Si se reanudase la producción del F-22, cada avión superaría los 200 millones de dólares.
China y Rusia están produciendo sus propios cazas de quinta generación, por lo que parece necesario aumentar la producción de los F-22 para hacer frente a estas amenazas de alta tecnología. Esto requeriría potencialmente la reapertura de líneas de producción inactivas desde hace mucho tiempo.
A primera vista, el argumento tiene mérito e incluso suscitó bastante debate público hace un par de años. La realidad, sin embargo, revela un escenario diferente, más desafiante.
A lo largo de la vida del F-22 se ha gastado la friolera de 74.000 millones de dólares, un gasto realmente cuantioso. La razón por la que Estados Unidos detuvo su producción en 2011 fue estratégica: se pensó que un interceptor ágil y de alta velocidad diseñado para combates de dogfight tenía poco valor en el contexto de la guerra contra el terrorismo.
Las operaciones en Afganistán e Irak ya han concluido en su mayor parte, salvo la batalla en curso contra los elementos restantes del ISIS, y esto corresponde en gran medida al dominio de las fuerzas especiales.
Sin embargo, el actual panorama geopolítico podría exigir una reevaluación de esta estrategia. La creciente probabilidad de conflictos con potencias formidables como Rusia y China, por no hablar de naciones comodín como Irán o Corea del Norte, puede dar una importancia renovada a los aviones expertos en combate cuerpo a cuerpo.
Los problemas del F-22
A pesar de sus impresionantes capacidades, el F-22 Raptor no está exento de dificultades. Este avión de combate de alto rendimiento requiere una importante lista de comprobación previa al vuelo. Hay un incidente tristemente célebre, que se remonta a hace años, del que las Fuerzas Aéreas tienden a evitar hablar.
También han surgido dudas sobre la fiabilidad del Raptor. En particular, los sistemas de oxígeno de la aeronave han estado plagados de problemas, y hubo un caso en el que falló el tren de aterrizaje. Además, el revestimiento furtivo de la aeronave requiere a menudo un mantenimiento exhaustivo.
También existe una perspectiva que sugiere que todo el proyecto puede haber sido demasiado ambicioso y optimista. Inicialmente, las Fuerzas Aéreas pretendían adquirir 750 F-22. Sin embargo, acabó comprando sólo 186 de estos cazas. En la actualidad, las estimaciones sugieren que menos de un centenar suelen estar en el aire en un momento dado.
Potencia y experiencia
A pesar de enfrentarse a un buen número de retos, el caza furtivo presume sin lugar a dudas de unos datos de rendimiento que respaldan de forma impresionante a sus defensores.
Con una impresionante velocidad máxima de MACH 2, un techo operativo de 50.000 pies y un notable alcance de 1.841 millas sin necesidad de repostar, el atractivo del F-22 es indudablemente irresistible.
Además de establecer el dominio aéreo, el caza furtivo también desempeña un papel fundamental en la eliminación de amenazas terrestres.
La accesibilidad tecnológica garantiza que las últimas actualizaciones sobre información de mantenimiento estén a una simple conexión informática de distancia. Además, el caza furtivo sigue mejorando su arsenal con adiciones como misiles de última generación de alcance superior al visual. Las funciones de comunicación mejoradas, como los enlaces de datos, permiten la compatibilidad con otras aeronaves como el F-35. Su avanzado radar de apertura sintética contribuye al superior conocimiento de la situación del F-22.
Además, las proezas del caza furtivo se ven subrayadas por su impecable historial. En simulación tras simulación, el F-22 reina en los cielos, neutralizando cualquier amenaza a su alcance.
Nueva producción de F-22
Parece que el aumento de la producción de F-22 puede depender de la financiación adicional del Congreso, un hecho cada vez más evidente.
En 2017, las Fuerzas Aéreas realizaron un estudio para examinar la viabilidad de fabricar más F-22, identificando los obstáculos clave para este objetivo. El obstáculo más llamativo era el coste desorbitado. Sin una línea de producción específica en marcha, costaría la asombrosa cifra de 50.000 millones de dólares construir 194 unidades adicionales, lo que se traduce en más de 200 millones de dólares por cada nuevo avión. Sorprendentemente, el mero establecimiento de la línea de producción requiere una inversión de 10.000 millones de dólares.
Producción inalcanzable
Dejando a un lado las preocupaciones monetarias, el informe de 2017 también sugiere que la perspectiva de reiniciar una línea de F-22 puede enfrentarse a obstáculos aún mayores:
«Un oficial retirado de la Fuerza Aérea que tuvo conocimiento de primera mano del intento de la Fuerza de reparar dos Raptors dañados reveló que se encontraron con grandes dificultades para adquirir las herramientas correctas. En un caso, los técnicos de la Fuerza Aérea necesitaron fabricar un componente específico desde cero para sustituir una pieza gravemente dañada en uno de los F-22. Supusieron que disponían de las herramientas y las instrucciones supuestamente almacenadas en las cajas Conex necesarias para esta tarea, pero para su inmensa sorpresa y frustración, el contenedor estaba vacío. Esta frustrante situación se repitió varias veces y, según la última comprobación del funcionario, aún no se había rectificado el problema. La conclusión es que, incluso con el deseo potencial de reiniciar la producción, puede que no sea prácticamente posible sin comprometer una enorme inversión adicional en tiempo y recursos.»
No más F-22
Debido a los innumerables factores señalados anteriormente, parece inverosímil que la Fuerza Aérea vuelva a poner en marcha la producción del Raptor. El coste y la inviabilidad del proceso lo hacen muy improbable. Además, el empeño de las Fuerzas Aéreas por crear un caza de 6ª generación exige mucho tiempo y recursos. Por lo tanto, cabe afirmar que la flota del F-22 seguirá limitada al número actual de unidades.
Boyko Nikolov
Tampoco lo necesitan, con su actual fuerza aérea pueden aguantar hasta tener operativo el sexta generación sin que ninguna fuerza aérea rival pueda equipararse a la suya
«el F-22 Raptor no está exento de dificultades.»
Cualquier cosa es mejorable. Lo importante es que este operativo y sea la mejor opcion, y sobre todo, mejor que las opciones del enemigo.
Bueno, eso cuesta el «pozo sin fondo» del F35 a cualquiera que nos es socio del programa y no le llega ni a la mitad al F22.
Puestos a pagar ese dineral por avión, si me ofrecen el F22 compensa ayudarles a reiniciar la línea de producción.
Con el AUKUS ya han cruzado una línea roja, no vender submarinos nucleares, quizás se planteen eliminar esta