaba zonas vacías de Estados Unidos en las islas Aleutianas, Alaska, Idaho y Montana. Sin embargo, Biden hizo caso omiso de sus mandos militares y se permitió que el globo volara por todo el territorio continental de Estados Unidos, posiblemente enviando información de inteligencia a los chinos durante todo el trayecto. (Funcionarios de Biden sugirieron que de alguna manera habían neutralizado las capacidades de recopilación de inteligencia del globo, pero no ofrecieron detalles).

Mientras tanto, funcionarios de defensa de la administración Biden, junto con altos oficiales militares, comenzaron a decirle a la prensa que el asunto de los globos no era nada nuevo, que de hecho había ocurrido no una, ni dos, sino tres veces durante la administración Trump, y que el presidente Donald Trump no derribó ninguno de esos globos. «[Los] globos de vigilancia del gobierno chino transitaron brevemente por el territorio continental de Estados Unidos al menos tres veces durante la administración anterior», dijo un alto funcionario de defensa a los periodistas en una sesión informativa sobre el terreno el sábado. Una publicación del Pentágono, DOD News, informó de lo mismo, citando al parecer al mismo funcionario anónimo.

Teniendo en cuenta eso, tres incursiones durante los años de Trump por las que nadie se alteró demasiado, ¿por qué la gente está tan molesta porque este globo chino en particular está haciendo la gran gira por todo Estados Unidos, desde las montañas de Montana hasta las playas de Carolina del Sur?

Pero quedaba una gran pregunta: ¿Era cierto lo que contaba Biden? Un exfuncionario de Trump tras otro, se apresuraron a decir que esto no había sucedido. En una conversación telefónica, Robert O’Brien, el asesor de seguridad nacional de 2019 a 2021, dijo: «Inequívocamente puedo decirle que no se me hizo saber de ningún vuelo sobre territorio estadounidense, ni tampoco a mi personal, incluidos los que estuvieron en el Consejo de Seguridad Nacional durante los cuatro años de la administración Trump.» Luego, John Bolton, predecesor de O’Brien, dijo a Fox News: «No sé de ningún vuelo en globo de ninguna potencia sobre Estados Unidos durante mi mandato, y nunca había oído hablar de nada de eso que ocurriera antes de incorporarme en 2018. Tampoco he oído nada de que ocurriera después de que me fuera. Puedo decir con un 100% de certeza, no durante mi mandato».

Otros altos funcionarios dijeron lo mismo. El ex director de Inteligencia Nacional John Ratcliffe dijo que no ocurrió. Lo mismo dijo el ex DNI en funciones Richard Grenell. También el ex director de la CIA y ex secretario de Estado Mike Pompeo. También el ex secretario de Defensa Mark Esper. Y el ex secretario de Defensa en funciones Chris Miller. Y el ex viceconsejero de Seguridad Nacional Keith Kellogg. Y el propio Trump.

Algunos de los exfuncionarios se llamaron entre sí para comparar notas. «¿Me estoy perdiendo algo?», preguntó uno a otro. «¿Recuerdas algo así?». Nadie tenía constancia de que hubiera ocurrido.

Parecía increíble. Después de todo, el globo espía chino derribado el sábado era muy grande. La gente lo veía desde tierra. Los pilotos de avión lo vieron. De hecho, se hizo público por primera vez cuando un ciudadano lo vio sobre Montana y el periódico local publicó una foto. ¿Quería decir la administración Biden que había ocurrido tres veces durante los años de Trump y nadie se había dado cuenta?

Resultó que sí. El domingo, fuentes de la administración empezaron a decir a los periodistas que sí, que las incursiones chinas habían ocurrido durante los años de Trump, pero que nadie se había enterado. Y no sólo nadie en el sentido del público. Nadie en el vasto aparato de inteligencia y vigilancia militar del gobierno se dio cuenta de ellas, tampoco. Todos pasaron por alto los globos gigantes chinos.

«Esos vuelos anteriores en globo fueron mucho más cortos en duración, posiblemente explicando por qué algunos pasaron desapercibidos en su momento», informó el Wall Street Journal, citando a «altos funcionarios de la administración». «Un funcionario dijo que gran parte de la información sobre los vuelos se reconstruyó más tarde».

«Pasaron desapercibidos», dijo un alto funcionario de la administración a Fox News. «Esta información se descubrió después de que la administración [Trump] se fuera». Solo entonces, dijo el funcionario, la administración Biden lo unió todo y se dio cuenta de que los chinos habían estado enviando globos masivos sobre Estados Unidos, y nadie, inteligencia ciudadana o militar, lo notó.

Una historia ligeramente diferente surgió en el Washington Post, que informó que el Pentágono sabía de «globos de vigilancia chinos pasados cerca de Florida y Texas.» Un momento: ¿Cerca de Florida y Texas? ¿Qué significa cerca? ¿Estaban los globos sobre esos estados? ¿Estaban en alta mar pero sobre aguas territoriales estadounidenses? El Washington Post sugirió que el Pentágono no estaba siendo del todo claro. «El Departamento de Defensa no especificó en qué parte de cada estado se produjeron las incursiones anteriores», informó el periódico, citando al representante Michael Waltz, republicano del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes. «[Waltz] añadió que los funcionarios no dijeron si los globos llegaron al espacio aéreo estadounidense, que se extiende a 12 millas náuticas de la costa, o también sobre territorio estadounidense». Es una distinción importante, ¿no? ¿Estaban los globos no descubiertos anteriormente sobre territorio estadounidense o no?

En este punto, nada está claro. En un intercambio de textos, un republicano del Capitolio, deseoso de interrogar a la administración sobre los acontecimientos, vio tres posibles explicaciones. Una, el Departamento de Defensa está «mezclando incidentes totalmente diferentes, es decir, globos alrededor de Hawai o Key West frente a cruzar América Central», una confusión que calificó de «giro partidista». Dos, el Pentágono realmente sólo se dio cuenta de que los chinos estaban volando sobre el territorio continental de EE.UU. después del hecho, lo que calificó de «un enorme fracaso de la inteligencia militar». O tres, los militares realmente rastrearon los vuelos en ese momento, pero no informaron a los dirigentes civiles de lo que estaba ocurriendo, lo que calificó de «enorme escándalo civil-militar si es así».

Las respuestas son urgentes. Permitir que una aeronave grande y muy visible, presumiblemente repleta de material de inteligencia de un adversario extranjero, se pasee por Estados Unidos es un gran, gran problema. No importa que el discurso de Biden sobre el Estado de la Unión esté previsto para el martes y que la Casa Blanca quiera restar importancia al asunto del globo. Ahora se necesitan respuestas.

Byron York